La investigación sobre la injerencia rusa se complica con los mensajes crípticos de Trump
"Estoy siendo investigado por despedir al director del FBI por el hombre que me dijo que despidiese al director del FBI. Caza de brujas", tuitió Trump.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 7 años.
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La admisión del presidente Donald Trump de que está siendo investigado por despedir al director del FBI, James Comey, quien lideraba la pesquisa sobre la supuesta intrusión electoral de Rusia en EE.UU., da munición a quienes le acusan de obstruir la Justicia y siembran dudas sobre el futuro de la investigación.
"Estoy siendo investigado por despedir al director del FBI por el hombre que me dijo que despidiese al director del FBI. Caza de brujas", dijo Trump el viernes en Twitter, su red social favorita.
El mensaje del mandatario añade más interrogantes que certezas en un nuevo giro de la compleja investigación sobre la presunta injerencia rusa en las elecciones de 2016, y de la que se ha inhibido el fiscal general, Jeff Sessions, por sus encuentros con el embajador de Moscú en Washington, Serguéi Kislyak.
Trump no dio ningún nombre, pero su comentario llega después de que el jueves calificó de "falsa" la información de que el fiscal especial Robert Mueller está investigándolo por posible obstrucción a la Justicia.
No queda claro si se refiere a Mueller, que fue nombrado fiscal especial sobre la trama rusa tras el despido de Comey, o al fiscal general adjunto estadounidense, Rod Rosenstein, quien elaboró un informe determinante en el que recomendaba a Trump destituir a Comey.
Los medios estadounidense señalan, no obstante, que Rosenstein podría ser el objetivo del ataque del mandatario.
De este modo, Rosenstein, un funcionario del Departamento de Justicia, se ve inmerso en la batalla política a la vez que ve con asombro cómo eleva su perfil público por los señalamientos del propio Trump.
Probablemente estas tensiones fueron el motivo de un comunicado emitido el jueves por el propio Rosenstein en el que se muestra frustrado por las continuas filtraciones periodísticas que no contribuyen a aclarar el panorama.
"Los estadounidenses deberían ejercer cautela antes de aceptar como cierta cualquier historia basada en 'funcionarios' anónimos, particularmente cuando no se identifica el país -y mucho menos la rama o agencia del gobierno- con las que estas presuntas fuentes están supuestamente afiliadas", dijo el "número dos" del Departamento de Justicia.
La preocupación no ha dejado de crecer, especialmente entre la oposición demócrata, y así lo ha expresado la senadora Dianne Feinstein, la demócrata de mayor rango en el Comité de Justicia de la cámara alta, encargado de supervisar los asuntos relacionados con el Departamento de Justicia
"Estoy cada vez más preocupada de que el presidente intente despedir no solo a Robert Mueller (...) sino también a Rosenstein, quien nombró a Mueller", indicó Feinstein en un comunicado.
The Washington Post, que cita a funcionarios anónimos, informó este jueves que Mueller, que está investigando la posible injerencia rusa y los contactos entre Moscú y el entorno de Trump, había incluido en su pesquisa la posibilidad de que el propio mandatario incurriera en obstrucción a la Justicia.
El exdirector del FBI James Comey, despedido por Trump el pasado 9 de mayo y que estaba antes a cargo de la investigación sobre Rusia, garantizó al presidente que él no formaba parte de la pesquisa, aunque que sí afectaba a parte del entorno del mandatario.
Para añadir más confusión, el presidente ruso, Vladimir Putin, recurrió a la ironía al rechazar de plano las acusaciones de intervención rusa y ofreció asilo a Comey.
"Si, al respecto, sufre alguna clase de persecución, nosotros estamos dispuestos a otorgarle asilo político en Rusia. Él (Comey) debe saberlo", dijo Putin esta semana
Putin comparó, además, el caso de Comey con del exagente Edward Snowden, al que Rusia concedió asilo en 2013 tras haber revelado una trama de escuchas de los servicios secretos de EE.UU.