La primera familia de Estados Unidos ha estado protegida, hasta cierto punto, de los prejuicios raciales y de los estigmas que aún enfrentan los negros en su país, pero según recuerda Michelle Obama, en una entrevista que ofreció junto con el presidente Barack Obama a la revista People, esto no ha sido siempre así.

Solo han vivido en la Casa Blanca por seis años. “Antes, Barack Obama era un hombre negro que vivía en el sur de Chicago, que tenía su cuota de problemas pidiendo taxis”, dijo Michelle sobre su esposo.

Según adelantó People en su portal en internet, los Obama hablaron cándidamente por 30 minutos y contaron sus propias historias de prejuicio, que se suman a la actual discusión sobre racismo que se desarrolla en el país a raíz de las muertes de Michael Brown, en Ferguson, Missouri, y de Eric Garner, en Staten Island, Nueva York.

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“No hay ningún negro de mi edad, que sea un profesional, que haya estado esperando por su carro a las afueras de un restaurante y alguien haya venido a entregarle las llaves de otro vehículo (tomándolo por el encargado del ‘valet parking’)”, dijo el presidente para añadir que sí, a él le ha pasado.

En otra ocasión, según recordó Michelle Obama, el ahora presidente vestía un esmoquin en una cena elegante cuando alguien le pidió que le trajera café.

Aun así, la pareja reconoce que sus experiencias amargas son nada en comparación con lo que han sufrido otros tantos en su país.

“Una cosa es que yo sea confundido con un mesero en una gala. Otra muy diferente es que mi hijo sea confundido con un ladrón y sea esposado, o le pase peor si resulta que está caminando por la calle vestido de la forma en que se visten los adolescentes”, puntualizó el presidente en el extracto de la entrevista que aparecerá en la próxima edición de People.