La ciudad con el secreto mejor guardado de Florida
Esta joya histórica está a dos horas de los parques de Orlando.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 6 meses.
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Más allá de los monumentales parques temáticos y de diversiones que distinguen a Orlando o al jet set que se concentra día a día en Miami, el denominado ‘estado del sol’, de Estados Unidos, tiene otros muy llamativos destinos turísticos, que de a poco y año tras año han ido ganando terreno entre los mejores lugares para conocer, vacacionar o visitar en cualquier temporada.
Y uno de ellos en St. Augustine o San Agustín, la primera ciudad colonizada por los españoles en EE. UU., ubicada en el nordeste de Florida, a unas dos horas por carretera desde el aeropuerto internacional de Orlando, eso sí muy lejos del bullicio y del ambiente de fiesta, pero en procura de consolidar un turismo muy tranquilo y familiar, que además brinda una mejor experiencia para las épocas de festividades decembrinas.
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San Agustín fue fundada en 1565 por el español Pedro Menéndez de Avilés, por lo cual radica la importancia en su rica historia hispana y latinoamericana. Los habitantes de esta pequeña ciudad ubicada sobre la costa este son orgullosos de mostrar su legado colonial, que se refleja en sus angostas calles, lo mismo que de legendarias edificaciones que han resistido el paso del tiempo.
Es tan encantadora la ciudad que no es exagerado decir que parece un museo colonial abierto permanentemente, en un ambiente muy calmado, a tal punto que los muy pocos policías que se ven en las calles son algunos de los encargados de dar información turística.
Una Navidad muy iluminada
Adicionalmente, en los diciembres, la ciudad se cubre de luces: casas, edificios municipales, el comercio, restaurantes, hoteles, puentes, entre ellos, el Bridge of Lions (Puente de los Leones), y todas las fachadas de las edificaciones emblemáticas, incluida la legendaria calle St. George, son adornadas con luces amarillas, algunas intermitentes, lo cual ha significado que San Agustín esté situada en el top-5 de las ciudades del mundo mejor adornadas en Navidad.
La celebración de las Noches de Luces, que se prolongan hasta enero, ofrece una mirada especial de la Ciudad Amurallada con sus millones de luces navideñas que se divisan en más de una veintena de cuadras que se pueden observar en unos pequeños camiones en especie de trenes, denominado el Trolley’ Nights of Lights tour, también en caravanas con guías organizados, en autos o a pie, en noches un poco frías – por la época-, pero que se disfruta al máximo estando bien abrigados.
Castillo de San Marcos, toda una joya
Sin embargo, el punto más representativo de la ciudad es el castillo de San Marcos, una de las estructuras que los europeos construyeron a manera de muralla para evitar los ataques de posibles invasiones. Esta fortaleza se comenzó a construir en 1672 y finalizó en 1695 y fue levantada a base de coquina, un sedimento tan resistente que, según los curtidos navegantes británicos, repelía las bolas de cañón sin problema alguno.
El hoy Monumento Nacional es administrado por el Servicio de Parques Nacionales de Estados Unidos y la bandera que ondea allí —por decisión de las autoridades— es la de la cruz de San Andrés o aspa de Borgoña, el símbolo de los ejércitos del rey de España, cuando en ese momento era el Imperio territorial y marítimo más poderoso del mundo.
“Fue diseñado para proteger a un pueblo entero. El que tenía posesión de la ciudad y de esta fortaleza, en ese entonces, era quien tenía el poder no solo de la ciudad sino también de toda Florida. El recorrido se hace con guías que con atuendos de la época reconstruyen a la perfección esos momentos de la historia colonial”, explica Bárbara Golden, especialista en comunicaciones de Visit Florida.
La ciudad antigua
En la década de 1870, el empresario y visionario estadounidense Henry Flagler, también cofundador de Standard Oil, decidió construir tres hoteles de primera clase: el Ponce de León, el Alcázar y el Córdoba, todos diseñados para exclusivos clientes adinerados del norte del país que buscaban en San Agustín escapar del tormentoso invierno.
Después de una bonanza de un poco de más de dos décadas, los millonarios del norte de Estados Unidos prefirieron bajar un poco más a Palm Beach. Hoy, el hotel Ponce de León es Flagler College, unos de los mejores centros estudiantiles del país, y el Alcázar, célebre por su casino y su extravagante piscina, hoy conocido como Lightner, es sede de la alcaldía y de un museo de historia, mientras que el hotel Córdoba, aún recibe huéspedes durante la noche, pero ahora bajo el nombre de Casa Mónica.
La influencia católica
Pero ahí no para todo. Hay un par de hermosos lugares que invitan a la reflexión y a la relajación: el Santuario Nacional de Nuestra Señora de La Leche, en el Museo Misión Nombre de Dios, es otro de los tesoros.
Durante el recorrido se logra palpar la experiencia de lo que fue el comienzo del catolicismo en la región. Es su recorrido se aprecia un tesoro histórico enclavado en los terrenos de la misión.
Este museo es un fascinante viaje a los primeros días del catolicismo en la región, que finaliza con la veneración a Nuestra Señora de La Leche, una imagen que cautiva e invita a la meditación y a la oración.
El otro lugar que no se puede dejar de visitar es el parque arqueológico de la Fuente de la Juventud (Fountain of Youth), otra de las maravillas que, de acuerdo con las leyendas, llevó a los conquistadores españoles a aventurarse en atravesar el océano Atlántico y, sin esperarlo, se encontraron con un nuevo mundo, mágico, rico en oro, cultura y bellezas naturales.
Beber agua de la ‘fuente’, hace parte de esa magia de un lugar que parece estar encantado, un parque en el cual, gracias a guías turísticos, se revive al pueblo de la ápoca, con personal calificado y versado, que como actores, cuentan la verdad de la historia.
El pequeño Monumento Nacional Fuerte Matanzas (Fort Matanzas) es otro paso obligado en las orillas del río Matanzas. El guía, con una larga y espesa barba, con vestimenta de la época y con su personificación y voz de mando, le hará vivir algunos de esos momentos de tensión que hacen parte de los mitos y leyendas cuando podría haber un intento de invasión por parte de los ingleses o incluso arriesgados piratas.
Un paseo en yate por las costas
Y como si fuera poco, otro de los imperdibles planes en esta pequeña, pero acogedora ciudad habitada por cerca de 20 mil personas, es dar un paseo por sus costas en yate o un catamarán, a cualquier hora del día.
Allí se podrá apreciar con más detenimiento la magia del lugar, que se puede matizar con unas buenas copas de vino o champaña. Al final de un recorrido de unas dos horas se tendrá una visión general del colorido único para luego finalizar con la posibilidad de conseguir una gran variedad de platos, de pescados, carnes y asados típicos, preparados para todos los gustos, paladares y presupuestos.
San Agustín es, sin duda, un destino para disfrutar de su arquitectura y tranquilidad, un lugar en el que aún hay mucho por explorar, con todos sus encantos y secretos coloniales, es toda una perla en la costa histórica e hispana de Florida.