St. Petersburg, Florida. El huracán Ian dejó un rastro de destrucción a su paso por el suroeste de Florida, atrapó a residentes en viviendas inundadas, dañó el techo de la unidad de cuidados intensivos de un hospital y dejó a más de dos millones de personas sin luz antes de poner rumbo hacia la costa atlántica.

Ian, uno de los huracanes más potentes que ha azotado Estados Unidos, atravesó la península de Florida el miércoles en la noche y amenazaba con provocar inundaciones catastróficas en el interior, advirtió el Centro Nacional de Huracanes (NHC, por sus siglas en inglés).

Pronóstico de la tormenta tropical Ian emitido a las 5:00 de la mañana del 29 de septiembre de 2022.
Pronóstico de la tormenta tropical Ian emitido a las 5:00 de la mañana del 29 de septiembre de 2022. (NHC/NOAA)

A primera hora del jueves, se degradó a tormenta tropical en tierra y se espera que salga a las aguas del océano Atlántico cerca del Centro Espacial Kennedy más tarde en el día, dijo el NHC. Los intensos aguaceros que podrían provocar inundaciones continuaban en todo el estado y un tramo de la costa del Golfo de México seguía inundada con agua del mar que fue empujada a la costa por la monstruosa tormenta.

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“Hay inundaciones graves y potencialmente letales de entre 2.4 y 3 metros (entre 8 y 10 pies) sobre el nivel del mar, junto con olas destructivas, a lo largo de la costa del suroeste de Florida desde Englewood a Bonita Beach, incluyendo Charlotte Harbor”, indicó el centro.

En Port Charlotte, en la costa floridana del Golfo de México, la marejada ciclónica inundó la sala de urgencias de un hospital, situada en la plata baja del edificio, mientras el viento arrancaba parte de la cubierta de la UCI, ubicada en la cuarta, según una médico del centro.

El agua entró a raudales en la unidad de cuidados intensivos, lo que obligó al personal a evacuar a los pacientes más enfermos del centro, algunos de ellos con respiradores, a otras plantas, dijo la doctora Birgit Bodine, del hospital HCA Florida Fawcett. Los trabajadores colocaron toallas y recipientes de plástico para tratar de contener el repentino caos.

Cuando tocó tierra, Ian era un huracán de categoría 4, y por la fuerza de sus vientos se convirtió en el quinto más potente en la historia de Estados Unidos.

El hospital tiene cuatro plantas, pero los pacientes tuvieron que concentrarse en apenas dos debido a los daños. Bodine tenía previsto pasar otra noche en el centro por si llegaban heridos a causa del meteoro.

“Mientras nuestros pacientes estén bien y nadie termine muriendo o empeorando, eso es lo que importa”, manifestó.

En el cercano Fort Myers, las autoridades recibieron llamadas de personas atrapadas en viviendas anegadas o de familiares preocupados. En las redes sociales se publicaron súplicas de rescate, algunas de ellas con videos que mostraban como el agua, cubierta de escombros, se aproximaba a las cornisas de las casas.

Brittany Hailer, una periodista de Pittsburgh, contactó con los equipos de rescate acerca de su madre, que vive en el norte de Fort Myers y cuya vivienda tenía 1.5 metros (5 pies) de agua.

“No sabemos cuándo va a bajar el agua. No sabemos cómo van a salir, sus coches están estropeados”, afirmó Hailer. “Su única salida es en barco”.

El huracán convirtió las calles en ríos y derribó árboles en su avance por el suroeste de Florida el miércoles, con vientos de 241 km/h (150 mph) y un muro de marejadas ciclónicas. Cuando tocó tierra, Ian era una tormenta de categoría 4, y por la fuerza de sus vientos fue la quinta más potente en la historia de Estados Unidos.

Ian se debilitó en tierra y a primera hora del jueves quedó reducido a una tormenta tropical, pero se espera que vuelva a ganar fuerza una vez su vórtice llegue al Atlántico y amenace a la costa de Carolina del Sur con una potencia casi huracanada el viernes. A ambos lados de la península de Florida se esperan marejadas ciclónicas de hasta 2 metros (6 pies) de altura.

A las 5:00 de la madrugada del jueves, Ian estaba a unos 70 kilómetros (40 millas) al sureste de Orlando y a 55 kilómetros (35 millas) al suroeste de Cabo Cañaveral, con vientos máximos sostenidos de 100 km/h (55 mph), reportó el NHC, con sede en Miami. El meteoro se movía hacia el cabo a 13 km/h (8mph), añadió.

Los avisos por huracán se rebajaron a alertas por tormenta tropical en toda la península de Florida, y las inundaciones generalizadas y catastróficas eran todavía posibles, agregó el centro.

Los vientos con fuerza de tormenta tropical llegaban a una distancia de hasta 665 kilómetros desde el ojo del meteoro, y casi todo el estado registraba precipitaciones. Según la previsión del NHC, en partes del noreste de Florida, en la costa de Georgia y en el Lowcountry de Carolina del Sur Ian podría dejar hasta 30 centímetros (un pie) de lluvia, mientras que en el sur de Virginia podría arrojar hasta 15 centímetros (6 pulgadas) en su avance tierra adentro sobre las Carolinas.

Hasta el miércoles en la noche, en Estados Unidos no se habían reportado muertes a causa del meteoro. Pero una embarcación con migrantes cubanos a bordo naufragó el miércoles en un clima tormentoso al este de Cayo Hueso.

La Guardia Costera estadounidense inició un operativo de búsqueda y rescate para 23 personas y encontró a tres sobrevivientes a unos dos kilómetros (millas) al sur de los Cayos de Florida, según las autoridades. Otros cuatro cubanos llegaron nadando a Stock Island, justo al este de Cayo Hueso, según la Patrulla Fronteriza. Los equipos aéreos seguían buscando a los 20 migrantes que podrían seguir en el mar.

Antes de recalar en Florida, el huracán había barrido Cuba, donde se cobró la vida de dos personas e inutilizó la red eléctrica de la isla.

Más de dos millones de viviendas y negocios de Florida estaban sin electricidad, según la web PowerOutage.us. Casi todas las casas y empresas de tres condados sufrían apagones.

Los gobernadores de Carolina del Sur, Carolina del Norte, Georgia y Virginia declararon el estado de emergencia de forma preventiva. Los meteorólogos prevén que Ian llegue a esas regiones convertido en una tormenta tropical que podrían causar inundaciones durante el fin de semana.