Los hermanos Lyle y Erik Menéndez, condenados a cadena perpetua por el asesinato de sus padres en 1989, afrontan este viernes una mediática audiencia que revisará la posibilidad de dictar una nueva sentencia con las apuestas en contra: sin el apoyo de la Fiscalía, sus posibilidades de salir de prisión se ven cada vez más reducidas mientras su familia pide su liberación.

Tras meses esperando una cita que se ha retrasado hasta en dos ocasiones, los hermanos Menéndez lucharán por encontrar una vía que recorte su condena partiendo con el rechazo del nuevo fiscal general de Los Ángeles, Nathan Hochman, a que permute la cadena perpetua impuesta en 1996 sin posibilidad de libertad condicional.

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Un giro de 180 grados con connotación política

La historia de este caso ha dado un vuelco de 180 grados desde que el pasado octubre el antiguo fiscal general del condado de Los Ángeles, George Gascón, pidió reabrir su expediente para estudiar si merecían una nueva sentencia.

Los hermanos llevan más de tres décadas en prisión por planear y ejecutar el asesinato de sus padres, José y Kitty Menéndez, en la tarde del 20 de agosto de 1989 en su casa en Beverly Hills (California).

Entre los argumentos de Gascón yacía el hallazgo de nuevas pruebas que podrían indicar que Erik Menéndez, el menor de los hermanos, sufrió abusos sexuales de su progenitor, así como el testimonio de un trabajador que alega que fue abusado por José Menéndez.

Las plegarias de los condenados parecían más tangibles con el apoyo del exfiscal a una petición de clemencia enviada al gobernador de California, Gavin Newsom. Esta petición, que se resolverá el 13 de junio, abriría las puertas a la liberación inmediata de ambos en caso de concederse.

Todo parecía ir viento a favor, pero con las elecciones del pasado noviembre en EE.UU. los planes de libertad de Lyle y Erik se torcieron al perder a su aliado clave.

El progresista Gascón no logró la reelección como fiscal del condado de Los Ángeles y su lugar fue ocupado por el conservador Hochman, quien llegó con la promesa de endurecer la justicia penal en Los Ángeles.

El nuevo fiscal fue claro desde el principio: se opone a una revisión de su estatus, y aunque un tribunal de primera instancia tiene la última palabra, desoír la recomendación de la Fiscalía supondría un choque de fuerzas en la justicia angelina.

A esta pugna de poder se añade la connotación política que comenzó a emerger por el intento de Newsom y Hochman por adueñarse del control del aparato judicial en el estado de California, uno de los más progresistas en EE.UU..

Mientras el fiscal se plantaba para pedir al tribunal de última instancia que rechazara la consideración de nueva sentencia, el gobernador advertía que él tiene la potestad de indultarlos en junio.

Las 16 mentiras que impiden a Hochman creer en los hermanos

Para Hochman no merecen quedar libres mediante una nueva sentencia porque según sus datos llevan más de tres décadas mintiendo acerca del asesinato de sus padres.

La fiscalía ha detectado 20 mentiras, de las cuales cuatro han sido admitidas por los hermanos, mientras que todavía persisten 16 de las que no han dado explicaciones, lo que demuestra, a juicio de Hochman, que no se encuentran lo suficientemente rehabilitados.

De cerrarse esta primera puerta en la audiencia programada para el viernes y el sábado, las esperanzas de Lyle y Erik por allanar su camino a la libertad quedarían reducidas a cenizas, ya que este es el recurso más factible.

Quedaría el perdón de Newson, que es poco probable que lo acepte ya que los dejaría en libertad ese mismo día; y la petición de ‘habeas corpus’, en la que piden que se reabra el caso ante la aparición de unas nuevas pruebas que, de nuevo, Hochman niega.

Con todo en contra, la familia y una nueva opinión pública, que ha conocido el caso a través de la popular serie de Netflix ‘Monstruos: La historia de Lyle y Erik Menéndez’, presionan para que se les perdone el crimen.