Washington. Las fuerzas armadas de Estados Unidos tienen un nuevo componente en su arsenal nuclear: Un misil de largo alcance con una ojiva nuclear de reducido poder destructivo que se suma a otros armamentos a bordo de los submarinos desplegados por el mundo.

La instalación de misiles de largo alcance en submarinos marca un hito en la política de armas nucleares estadounidense. Es la novedad más importante en décadas relacionada con el arsenal nuclear y representa una ruptura con la política del gobierno previo de Barack Obama, que procuraba reducir la dependencia de las armas nucleares con miras a su eliminación total.

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Al confirmarle el despliegue de estos misiles a The Associated Press (AP), un alto funcionario del Pentágono dijo que esas armas ofrecen más garantías de seguridad a Estados Unidos porque hacen que una guerra nuclear sea menos probable. Los detractores de esta política, por su parte, sostienen que es un exceso peligroso que, por el contrario, aumenta el riesgo de una guerra.

El subsecretario de defensa, John Rood, declaró ayer a la AP en una entrevista que las ojivas nucleares de baja potencia, conocidas como W76-2, emplazadas en submarinos con misiles balísticos Trident II reducen el riesgo de una guerra nuclear. Agregó que Estados Unidos mantendrá su política de que se usarán armas nucleares solo en “circunstancias extraordinarias” y que la ojiva ayudará a disuadir a Rusia de correr el riesgo de desatar un conflicto nuclear.

“Esta capacidad adicional aumenta el efecto disuasivo y ofrece a Estados Unidos un arma estratégica con bajo poder destructivo y mayores posibilidades de supervivencia”, manifestó Rood. La disponibilidad de esta arma, indicó, “les demuestra a los potenciales adversarios que no tiene sentido un conflicto nuclear limitado porque Estados Unidos puede responder en forma convincente y decisiva a cualquier amenaza”.

Rood desistió de dar más detalles sobre estos emplazamientos, que salieron a la luz la semana pasada, cuando la Federación de Científicos Estadounidenses informó sobre el tema usando fuentes anónimas.

La adición de los W76-2 encaja dentro de la política del gobierno de Donald Trump de modernizar la fuerza nuclear.

Quienes se oponen al despliegue de armas de escasa potencia dicen que hacen que el mundo sea menos seguro porque ofrecen una nueva opción para el uso de armas nucleares en un conflicto, que puede luego escalar y desembocar en una guerra nuclear frontal. Afirman asimismo que el arsenal nuclear estadounidense ya tiene armas nucleares de escasa potencia que se lanzan desde aviones.

Rood, no obstante, dijo que los misiles de baja potencia lanzados desde submarinos son importantes porque pueden penetrar mejor las defensas antiaéreas.

El poder destructivo de las armas de baja potencia es información clasificada. Algunos expertos hablan de 5 kilotones (5,000 toneladas), equivalente a un tercio del poder destructivo de la bomba que Estados Unidos dejó caer sobre Hiroshima, matando a decenas de miles de personas en la Segunda Guerra Mundial. A título de comparación, los misiles que viajan en submarinos estratégicos desde hace años llevan ojivas W76 de 90 kilotones y ojivas W88 de 475 kilotones.

La nueva adición al arsenal nuclear llega en medio de importantes cambios en la relación estratégica de Estados Unidos y Rusia.

Hay muchas dudas de que el gobierno de Trump vaya a aceptar la propuesta de Moscú de prorrogar el tratado de control de armas nucleares START, que expira en febrero del año que viene y que es el único tratado que limita la cantidad de armas nucleares estratégicas de Estados Unidos y Rusia.

Rood destacó que los misiles de escasa potencia no aumentan la cantidad de armas nucleares de Estados Unidos porque cada ojiva nuclear reemplaza otra más potente.

Bruce Blair, exoficial de la división de armas nucleares de la fuerza aérea y cofundador de Global Zero, una organización internacional que promueve la eliminación de las armas nucleares, dice que le parece importante que se reduzca el poder destructivo de los arsenales nucleares.

“Pero no debemos engañarnos y pensar que estas armas de menor potencia son más usables en un conflicto”, advirtió. “Cualquier uso de armas desde el mar avivará las llamas de un conflicto y puede derivar en una guerra nuclear total”.

Blair sostuvo asimismo que el desarrollo de nuevas armas nucleares no tiene mucho sentido dado que los rusos han estado enfocándose en armamentos no nucleares, incluidas armas cibernéticas para atacar la infraestructura civil de Occidente.

“En lugar de disponer de pequeñas cantidades de armas nucleares tácticas para amedrentar a Estados Unidos y a la OTAN para que busquen la paz, los rusos se proponen ahora paralizar los servicios financieros, energéticos, de comunicaciones y de transporte, para que los pueblos de la OTAN exijan un cese a las hostilidades”, declaró Blair.

El senador demócrata Jack Reed dijo en diciembre que “esta arma no aporta nada a nuestra seguridad nacional y solo aumenta el riesgo de un error de juicio con consecuencias nefastas”.