Estudiantes universitarios más propensos a admitir depresión
Las universidades han ampliado sus clínicas para pacientes con trastornos mentales, pero no al mismo ritmo que el aumento de la demanda.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 5 años.
PUBLICIDAD
Cada vez más estudiantes acuden a los servicios médicos de sus centros de enseñanza para tratar ansiedad, depresión y otros trastornos mentales en Estados Unidos y muchos de ellos deben esperar semanas o buscar ayuda en otros sitios porque las universidades no dan abasto con la demanda, según un estudio que hizo la Associated Press (AP) de más de tres docenas de casas de estudio públicas.
En algunos campus, la cantidad de estudiantes que buscan terapia se ha casi duplicado en los últimos cinco años, en los que las tasas de matriculación se han mantenido estables.
El incremento se asocia con el hecho de que ya no es un estigma admitir problemas mentales y a los crecientes índices de depresión y otros trastornos.
Las universidades han ampliado sus clínicas para pacientes con trastornos mentales, pero no al mismo ritmo que el aumento de la demanda.
Las largas esperas provocaron protestas en casas de estudio desde Maryland hasta California y en algunos casos los estudiantes terminaron suicidándose. Los consejeros de los campus, mientras tanto, dicen tener la moral baja y sentirse abrumados por la cantidad de trabajo que tienen.
“Es una lucha increíble, para ser honesto”, dijo Jamie Davidson, vicepresidente adjunto del centro para el bienestar de los estudiantes de la Universidad de Nevada, Las Vegas, que tiene 11 consejeros con licencia para 30 mil estudiantes. “Es agotador para nuestro personal y nuestros recursos”.
La Associated Press pidió información de los últimos cinco años de las universidades públicas más grandes de cada estado. En total 39 suministraron estadísticas anuales de sus centros de atención sicológica.
Los otros 11 dijeron que no tenían esa información o no la habían suministrado cinco meses después de recibir la solicitud.
La información revela que la mayoría de las universidades están aumentando esos servicios, pero a menudo no dan abasto con la demanda.
Desde el 2014, la cantidad de estudiantes que solicitó terapia en esas casas de estudio aumentó un 35%, en tanto que la matriculación subió solo un 5%.
El año pasado, casi uno de cada 10 estudiantes pidió ayuda sicológica, pero la cantidad de consejeros cambió poco, de un promedio de 16 a uno de 19 en cinco años.
En algunos campus, esto representa un terapeuta por cada 4 mil estudiantes.
Una organización que acredita terapeutas recomienda un mínimo de un terapeuta por cada 1,500 estudiantes. Pocas universidades cumplen ese parámetro.
En la mayoría de las universidades, los estudiantes que contemplan suicido u padecen otra crisis grave reciben asistencia inmediata. Pero la mayoría tienen que esperar, a veces horas, otros meses.
Varias universidades que respondieron al pedido de la AP admiten que en ocasiones puede tomar semanas recibir una cita.
Algunas casas de estudio, por otra parte, adoptaron modelos en los que la primera vez se ve al paciente de inmediato, pero para las visitas posteriores debe esperar semanas.
Esas demoras pueden agravar los problemas que sufre un estudiante.
En la Universidad Brigham Young se registró un caso el año pasado en el que un estudiante se suicidó. Días después del suicidio circuló una carta anónima que describía el dilema que enfrentan los estudiantes.
“Tengo un terapeuta en el campus, es maravilloso y muy calificado. Pero lo veo una sola vez al mes porque tiene tantos pacientes”, dice la carta.
Un estudio reciente comprobó que las tasas de ansiedad y depresión bajaron en las universidades que ofrecen terapia regularmente a sus estudiantes. La creciente demanda de terapia sicológica, por otro lado, es atribuida a que ya no es un estigma solicitarla.
Hay quienes piensan que las redes sociales alimentan la ansiedad, en tanto que otros dicen que a los estudiantes de hoy les cuesta más lidiar con el estrés.
Se cree que un factor que contribuye al estrés son las numerosas matanzas de estudiantes en casas de estudio.
Algunas universidades contratan compañías para que ofrezcan ayuda sicológica usando el teléfono, a veces con videollamadas. Otras alientan a los estudiantes a que busquen ayuda afuera, mediante aplicaciones del teléfono.
La escasez de personal en las clínicas para trastornos mentales responde a una falta de presupuesto para contratar más gente.
Uno de los mayores temores en los campus es que un estudiante que no recibe atención se suicide. Mike y Kim Predmore creen que eso es precisamente lo que sucedió con su hijo Chris, quien no la pasaba bien en su primer año en la Universidad Estatal de Illinois en el 2014.
Acababa de romper con su pareja. No había sido seleccionado para el equipo de fútbol.
La preocupaban los estudios y no dormía bien. Una noche le escribió mensajes de texto a un amigo y la habló del suicidio. Su familia lo convenció de que hablase con un terapeuta en el campus.
En su primera visita, Chris Predmore le dijo al terapeuta que no pensaba en el suicidio, pero quería recibir terapia, según apuntes del terapeuta, quien le explicó que había listas de espera y le recomendó que buscase ayuda en otra parte.
No lo hizo y dos días después se suicidó.