La Habana. Estados Unidos acusó hoy a Cuba de “no cooperar completamente” en la lucha antiterrorista con Washington, un paso que refuerza su base legal para designar de nuevo a la isla como Estado patrocinador del terrorismo y que supone una nueva provocación en medio de la tensión bilateral.

El Departamento de Estado anunció que ha incluido a Cuba en su lista de países que “no cooperan” del todo con Estados Unidos, debido, en parte, a su “negativa a extraditar a Colombia a diez miembros” de la guerrilla colombiana del Ejército de Liberación Nacional (ELN), según el comunicado oficial.

Esta comunicación no es igual a la lista de países patrocinadores del terrorismo que difunde anualmente Estados Unidos, pero muestra un elemento más del giro radical de su política hacia la nación caribeña.

Cuba aparece por primera vez, desde 2015, en ese listado, que incluye también a Venezuela, Irán, Siria y Corea del Norte, y del que la isla salió durante el proceso de deshielo orquestado por el ex presidente estadounidense, Barack Obama, y su homólogo cubano, Raúl Castro, en 2014, y cambió en 2017 con asunción de Donald Trump.

Cuba y otros países rechazan sistemáticamente la lista o cualquier tipo de evaluación en esta materia por considerarla politizada, según las conveniencias del momento de la Casa Blanca, al tiempo que sirve para justificar sanciones contra otros Estados.

“El Departamento de Estado notificó al Congreso que Irán, Corea del Norte, Siria, Venezuela y Cuba estaban certificados... como ‘no cooperando completamente’ con los esfuerzos antiterroristas de Estados Unidos en 2019”, precisa el documento difundido a medios.

Según el comunicado del Departamento de Estado, Cuba “rechazó la solicitud de Colombia de extraditar a 10 líderes” del Ejercito de Liberación Nacional (ELN) y que se quedaron en la isla luego de que las negociaciones con la fuerza rebelde se suspendieran en 2019. Los guerrilleros permanecieron en la isla al amparo de un protocolo de diálogo de paz avalado también por Noruega, pero que el presidente colombiano Iván Duque —aliado de Estados Unidos en la región— desconoció.

Además, agrega el texto, “Cuba alberga a varios prófugos estadounidenses de la justicia buscados por cargo de violencia política” como es le caso de Joanne Chesimard, más conocida como Assata Shakur y quien tiene asilo político en la nación caribeña desde los años 70 y que está en la lista de los terroristas más buscados por el FBI por asesinar a un agente estatal en Nueva Jersey en 1973.

Precisamente, Cuba exhortó a Estados Unidos a “hacer coincidir su retórica contra el terrorismo y su política de lucha contra el terrorismo internacional” investigando a fondo para dar respuesta sobre un ataque a tiros a su embajada en Washington el pasado 30 de abril.

La justificación

La justificación del Departamento de Estado para tomar la medida tiene que ver con la presencia en Cuba de miembros del ELN, que viajaron allí en 2017 para iniciar unas negociaciones de paz ahora estancadas con el Gobierno colombiano.

El Ejecutivo del presidente colombiano ha solicitado reiteradamente a Cuba la extradición del líder del equipo negociador de paz y jefe máximo del ELN, Israel Ramírez Pineda, alias “Pablo Beltrán”, quien permanece en la isla, acusado por la justicia colombiana de secuestro agravado.

“Citando protocolos de negociación de paz, Cuba rechazó la petición de Colombia de extraditar a diez líderes del ELN que vivían en La Habana después de que el grupo reivindicara el ataque de 2019 contra una academia de policía en Bogotá, que mató a 22 personas e hirió a más de 60”, indicó el Departamento de Estado.

Eso “demuestra” que Cuba no coopera con Estados Unidos, según el comunicado, porque Washington “mantiene una alianza de seguridad duradera con Colombia y comparte con ellos el importante objetivo antiterrorista de combatir a organizaciones como el ELN”.

Un paso previo a la lista negra

En la práctica, la medida adoptada hoy es solo un paso previo para incluir a Cuba en la lista de estados patrocinadores del terrorismo, de acuerdo al presidente emérito del centro de estudios Diálogo Interamericano Peter Hakim y al profesor de la American University y autor de un libro sobre el proceso de deshielo, William LeoGrande.

“Designar a Cuba como un Estado que ‘no coopera’ es un paso previo para devolverlo a la lista de países que apoyan el terrorismo internacional”, algo que depende de la decisión personal del secretario de Estado, Mike Pompeo, argumentó Leogrande.

En teoría, la decisión que ha adoptado el Departamento de Estado también implica que Cuba no puede importar ningún tipo de armamento de Estados Unidos; pero, en realidad, ese tipo de comercio ya está prohibido como parte del embargo que Washington mantiene desde hace sesenta años sobre la isla y que se ha endurecido bajo el Gobierno de Trump.

En opinión de LeoGrande, “no hay consecuencias prácticas para Cuba” por la designación de hoy, aunque sí sirve para “envenenar” aún más las relaciones bilaterales.

Tampoco la isla sufriría un gran impacto si Washington decide designarla como patrocinadora del terrorismo, una denominación que tendría meramente un valor simbólico, explicó recientemente un exfuncionario del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Fernando Cutz.

Meter a un país en la lista negra de terrorismo implica trabas al comercio y más sanciones, pero sobre La Habana ya pesan todas esas restricciones debido al bloqueo.

Estados Unidos “tantea” a la Unión Europea

La Unión Europea (UE) se ha mostrado crítica con la política de Trump hacia Cuba, que ha perjudicado a algunos de sus miembros como España con intereses comerciales en la isla; y, debido a esas alianzas, Washington todavía no se ha atrevido a dar el paso para designar al país como terrorista, según Hakim.

“Es una forma de tantear las aguas internacionales y ver si la eventual designación de Cuba como terrorista provocaría una gran reacción”, explicó Hakim.

Además, la medida se enmarca en una fuerte escalada de tensiones entre Washington y La Habana, a la que la Casa Blanca acusa de mantener en el poder al presidente venezolano, Nicolás Maduro, y llega en plena campaña electoral, con Trump interesado en presumir de su mano dura con Cuba para retener el estado clave de Florida.

La reacción de La Habana no tardó en llegar, y el director para Estados Unidos de la Cancillería cubana, Carlos Fernández de Cossío, escribió en Twitter que la isla “es víctima del terrorismo”, en alusión al reciente ataque a la embajada cubana en Washington y afirmó que hay “una larga historia de actos terroristas cometidos por el Gobierno de Estados Unidos contra Cuba”.