Washington. Estados Unidos aseguró este jueves que no reconoce a ningún político en concreto como el “presidente o primer ministro legítimo” de Haití, y confió en que haya un “diálogo inclusivo” que permita formar pronto un Gobierno de coalición en el país.

Un alto funcionario estadounidense, que pidió el anonimato, se pronunció así una semana después de que el Departamento de Estado federal asegurara que consideraba a Claude Joseph como primer ministro de Haití, porque él ocupaba ese puesto antes del asesinato del presidente haitiano, Jovenel Moise.

“Hemos tenido mucho cuidado de no respaldar a nadie como el presidente o primer ministro legítimo del país”, dijo el funcionario en una conversación telefónica con un reducido grupo de medios.

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La fuente recordó que, dos días antes de su asesinato, Moise nombró como primer ministro al exministro Ariel Henry, pero este no llegó a ser investido en el cargo de forma oficial antes del magnicidio.

Tras la muerte de Moise, Estados Unidos necesitaba un “interlocutor” para poder “ofrecer su ayuda a la investigación” de lo ocurrido, y por eso el jefe de la diplomacia estadounidense, Antony Blinken, y otros funcionarios se comunicaron con Joseph, que era el primer ministro antes del magnicidio.

“Necesitamos encontrar interlocutores prácticos para seguir intentando ayudar al país, pero hemos tenido cuidado de no reconocer a nadie”, insistió el funcionario.

Aunque la portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, evitó en efecto reconocer a nadie como primer ministro al ser preguntada al respecto; el vocero del Departamento de Estado, Ned Price, sí lo hizo cuando le consultaron sobre el tema el pasado 8 de julio.

“Él (Claude Joseph) era el titular que estaba en ese cargo, él estaba ejerciendo como primer ministro antes del asesinato del presidente Moise y nosotros seguiremos trabajando con Claude Joseph como tal”, dijo Price durante una rueda de prensa.

Este fin de semana, una delegación estadounidense viajó a Puerto Príncipe y se reunió con Joseph, con Henry y con el presidente del Senado, Joseph Lambert, los tres políticos que pugnan por el poder tras el magnicidio.

En medio de esas tensiones, Estados Unidos confía en apoyar “un diálogo amplio e inclusivo entre todas las partes de Haití”, es decir, “los actores políticos, la sociedad civil y el sector privado”, explicó el citado funcionario.

“(Eso permitiría) convertir esta horrible tragedia, que es el primer asesinato de un jefe de Estado en el continente americano desde 1961, en algo que pueda unir al pueblo haitiano y permita formar una coalición de Gobierno que salga adelante”, añadió.

La fuente no dio detalles sobre qué papel podría desempeñar Washington en ese diálogo ni si ve perspectivas de que ese Gobierno de coalición se forme antes de las elecciones presidenciales previstas para el 26 de septiembre.

“Tenemos que ir con mucho cuidado en Haití, porque lo que hace Estados Unidos tiene mucho impacto”, reconoció.

Precisó que actualmente hay “ocho agentes del FBI” desplegados en Haití para ayudar con la investigación del asesinato de Moise, y que también están implicados en las pesquisas los departamentos de Justicia y Seguridad Nacional de Estados Unidos.

“Están tratando de rastrear el origen de las armas, encontrar un posible vínculo con Estados Unidos e (identificar) cargos potenciales que puedan presentarse en Estados Unidos”, apuntó.

Preguntado por la posibilidad de que Estados Unidos mande tropas a Haití, respondió que esa posibilidad “no está descartada” por ahora.

“No tenemos una solicitud de los haitianos de (enviar) un número específico de militares, pero tenemos otras peticiones. Estamos evaluando todo lo que podemos hacer que contribuya a la investigación”, indicó.

El funcionario añadió que su objetivo es “ampliar la capacidad de la Policía Nacional de Haití” para responder a la situación, por lo que Washington se plantea enviar a más “formadores” de personal o “equipos, o apoyo técnico”, pero no ha tomado aún una decisión.