Escuela en Texas habría usado parches para dormir a los niños
La situación ha generado un escándalo entre la comunidad escolar.
PUBLICIDAD
Enviar a los niños a la escuela debería ser un hecho de tranquilidad y seguridad para los padres en Estados Unidos, pero muchas veces ocurren episodios aislados que pueden transformar ese sentimiento en todo lo contrario, tal como ocurrió en un establecimiento educativo en Texas donde las autoridades habrían mostrado un accionar repudiable al usar parches para dormir a estudiantes.
Algunos padres de alumnos de la Escuela Primaria Northgate Crossing en Spring, Texas, dialogaron con el sitio TODAY.com y denunciaron que un maestro les dio a sus hijos pastillas para dormir mediante un “sticker (pegatina) de sueño” con melatonina, hechos que están siendo investigados por las autoridades.
“Ella dijo: ‘Esta es mi calcomanía para dormir. Tengo que llevármela a casa’. Recibo la calcomanía cuando me voy a dormir la siesta”, dijo Lisa Luviano, sobre lo que le contó Layne, su hija de cinco años. “No nos vamos a quedar callados”, advirtió la mujer al enterarse de la situación.
Asimismo, un portavoz de Distrito Escolar Independiente de Spring en Houston, declaró lo siguiente al medio citado mediante un correo: “Un padre notificó a la administración de la escuela primaria Northgate que su maestro le había dado a su hijo un parche para dormir en el aula. Al enterarse de la acusación, los maestros de esa clase fueron inmediatamente expulsados y puestos en licencia administrativa”. Dicha medida habría involucrado al menos a cuatro docentes.
Si bien la melatonina puede ser funcional para los niños con insomnio o problemas para dormir, según el Hospital Infantil de Boston, puede tener efectos secundarios como dolores de cabeza, pesadillas y cambios de humor, significando un potencial peligro creciente para estos pacientes.
En ese sentido, advirtieron que “nunca debe ser una solución única y siempre debe ir acompañada de intervenciones conductuales”, por lo que la melatonina no debe ser administraba a niños sanos y con un “desarrollo normal” menores de tres años, entendiendo que las dificultades para conciliar el sueño en estos niños son casi siempre naturales.