Nueva York. Nueva York se ha sumado a la lista de los estados que permitirán que mascotas y sus dueños sean enterrados juntos en cementerios sin fines de lucro.

El gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, aprobó una nueva legislación recientemente que da luz verde para que los amantes de las mascotas finalmente puedan descansar en paz junto a sus peludos compañeros.

"Para muchos neoyorquinos, sus mascotas son miembros de la familia y esta legislación les proporciona a los cementerios la opción de cumplir con la última voluntad de aquellas personas que adoran a sus mascotas", explicó en un comunicado de prensa Cuomo.

Previo a la aprobación de esta ley, las personas que querían compartir su último lugar de descanso junto a sus animales tenían como única opción ser enterrados en un cementerio de mascotas.

En Nueva York hay una veintena de ellos, y en los últimos años fueron varios quienes optaron por esta alternativa en la esperanza de perpetuar su relación con sus compañeros de cuatro patas.

La fundadora de la primera clínica de ayuda psicológica para la pérdida de animales, Coleen Ellis, asegura que para muchas personas la relación mascota-dueño es similar a la de padres e hijos. De ahí que se entiende el deseo de estar juntos eternamente.

"Poder estar enterrados juntos les ofrece a estas personas paz y tranquilidad; saber que una vez que se hayan ido sus animales van a descansar en el sitio adecuado les otorga paz eterna", contó a Efe Ellis.

Así es precisamente como se siente John Woestendiek, un periodista ganador del premio Pullitzer y autor del libro "Dog, Inc" que explora la industria de la clonación de mascotas.

Woestendiek confiesa que si bien trata de no pensar mucho en la muerte, sí tiene una idea más o menos general de cómo quiere que sea su vida en el más allá, y esta incluye a su mejor amigo Ace.

"Las personas pueden decir que estoy loco pero yo quiero ser enterrado junto con las cenizas de Ace o, al menos, con parte de ellas", dijo a Efe.

Ace fue un perro que el periodista rescató y adoptó de un albergue de mascotas abandonadas y que se convirtió en su compañero de vida hasta que falleció.

Woestendiek decidió cremarlo y arrojar parte de sus cenizas en el océano y otro poco en un lago en Bethania, Carolina del Norte, que era uno de los lugares favoritos de Ace.

"He guardado un poco de sus cenizas precisamente para que cuando muera sean juntadas y tal vez esparcidas en un lugar que nos represente a los dos", añadió.

De acuerdo a la nueva ley aprobada en Nueva York, las personas que deseen ser enterradas junto a sus mascotas solo podrán cumplir este deseo si los animales son incinerados.

El proyecto de ley, además, establece que los cementerios deben otorgar una documento firmado brindando el consentimiento para que mascotas y dueños descansen en un mismo sitio.

Solo los camposantos sin fines de lucro ofrecerán este servicio ya que aquellos de carácter religioso no tienen la obligación de hacerlo.

El cementerio de GreenWood que se encuentra en Brooklyn acogió de manera positiva que se haya aprobado la ley.

"Los dueños de mascotas han buscado la forma de pasar juntos hasta la eternidad por ya algún tiempo; ahora finalmente podremos ofrecerles este servicio y cumplirles su último deseo", dijo a Efe el presidente de Greenwood, Richard Moylan.

La celebración de Moylan, sin embargo, también pasa por lo económico, ya que los gastos que se generan de este servicio serán utilizados para el fondo general de mantenimiento del sitio.

Y mientras la industria funeraria entra en esta nueva etapa, Woestendiek piensa en aquel lugar libre donde los ladridos de Ace se vuelvan a escuchar.