Un empleado clave que calificó de inseguro un sumergible experimental condenado al fracaso antes de su último y fatal viaje, declaró el martes que chocaba frecuentemente con el cofundador de la empresa y que tenía la impresión de que ésta sólo quería ganar dinero.

David Lochridge, ex director de operaciones de OceanGate, es uno de los testigos más esperados que comparecerán ante la comisión que trata de determinar las causas de la implosión del Titán en su ruta hacia los restos del Titanic el año pasado, en la que murieron las cinco personas que iban a bordo. Su testimonio se hizo eco el lunes del de otros antiguos empleados, uno de los cuales describió al jefe de OceanGate, Stockton Rush, como una persona volátil y con la que era difícil trabajar.

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“La idea de la empresa era ganar dinero”, dijo Lochridge. “Había muy poco de ciencia”.

Rush estaba entre las cinco personas que murieron en la implosión. OceanGate era propietaria del Titán y lo llevó a varias inmersiones en el Titanic que se remontan a 2021.

El testimonio de Lochridge comenzó un día después de que otros testigos pintaran un cuadro de una empresa con problemas que estaba impaciente por meter en el agua su embarcación de diseño poco convencional. El accidente desencadenó un debate mundial sobre el futuro de la exploración submarina privada.

Lochridge se incorporó a la empresa a mediados de la década de 2010 como veterano ingeniero y piloto de sumergibles, y afirmó que pronto tuvo la sensación de que se le estaba utilizando para dar credibilidad científica a la empresa. Dijo que sentía que la empresa le estaba vendiendo como parte del proyecto “para que la gente viniera y pagara dinero”, y eso no le sentó bien.

“Me sentí como un poni de feria”, dijo. “La empresa me obligó a dar charlas. Era difícil. Tenía que subir y hacer presentaciones. Todo eso”.

Lochridge se refirió a un informe de 2018 en el que planteaba problemas de seguridad sobre las operaciones de OceanGate. Dijo que con todos los problemas de seguridad que vio “no había manera de que firmara esto”.

Cuando se le preguntó si confiaba en la forma en que se estaba construyendo el Titán, dijo: “Ninguna confianza en absoluto”.

Según Lochridge, en aquella época la rotación de personal era muy alta y la dirección desestimó sus preocupaciones porque se centraban más en “malas decisiones de ingeniería” y en el deseo de llegar al Titanic lo antes posible y empezar a ganar dinero. Finalmente fue despedido tras plantear los problemas de seguridad, dijo.

“No quería perder mi trabajo. Quería bucear en el Titanic. Pero hacerlo de forma segura. También estaba en mi lista de deseos”.

OceanGate, con sede en el estado de Washington, suspendió sus operaciones tras la implosión.

El exdirector de ingeniería de OceanGate, Tony Nissen, inició el testimonio del lunes, diciendo a los investigadores que se sintió presionado para tener el buque listo para bucear y se negó a pilotarlo en un viaje varios años antes del último viaje del Titán. Nissen trabajó en un prototipo de casco anterior a las expediciones del Titanic.

“‘No pienso subirme a él’”, dijo Nissen a Rush.

Cuando se le preguntó si había presión para que el Titán entrara en el agua, Nissen respondió: “100%”.

Pero cuando se le preguntó si creía que la presión comprometía las decisiones de seguridad y las pruebas, Nissen hizo una pausa y respondió: “No. Y es una pregunta difícil de responder, porque con tiempo y presupuesto infinitos, se podrían hacer pruebas infinitas”.

La ex directora de finanzas y recursos humanos de OceanGate, Bonnie Carl, testificó el lunes que Lochridge había calificado al Titán de “inseguro”.

Funcionarios de la Guardia Costera señalaron al comienzo de la vista que el sumergible no había sido sometido a una revisión independiente, como es práctica habitual. Este hecho y el inusual diseño del Titán lo sometieron al escrutinio de la comunidad de exploración submarina.

Durante la inmersión final del sumergible, el 18 de junio de 2023, la tripulación perdió el contacto tras un intercambio de mensajes de texto sobre la profundidad y el peso del Titán mientras descendía. El buque de apoyo Polar Prince envió entonces repetidos mensajes preguntando si el Titán aún podía ver la nave en su pantalla de a bordo.

Uno de los últimos mensajes de la tripulación del Titán al Polar Prince antes de la implosión del sumergible decía “todo bien aquí”, según una recreación visual presentada antes en la audiencia.

Cuando se informó de que el sumergible se había extraviado, los equipos de rescate se apresuraron a enviar barcos, aviones y otros equipos a una zona situada a unas 435 millas (700 kilómetros) al sur de San Juan (Terranova). Posteriormente se encontraron restos del Titán en el fondo del océano, a unos 300 metros de la proa del Titanic, según informaron los guardacostas.

Está previsto que comparezcan en la vista el cofundador de OceanGate, Guillermo Sohnlein, y el antiguo director científico, Steven Ross, según una lista elaborada por la Guardia Costera. También se espera que testifiquen numerosos funcionarios de los guardacostas, científicos y responsables gubernamentales e industriales. La Guardia Costera de EE.UU. citó a testigos que no eran empleados del gobierno, dijo la portavoz de la Guardia Costera Melissa Leake.

Entre los que no figuran en la lista de testigos de la vista se encuentra la viuda de Rush, Wendy Rush, directora de comunicaciones de la empresa. Preguntada por su ausencia, Leake dijo que los guardacostas no habían recibido la citación.