Washington. Más del 75 % de las trabajadoras domésticas latinas, que en su mayoría tienen niños pequeños o de edad escolar, proveen el ingreso principal en sus hogares y han sufrido el “abrumador” impacto que supone las pérdidas rápidas de sueldos y empleos debido a la pandemia de la covid-19, según un informe divulgado este martes.

La Alianza Nacional de Trabajadoras Domésticas (NDWA, en inglés) inició en marzo y continuó hasta septiembre una encuesta de más de 20,000 de estas trabajadoras hispanohablantes, incluidas limpiadoras, niñeras y cuidadoras de enfermos, para documentar cómo la pandemia afectaba sus vidas y sus empleos.

La directora ejecutiva de NDWA, Ai-jen Poo, dijo en una teleconferencia de prensa que “las limpiadoras de casas, niñeras y cuidadoras de enfermos han sufrido un impacto abrumador por la pandemia de coronavirus, además de la crisis económica que continúa”.

“Estas trabajadoras hacen posible que todos los demás trabajen, y sin embargo son las últimas en recibir un apoyo que es crucial”, añadió. “Debemos aseguraros no sólo de que las trabajadoras domésticas estén incluidas en cualquier plan de alivio, sino de que estén en primer lugar en la agenda de nuestra recuperación económica”.

“Hay unos 2.5 millones de trabajadoras domésticas en el país, y éste es un contingente laboral compuesto, desproporcionadamente, por mujeres afroamericanas, hispanas y asiáticas”, dijo Poo. “La pandemia ha sido devastadora con pérdida de empleos e ingresos, en tanto que quienes siguen trabajando se ven obligadas a elegir entre el empleo, el cuidad de sus niños y familias, y el exponerse ellas mismas al contagio”.

Rufina Rodríguez, quien dijo que es una madre que ha vivido y trabajado como limpiadora por 18 años en Philadelphia (Pennsylvania), indicó que antes de la pandemia limpiaba de 12 a 13 casas por semana.

“Con la pandemia me quedé sin trabajo hasta el 4 de junio, pero desde entonces sólo tengo de tres a cuatro casas”, añadió. “Mi esposo, que es diabético y más vulnerable al virus, trabaja en un restaurante pero le han recortado las horas”.

“Tenía miedo de enviar a mi hijo a la escuela, pero ahora estudia en casa”, agregó Rodríguez, quien dijo que muchas de sus compañeras siguen sin empleo, y su propia familia no califica para las ayudas que el gobierno aprobó en marzo, porque uno de los cónyuges es inmigrante indocumentado.

Amalia Hernández dijo que ha vivido y trabajado durante 35 años en Nuevo México, cuidando ancianos y enfermos en sus hogares, y que la cooperativa de trabajadoras de la cual es parte antes de la pandemia tenía unas 20 trabajadoras ocupadas a tiempo completo.

“Ahora apenas si tenemos 10 ó 12, y sin empleo a tiempo completo”, agregó. “A veces trabajo más horas y, aunque sé que no recibiré pago extra, tengo el deber de cuidar de los mayores, que son mis clientes”.

“La pandemia ha traído enorme estrés a mí y a mi familia, nos ha afectado económica y emocionalmente”, agregó. “Estamos preocupadas por la salud de nuestros clientes y por nuestro propio bienestar”.

El informe indicó que durante seis meses consecutivos más de la mitad de las mujeres que respondieron a la encuesta fue incapaz de pagar el alquiler o la hipoteca de sus viviendas.

“Casi 9 de cada 10 encuestadas son madres, y 3 de cada 4 son las que ganan el ingreso principal para el sustento de sus hogares”, añadió. “Además de arreglárselas para el cuidado de los bebés, las madres ahora tienen que acomodar el aprendizaje remoto de sus niños en edad escolar, y más del 25 % de estas trabajadoras carece de computadora para la educación de sus hijos”.

Entre otros datos, el informe señaló que hacia fines de marzo, cuando la pandemia golpeó más fuerte la actividad económica en Estados Unidos, más del 90 % de las trabajadoras domésticas perdió su empleo, y a la conclusión de la encuesta en septiembre el porcentaje de trabajadoras sin empleo seguía siendo casi cuatro veces mayor que antes de la pandemia.

Antes de la pandemia más del 33 % de estas mujeres trabajaba de 31 a 40 horas por semana, y al final de la encuesta sólo entre el 2 % y el 3 % de ellas tenía un empleo por tantas horas.

Cuando la pandemia cesó o redujo su empleo casi el 75 % de las trabajadoras domésticas no recibió compensación alguna, y casi la mitad de las que perdieron el empleo no han recibido contacto alguno de sus empleadores.

El informe de NDWA encontró que el 25 % de las trabajadoras domésticas ganaba menos de 399 dólares en la mejor semana de su empleo y, durante la pandemia, éste pasó a ser el mejor ingreso para el 80 % de estas mujeres.

“Esperamos que este informe arroje luz sobre la urgencia de hacer que los empleos domésticos sean buenos empleos”, indicó NDWA. “Las trabajadoras domésticas necesitan seguridad económica y empleos seguros, lo cual significa acceso al alivio de la pandemia y políticas que aseguren que se les pague salarios más altos, tengan beneficios como días de enfermedad y licencia familiar y médica pagadas, y una vía a la legalización y la ciudadanía”.