El ataque contra los derechos reproductivos en Estados Unidos va ahora tras píldora abortiva
Este martes el Tribunal Supremo escuchará los argumentos de las partes sobre la pastilla.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 6 meses.
PUBLICIDAD
El Tribunal Supremo estadounidense escucha este martes argumentos orales para decidir si restringe el acceso a la píldora abortiva mifepristona, autorizada para su uso en Estados Unidos desde hace más de dos décadas y única manera de abortar legalmente para miles de mujeres.
Desde que en junio de 2022 el máximo tribunal estadounidense eliminó la protección constitucional al aborto y suprimió la doctrina ‘Roe contra Wade’, decenas de estados conservadores han llevado a cabo un ataque frontal contra los derechos de las mujeres al implementar restrictivas leyes contra el aborto.
En total 21 estados prohíben el aborto o restringen el procedimiento en una etapa muy temprana del embarazo, cuando las mujeres todavía no saben que lo están. En estados como Texas las restricciones son totales y no hay excepciones ni en el caso de que el feto tenga malformaciones.
Además, en este estado, gobernado por el ultraconservador republicano Greg Abbott, los ciudadanos pueden demandar a los proveedores de servicios de aborto. La situación podría afectar a largo plazo a la salud de las mujeres y ha causado una enorme controversia por los riesgos a los que se enfrentan ginecólogos y obstetras.
El fin de la protección nacional
El 25 de junio de 2022 el Supremo revocó el fallo ‘Roe contra Wade’, que desde 1973 protegía el derecho de la mujer a abortar. La corte dictó la sentencia Dobbs y con ello abrió la puerta a los estados a hacer su propia legislación al respecto.
Decenas de estados comenzaron entonces a implementar restrictivas medidas que llevaron a miles de mujeres a tener que viajar a otro estado para poder abortar.
De hecho, según datos de organizaciones como la Sociedad de Planificación Familiar, la cifra de abortos en todo el país “sigue siendo consistentemente elevado”. Su proyecto de investigación ‘WeCount’ calcula que hasta octubre el número de abortos subió el 0.2 %.
La organización señala que mientras que en los estados con restricciones los abortos se desploman, en otros estados como California crecen considerablemente.
Junto con las cada vez mayores restricciones de gobernadores afines al conservadurismo más extremo impulsado por el expresidente Donald Trump (2017-2021), ha surgido también en los últimos meses un movimiento de resistencia.
Se ha visto en las urnas en estados como Ohio, donde los votantes dijeron sí en noviembre a proteger en su constitución estatal el derecho a abortar.
También en los juzgados. Según datos de la organización Planned Parenthood, en 2023 se promulgaron 35 proyectos de ley sobre derechos al aborto.
Y ahora, la píldora abortiva
Pero estas asociaciones son quienes alertan sin cesar de los peligros de la expansión de la ola conservadurista, pues muchos estados quieren ir más allá y prohibir incluso que las mujeres viajen para abortar, al tiempo que medicamentos como la mifepristona están en el punto de mira.
Según Planned Parenthood, que ofrece servicios de salud reproductiva, la píldora mifepristona se utiliza en casi la mitad de los abortos que se practican en Estados Unidos.
Con las restricciones, la mifepristona se ha convertido en la única solución para miles de mujeres. Ya se usa en el 63 % de los abortos, según un estudio publicado por el Instituto Guttmacher, que analiza el estado de los derechos reproductivos.
Este martes el Tribunal Supremo escuchará los argumentos de las partes sobre la píldora, cuyo acceso quiere restringir la asociación médica antiabortista Alianza para la Medicina Hipocrática.
El conflicto, específicamente, se refiere a unos cambios que implementó en 2016 la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA), que flexibilizó las normas para obtener la mifepristona, permitiendo que se recetara de forma telemática y se enviara por correo, además de dispensarse en farmacias físicas.
La decisión del Supremo no se producirá en la audiencia de este martes, sino en junio, coincidiendo de pleno con la campaña de las elecciones de noviembre, en la que el aborto se ha convertido en uno de los principales puntos de fricción entre demócratas y republicanos.