Orlando. “Esto es un dolor muy fuerte, ¿sabes? Lo más grande del mundo”.

Así Aida Luz Velázquez Vázquez, de 78 años, describió lo que ha vivido desde que se enteró el domingo que su único hijo varón, Franky "Jimmy" de Jesús, había muerto en la masacre perpetuada por Omar Mateen en la discoteca Pulse, donde fallecieron 49 personas y hubo sobre 50 heridos. 

“Mi hijo fue un baluarte, un roble, estuvo en (la compañía de baile) Jíbaro de Puerto Rico. Era muy trabajador. Tenía un mundo por delante. Él desde pequeño se hizo hombre”, contó orgullosa Aida Luz acompañada de sus tres hijas: Mariam, de 52 años; Bernice, de 55, y Sheila de Jesús, de 45. 

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“Era tremendo hijo, honesto, humilde, servicial, trabajador, bueno con toda su familia”, continuó explicando mientras sus hijas manejaban los arreglos fúnebres desde la residencia de una pariente, ya que esta tarde le entregarían el cuerpo de Jimmy, como lo conocían sus allegados. 

El cuerpo del boricua será velado durante dos días en Kissimmee y luego será trasladado a Puerto Rico gracias a la aerolínea JetBlue. Jimmy sería enterrado en Caguas por Borinquén Memorial, lo que la familia agradece enormemente. 

Esa última llamada

Aida Luz recuerda que la última conversación que tuvo con su hijo fue el día de la peor masacre de Estados Unidos a las 2:00 p.m. 

“Me llamó y me dijo: ‘Estoy aquí dándome unas margaritas’. Yo le dije: ‘Déjate de estar bebiendo que después pasa un accidente’. Y él me dijo que se iba a la casa después de ahí. Yo iba a salir ese domingo y vino mi hija pequeña y me dijo: ‘Siéntate, que te voy a decir algo. Pensé que había tenido un accidente y que estaba malito en algún hospital’”, recordó.

Mientras, la hermana de Jimmy, Bernice, relató que se enteró de la noticia por una amiga que tenían en común en Facebook. Ella le dijo que Jimmy había estado en el club gay Pulse esa noche, y le dio el número de teléfono de un amigo para que llamara para conseguir más información. 

“Él me dijo que todo comenzó cuando estaba la música puesta y, de momento, escucharon un ¡boom! Pensaron que era parte de la música, pero de momento vieron la chispa de las balas. Se tiraron al piso y le dijeron a Jimmy que se fuera gateando. Él no reaccionó y se quedó boca abajo”, narró Bernice sobre lo que los amigos de su hermano vivieron junto a él. 

“Ellos siguieron gateando hasta el baño, y en una mira para atrás y ve al hombre disparando a todos los que están en el piso. Era tiro, tras tiro”, explicó sobre la sangrienta madrugada en la que murieron sobre 20 boricuas. 

Para Sheila, el atentado fue un claro crimen de odio y pidió respeto y tolerancia para la comunidad LGBTT. 

La familia puertorriqueña agradeció a todos los que los han ayudado en estos momentos tan difíciles y esperan estar de regreso en la Isla la semana que viene para el sepelio de Jimmy.