Cleveland, Ohio.- En un tono combativo desde el principio, el magnate Donald Trump captó los reflectores el jueves en el primer debate por la candidatura republicana a la presidencia, al declarar que no se comprometería a respaldar al nominado y no descartaría postularse como candidato de un tercer partido.

"No haré una promesa en este momento", afirmó. Y también se negó a disculparse por haber hecho comentarios insultantes sobre las mujeres, al decir: "El gran problema de este país es ser políticamente correcto".

Rand Paul, senador por Kentucky, desafió de inmediato a Trump en su negativa a respaldar al nominado del partido.

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"Ya está cubriendo sus apuestas porque está acostumbrado a comprar a políticos", afirmó Paul mientras una ruidosa multitud de 4,500 personas alentaba a los aspirantes.

El estilo directo de Trump es consistente con el enfoque que ha adoptado para su campaña desde que se postuló, al exhortar a electores frustrados con los políticos de carrera y dejar perplejos a sus rivales. Llegó a este primer debate al frente de las encuestas dentro de un grupo lleno de gobernadores y senadores.

Con Trump en el centro del escenario el jueves por la noche, la mayor parte de los contendientes junto a él buscaban captar la atención sin dialogar con él directamente. Diecisiete republicanos buscan la nominación del partido, pero el anfitrión Fox News sólo invitó a 10 al evento principal con base en su ubicación en las encuestas recientes.

La inmigración y el combate al terrorismo dominaron las primeras etapas del debate, dos temas que dejan ver las profundas divisiones dentro del Partido Republicano.

Jeb Bush, exgobernador de Florida y favorito de la clase dirigente republicana, defendió su exhortación para que algunas personas que viven en Estados Unidos sin permiso puedan legalizar su estatus migratorio. Es una posición impopular entre algunos electores del partido, los cuales consideran que otorgar el estatus legal equivale a una amnistía.

"La gran mayoría de la gente que viene acá no tiene otra opción", afirmó Bush.

Trump en especial ha estado enfocándose en el tema de la inmigración desde que se postuló, y ha dicho que los mexicanos que ingresan a Estados Unidos sin autorización son violadores, lo cual le ha granjeado duras críticas. El jueves dijo que agentes de la Patrulla Fronteriza le habían dicho lo anterior, y se adjudicó el crédito de que la inmigración sea un tema destacado en la campaña rumbo al 2016.

"Si no fuera por mí, ustedes ni siquiera estarían hablando sobre la inmigración ilegal", afirmó.

Paul y Chris Christie, gobernador de Nueva Jersey, se enfrascaron en una acalorada discusión sobre la Ley Patriota y las leyes que le dan al gobierno el acceso a los registros telefónicos de los estadounidenses.

Christie, exfiscal federal, dijo que él era la única persona en el escenario que había llenado solicitudes bajo la Ley Patriota y acudido ante cortes secretas.

"Jamás ofreceré disculpas por proteger la vida y la seguridad del pueblo estadounidense", afirmó, y dijo que el gobierno necesita más herramientas, no menos.

Paul, firme opositor de los programas de vigilancia de la población, indicó que quiere recolectar más registros de los terroristas, no de estadounidenses que cumplen con la ley. Dijo que el hecho de que Christie respalde las políticas contra el terrorismo equivale a "abrazar" al presidente Barack Obama, una referencia al abrazo que el gobernador le dio al mandatario tras el paso de la tormenta Sandy en los días previos a las elecciones de 2012.

En el escenario el jueves también estuvieron Scott Walker, gobernador de Wisconsin, cuyas victorias sobre los sindicatos en su estado le dieron prominencia a nivel nacional, así como Marco Rubio, senador por Florida y el más joven entre los aspirantes con 44 años, que trata de forjarse un nicho como autoridad en política exterior, pero ha pasado apuros para captar la atención en estas últimas semanas, en especial desde que Trump destacó en las encuestas.

El senador Ted Cruz, el neurocirujano Ben Carson —que también es el favorito del movimiento conservador Tea Party_, el exgobernador de Arkansas Mike Huckabee, y John Kasich, gobernador de Ohio, fueron los otros aspirantes que participaron.

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El hecho de que haya tantos precandidatos obliga a limitar el tiempo que tienen para hablar. Muchos de ellos se presentaban ante los estadounidenses por primera ocasión.

"No estaba seguro de que iba a poder hablar de nuevo", bromeó Carson cuando los moderadores le concedieron la palabra otra vez.

Los otros siete aspirantes se vieron relegados a un foro previo al debate, un evento de bajo perfil ante un estadio vacío en gran medida. En dicho foro todos evitaron debatir entre sí y en general se apegaron a respuestas preparadas de antemano sobre políticas internas y en el exterior.

Rick Perry, exgobernador de Texas, y la empresaria Carly Fiorina abrieron ese evento con duras críticas a Trump.

Perry acusó al magnate de utilizar su "celebridad en lugar de su conservadurismo" para impulsar su postulación a la presidencia, mientras que Fiorina dijo que Trump había aprovechado el enojo de los estadounidenses con Washington, pero consideró que carece de posturas en torno a las políticas que utilizará.

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