Para el pastor Jay Richardson siempre es especial cuando se reúne durante las fiestas su congregación de la Iglesia Bautista Highland Colony, pero este año lo es incluso más por el tiempo que han pasado separados.

La iglesia cerró temporalmente al iniciar la pandemia y otra vez hace tres meses cuando 25 feligreses se infectaron del coronavirus durante el brote. Richardson, de 70 años, fue hospitalizado con doble neumonía provocada por el virus.

Si bien fue difícil lidiar con el brote, el aislamiento que causó ha sido incluso peor, dijo Richardson.

“He tomado la decisión de que, a menos que sea una situación muy, muy particular, ya no cerraremos esta iglesia”, dijo Richardson y explicó que no poder orar juntos ha dañado emocional y espiritualmente a muchos de sus miembros.

Mississippi está al centro del Bible Belt, una zona del sureste de Estados Unidos conocida por el fuerte arraigo del cristianismo evangélico y donde los residentes se consideran los más religiosos de todo el país, según el Centro de Investigación Pew. Al mismo tiempo, la mayor parte del estado está dentro de la categoría de alto riesgo de contraer el coronavirus por las elevadas tasas de hipertensión y diabetes.

Los centros de oración han tenido que tomar decisiones difíciles durante la pandemia que han sido exacerbadas por el aumento de nuevos casos durante la época navideña, cuando miles de estadounidenses mueren del virus todos los días.

La autoridad de salud estatal, el doctor Thomas Dobbs, describió las iglesias como un “barril de pólvora” de infecciones y muertes del virus. Los datos de salud estatales muestran que los servicios en iglesias han causado una cantidad significativa de brotes en Mississippi.

“Desde una perspectiva de salud pública, no necesitamos ir a la iglesia”, dijo Dobbs durante una conversación virtual sobre la próxima fiesta.

Mientras tanto, el gobernador republicano Tate Reeves dijo que no se pueden imponer restricciones a la devoción porque la libertad religiosa es un derecho constitucional.

Reeves ha limitado el número de personas que pueden reunirse a la vez — actualmente 10 al interior y 50 al aire libre, sin distanciamiento social — pero dichas regulaciones nunca se han aplicado a las instituciones religiosas.

El tema ha sido sujeto de debate en las cortes. En una votación del mes pasado, la Corte Suprema con mayoría conservadora prohibió con 5 votos a favor y 4 en contra que Nueva York obligara ciertos límites de asistencia a las iglesias y sinagogas en áreas muy afectadas por el virus.

“Dios es más grande que el gobierno”, escribió Reeves en Facebook después del fallo de la corte. “El derecho a practicar libremente tu fe nunca debe infringirse”.