Las autoridades estadounidenses destruirán más de seis toneladas de colmillos, esculturas y joyas de marfil confiscadas —la mayor parte del "marfil sangriento" propiedad del gobierno— en apoyo al combate a un comercio global de 10.000 millones de dólares que mata a decenas de miles de elefantes todos los años.

El jueves se usarán trituradoras de rocas para pulverizar los objetos, acumulados durante los últimos 25 años, en el Depósito Nacional de Propiedad de Vida Silvestre al norte de Denver. El Servicio de Pesca y Vida Silvestre de Estados Unidos donará los fragmentos de marfil triturado a un museo para su posterior exhibición.

Personal del Servicio mostró miles de colmillos, estatuas, vasijas ceremoniales, máscaras y ornamentos de marfil que serán destruidos, una colección que dicen implicó la muerte de más de 2.000 elefantes adultos.

Los artículos fueron decomisados a traficantes, comerciantes y turistas en puertos de entrada a Estados Unidos una vez que una prohibición mundial del comercio de marfil entró en vigor en 1989.

"Lo que me sorprende es hasta dónde son capaces de llegar algunos importadores y contrabandistas para ocultar su marfil, como teñirlos y cubrirlos con piel", dijo Steve Oberholtzer, agente especial del Servicio. "Hay mucho en juego en el tráfico de marfil".

La Fundación Born Free, con sede en Gran Bretaña, calcula que los cazadores mataron 32.000 elefantes el año pasado y señala el marfil se vende en el mercado negro a unos 1.300 dólares por libra.

La mayoría de los elefantes fueron abatidos en Africa, donde quedan apenas 300.000. Se calcula que hay 50.000 elefantes asiáticos desde la India hasta Vietnam.

No todos apoyan la destrucción. Bob Weisblut, cofundador de la Sociedad Internacional del Marfil, con sede en Florida, dijo creer que las esculturas y los colmillos deberían venderse para recaudar fondos destinados a los esfuerzos contra la caza furtiva.

"Muchos de estos objetos son obras de arte", dijo Weisblut. "Y es una pena que los destruyan".

El marfil que será destruido no incluye artículos importados o adquiridos legalmente antes de la prohibición de 1989.

"Esta es una forma de decirle a la gente que no valoramos el marfil, sino la vida de los elefantes", dijo Azzedine Downes, presidente del Fondo Internacional para el Bienestar de los Animales, que colabora con autoridades estadounidenses para el cumplimiento de las leyes de protección a los animales.