Decisión de Biden de bloquear venta de U.S. Steel genera incertidumbre a los trabajadores
El presidente electo Donald Trump ya se pronunció también en contra de la adquisición.
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Al bloquear la adquisición de U.S. Steel por parte de una empresa japonesa , el presidente Joe Biden dijo que estaba protegiendo los buenos empleos en el corazón de Estados Unidos. Sin embargo, podría estar poniéndolos en riesgo.
Al hacer su oferta de casi 15,000 millones de dólares por la histórica siderúrgica con sede en Pittsburgh, Nippon Steel prometió invertir 2,700 millones de dólares en las envejecidas operaciones de altos hornos de U.S. Steel en Gary, Indiana, y en el Mon Valley, un grupo de comunidaes en Pensilvania. También se comprometió a no reducir la capacidad de producción en Estados Unidos durante la próxima década sin antes obtener la aprobación del gobierno estadounidense.
“Iban a invertir en el Valle”, dijo Jason Zugai, técnico operativo y vicepresidente del sindicato local de United Steelworkers en una planta de U.S. Steel en el Mon Valley. “Se comprometieron a 10 años sin despidos. No tendremos esos compromisos de nadie más”.
Zugai y algunos otros trabajadores siderúrgicos del Mon Valley apoyaron el acuerdo con Nippon en desafío al liderazgo nacional del sindicato, el cual presionó a la administración Biden para que lo anulara.
Perder el acuerdo Nippon-U.S. Steel “será un desastre para Pensilvania”, dijo Gordon Johnson, quien sigue las acciones de U.S. Steel en Wall Street como fundador de GLJ Research. “Realmente no entiendo. Esto no es en interés de los trabajadores. No es en interés de los accionistas de U.S. Steel”.
El viernes, Biden dijo que impediría la adquisición de parte de Nippon, después de que los reguladores federales no llegaron a un acuerdo sobre si aprobarla, porque “una industria siderúrgica fuerte, de propiedad y operación nacional representa una prioridad esencial de seguridad nacional... Sin producción de acero nacional y trabajadores siderúrgicos nacionales, nuestra nación es menos fuerte y menos segura”.
Las acciones de U.S. Steel cayeron 6.5% tras la noticia el viernes.
La decisión, anunciada menos de tres semanas antes de que el presidente deje la Casa Blanca, refleja un cambio bipartidista creciente alejándose del libre comercio y la inversión abierta.
El presidente electo Donald Trump ya se pronunció en contra de la adquisición. “Como presidente”, escribió el mes pasado en su plataforma Truth Social, “bloquearé este acuerdo. ¡Cuidado comprador!”.
En un comunicado conjunto, Nippon y U.S. Steel calificaron la decisión de Biden de “una clara violación del debido proceso y la ley” y sugirieron que demandarían para salvar su acuerdo: “No nos queda más opción que tomar todas las medidas apropiadas para proteger nuestros derechos legales”.
U.S. Steel fue fundada en 1901 en una fusión que involucró a los titanes empresariales estadounidenses J.P. Morgan y Andrew Carnegie y creó instantáneamente la compañía más grande del mundo. A medida que Estados Unidos creció hasta dominar el mundo en el siglo XX, U.S. Steel creció con él. En 1943, en el auge manufacturero de la Segunda Guerra Mundial, U.S. Steel empleaba a 340.000 personas.
Pero la competencia extranjera, de Japón en los años de 1970 y 1980 y más tarde de China, erosionó gradualmente la posición de U.S. Steel y la obligó a cerrar plantas y despedir trabajadores. La siderúrgica ahora emplea a menos de 22.000 en una industria dominada por los chinos.
El gobierno de Estados Unidos ha buscado durante años proteger a U.S. Steel y otros fabricantes de acero estadounidenses imponiendo impuestos al acero importado. Durante su primer mandato, Trump impuso aranceles del 25% al acero extranjero, y Biden los mantuvo o los convirtió en cuotas de importación. De cualquier manera, las barreras comerciales mantuvieron el precio del acero estadounidense artificialmente alto, dando a U.S. Steel y otros un impulso financiero.
U.S. Steel es rentable y tiene 1,800 millones de dólares en efectivo, comparado con 2,900 millones que tenía a finales de 2023.
El presidente de United Steelworkers, David McCall, declaró el viernes que U.S. Steel tenía los recursos financieros para seguir adelante por sí sola. “Puede seguir siendo fácilmente una empresa fuerte y resiliente”, dijo a los periodistas.
Pero U.S. Steel ha dicho que necesita el efectivo de Nippon Steel para seguir invirtiendo en altos hornos como los de Pensilvania e Indiana.
“Sin la transacción de Nippon Steel, U.S. Steel pivotará en gran medida lejos de sus instalaciones de alto horno, poniendo en riesgo miles de buenos empleos sindicales, impactando negativamente a numerosas comunidades en donde existen sus instalaciones”, advirtió U.S. Steel en septiembre. La empresa también amenazó con sacar su sede de Pittsburgh.
Por su parte, U.S. Steel parece estar dispuesta a centrarse en hornos de arco eléctrico más nuevos, como su planta Big River en Arkansas, donde puede fabricar productos de acero de alta calidad de manera más eficiente y a precios más bajos en comparación con los altos hornos, dijo Josh Spoores, analista del sector en la firma CRU con sede en Pensilvania.
“No sé si no tienen la voluntad, pero parece que han visto que es una inversión mucho mejor, un retorno de la inversión mucho mejor si buscan invertir en un horno de arco eléctrico en lugar de un alto horno”, dijo Spoores. Señaló que ningún fabricante de acero ha construido un alto horno en América del Norte en décadas.
Una posibilidad es que otra empresa intervenga y haga una oferta por U.S. Steel.
En 2023, el archirrival Cleveland-Cliffs ofreció comprar U.S. Steel por 7,000 millones de dólares. U.S. Steel rechazó la oferta y terminó aceptando la propuesta en efectivo de casi 15,000 millones de dólares de Nippon Steel, el acuerdo que Biden anuló el viernes. Quizás, dicen los analistas, Cleveland-Cliffs lo intentará de nuevo.
En un comunicado, el gobernador de Pensilvania, Josh Shapiro, advirtió a la dirección de U.S. Steel contra “amenazar los empleos y el sustento de los habitantes de Pensilvania que trabajan en Mon Valley Works y en la sede de U.S. Steel y sus familias”.
Shapiro también dijo que las empresas que hagan ofertas para comprar U.S. Steel en el futuro deben hacer los mismos compromisos de “inversión de capital y protección y crecimiento de los empleos en Pensilvania que Nippon Steel puso sobre la mesa”.