Crece la desinformación climática y las teorías de conspiración
Cuando una intensa ola de calor afectó a España y gran parte de Europa, el EDMO ya “observó un aumento de la desinformación detectada sobre el cambio climático”.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 2 años.
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Huracanes artificiales, incendios causados por helicópteros o una sequía con origen en la ingeniería son algunas falsedades que han crecido este año con las temperaturas para constatar que la desinformación aumenta cuando el cambio climático es más tangible.
La sucesión de estos fenómenos extremos y su consecuente mayor atención mediática han venido acompañadas de una creciente oleada de desinformación climática, como ratifican los datos recopilados por el Observatorio Europeo de Medios Digitales (EDMO) y expertos consultados por EFE.
Mentiras repetidas
En junio, cuando una intensa ola de calor afectó a España y gran parte de Europa, el EDMO ya “observó un aumento de la desinformación detectada sobre el cambio climático”, explica a EFE su coordinador de Verificación, Tommaso Canetta.
La tendencia fue en aumento durante los meses de julio y agosto, con decenas de afirmaciones falsas contabilizadas por esta institución, que aglutina a 26 miembros de una red que se extiende a otros tantos países de la Unión Europea y Noruega y de la que forma parte EFE Verifica.
Canetta subraya que la causa de este crecimiento puede radicar en la relevancia informativa del cambio climático.
“Cuando muchos medios de comunicación europeos hablaron de olas de calor durante el verano, circuló mucha desinformación sobre ese tema”, expone.
Aunque la desinformación medioambiental remitió levemente en septiembre, este experto explica que espera un aumento de la misma en el próximo informe del EDMO relativo al mes de octubre.
Según Canetta, dicho incremento se puede deber a “las protestas de los activistas del clima”, pero “quizás también al caluroso octubre registrado en muchos países de la UE”.
La negación
El cambio climático lleva años siendo un objetivo de la desinformación y las teorías conspirativas, pero esos discursos han ido evolucionando a medida que la realidad ha superado sus argumentos iniciales.
Así, de una mera negación se ha pasado al escepticismo sobre las recomendaciones de los científicos.
“Una parte creciente” de la desinformación en este ámbito “se centra en poner en duda las soluciones”, relata a EFE John Cook, investigador de desinformación sobre el cambio climático en la Universidad de Monash (Australia).
“Esta puede atacar las políticas climáticas, por ejemplo, argumentando que subirán los precios o perjudicarán la economía, o atacar a las energías renovables”, señala Cook.
En una de sus investigaciones, en la que recopila 21 años de negacionismo climático en el Reino Unido, Cook constató que se produjeron “picos de desinformación política” justo antes de que se rubricara el Acuerdo de París, un fenómeno que se repetía cuando el Gobierno británico aprobaba alguna iniciativa medioambiental.
Por su parte, Jose Antonio Moreno, miembro del equipo THINKClima de la Universidad Pompeu Fabra, un proyecto que investiga la negación de esta realidad en Europa, coincide en que estos nuevos discursos no tratan tanto de rechazar los hechos que soportan la teoría del cambio climático, sino las medidas para paliarlo.
A su juicio, muchos de estos postulados y la desinformación que se difunde actualmente podrían definirse como “obstruccionistas”, en cuanto que tratan de obstruir los discursos en favor de la acción climática y la elaboración de políticas públicas en este sentido.
Peligrosa desinformación
La desinformación sobre el cambio climático plantea peligros y consecuencias con un “fuerte carácter destructivo”, asegura John Cook.
Por ejemplo, esta reduce los logros de la alfabetización mediática y puede influir “en los científicos a la hora de comunicar” los resultados de sus investigaciones, argumenta.
Un estudio de la Universidad de Arizona de 2020 alertaba de que la exposición a la desinformación de este tipo puede minorar la creencia de la gente en el cambio climático e incluso debilitar su percepción del consenso científico sobre esta realidad.
Para frenar la difusión de falsedades, Cook apuesta por “crear una resistencia pública contra la desinformación explicando las técnicas utilizadas para engañar”.
Una vez que la gente aprende esos métodos, desarrolla una “inmunidad cognitiva” —concepto entrecomillado por el propio Cook en sus respuestas por escrito— y es menos probable que se deje confundir por la desinformación.
Y es que, en su opinión, la desinformación climática está “librando una batalla perdida a medida que la realidad supera sus falsos argumentos”.