Coronavirus pudo haber nacido de un accidente de laboratorio chino pero no fue creado por humanos
Según un comunicado de la Oficina del Director Nacional de Inteligencia de Estados Unidos.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 4 años.
PUBLICIDAD
Washington. La Inteligencia de Estados Unidos rechazó este jueves que el coronavirus sea una creación artificial, en medio de las filtraciones a la prensa de que funcionarios de la Administración del presidente Donald Trump habrían presionado a los servicios de espionaje para que busquen pruebas de que fue originado en un laboratorio en Wuhan.
En una vía de comunicación poco habitual, la oficina del director de la Inteligencia Nacional, Richard Grenell, descartó en un comunicado que la mano del hombre esté detrás del virus SARS-CoV-2.
“Toda la comunidad de Inteligencia ha estado proporcionando de forma consistente un apoyo crucial a los políticos de Estados Unidos y a aquellos que están respondiendo al virus de la COVID-19, que se originó en China. La comunidad de Inteligencia también coincide con el amplio consenso científico de que el virus de la COVID-19 no es ni artificial ni genéticamente modificado”, dice la nota.
La agencia federal agregó que “la comunidad de Inteligencia continuará examinando rigurosamente la información y los datos que emerjan para determinar si el brote (de coronavirus) comenzó a través del contacto con animales infectados o si fue resultado de un accidente en un laboratorio en Wuhan”, la ciudad china donde se originó la pandemia.
Origen desconocido
Hasta la fecha se desconoce la fuente del SARS-CoV-2, aunque desde el Gobierno de Estados Unidos ha insinuado que se originó en un laboratorio, mientras que algunas autoridades chinas han promovido la teoría de que soldados estadounidenses introdujeron la enfermedad durante su participación en los Juegos Mundiales Militares de Wuhan en octubre.
El anuncio de la Inteligencia Nacional coincide con la publicación de un artículo del diario The New York Times que asegura que funcionarios de alto rango de la Administración de Trump han presionado a la agencias de espionaje del país en busca de pruebas que apoyen la teoría de que el virus fue creado en un laboratorio en Wuhan.
Según el periódico, que cita a funcionarios y exfuncionarios estadounidenses, hay asistentes de Trump y legisladores republicanos que pretenden culpar a China de la pandemia para desviar la responsabilidad de la gestión que el Gobierno ha hecho durante la crisis en Estados Unidos, el país con el mayor número de casos -más de un millón- y con más de 60,000 fallecidos.
Pompeo maneja los hilos
De acuerdo al rotativo, el secretario de Estado, Mike Pompeo, está liderando estos esfuerzos del Ejecutivo, mientras que el viceasesor de Seguridad Nacional, Matthew Pottinger, ha estado presionando a los servicios de Inteligencia desde enero para que reúnan información que sustente la hipótesis del virus generado en un laboratorio.
El artículo también destaca el nombre de Anthony Ruggiero, director de la oficina del Consejo de Seguridad Nacional encargada del seguimiento de las armas de destrucción masiva, quien expresó en enero su frustración durante una videoconferencia sobre la incapacidad de la CIA de hallar el origen del brote.
Personas conocedoras de esa conversación, citadas por The New York Times, indicaron que los analistas de la CIA respondieron que no tenía pruebas para respaldar ninguna teoría con suficiente confianza.
El miércoles, la cadena de televisión NBC ya informó de que la Casa Blanca había ordenado a las agencias de espionaje que "barrieran" todas las comunicaciones interceptadas, datos e imágenes por satélite para averiguar si China y la Organización Mundial de la Salud (OMS) escondieron al principio información sobre lo que más tarde se convertiría en una pandemia.
Y Trump sigue apuntando a China
A este respecto, Trump se refirió hoy en declaraciones a los periodistas en la Casa Blanca: “Acabamos de ser golpeados por este virus atroz que nunca debería haberse permitido que escapara de China, deberían (los chinos) haberlo detenido en origen, no lo hicieron”.
Su portavoz, Kayleigh McEnany, fue aún más lejos cuando fue preguntada por los reporteros sobre si el presidente piensa que Pekín está haciendo lo posible para que no sea reelegido en los comicios de noviembre próximo en Estados Unidos.
"¿Por qué China querría la reelección de un presidente que finalmente ha tenido el coraje de ponerse cara a cara (frente a ellos)? Él (Trump) simplemente está mencionando el hecho de que a China le gustaría ver a otra persona en este cargo", dijo la portavoz.
El diario The Washington Post publica este jueves que funcionarios de alto rango estadounidenses han comenzado a explorar la posibilidad de imponer un castigo o pedir compensaciones económicas a China por su gestión de la pandemia.
En busca de estrategia para “castigar” a China
Esa información, cuyas fuentes son cuatro funcionarios de Administración estadounidense, apunta que este jueves se va a celebrar una reunión de responsables de varias agencias gubernamentales, entre ellos algunos de Inteligencia, para trazar una estrategia en busca de represalias a China.
Según el Post, Trump y sus asistentes han analizado en privado la posibilidad de arrebatar al gigante asiático la “inmunidad soberana”, con el objetivo de que tanto el Gobierno de Estados Unidos como las víctimas puedan demandar a China por los estragos ocasionados por el coronavirus.
Otra opción que se evalúa es cancelar parte de las obligaciones de deuda con Pekín, aunque se desconoce si Trump respalda esta propuesta, y dos funcionarios económicos de la Casa Blanca la han descartado.
La pandemia global que ha matado a más de 220,000 personas en el mundo.