Washington. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dijo que nominará a una mujer para sustituir a la juez Ruth Bader Ginsburg, que murió el viernes a los 87 años y fue una defensora de la igualdad de género.

A continuación, un vistazo a las principales aspirantes:

Amy Coney Barrett

Barrett, de 48 años, está ampliamente considerada como favorita. Ya estuvo entre los finalistas para la segunda nominación de Trump al alto tribunal, que finalmente obtuvo el juez Brett Kavanaugh. Barrett, católica devota y con siete hijos, es una favorita de los conservadores religiosos y se considera que rechaza de plano el aborto.

Barrett fue nominada por Trump a la Corte de Apelaciones del 7mo Circuito federal y confirmada por el Senado en octubre de 2017 por 55 votos a favor y 43 en contra. El 7mo Circuito, con sede en Chicago, cubre los estados de Illinois, Indiana y Wisconsin.

En sus casi tres años en el puesto ha firmado unas 100 opiniones, incluidas varias opiniones discordantes en las que mostró su claro y consistente cariz conservador.

Barrett sirvió como asistente legal del juez de la Corte Suprema Antonin Scalia. Trabajó brevemente como abogada privada en Washington D.C. antes de volver a la Facultad de Derecho de la Universidad de Notre Dame, donde estudió, para convertirse en profesora en 2002.

En 2017, durante su vista de confirmación en el Senado para el puesto en la corte de apelaciones, los demócratas presionaron a Barrett sobre si sus creencias afectarían a sus posibles fallos sobre el aborto y otras cuestiones sociales controvertidas.

Barrett respondió que se tomaba su fe católica en serio, pero: “Yo recalcaría que mi afiliación religiosa personal o mi creencia religiosa no me eximen de mis deberes como juez”.

Está casada con Jesse Barrett, un exfiscal federal que ahora es socio en una firma legal de South Bend, Indiana. La pareja tiene siete hijos, incluidos dos adoptados en Haití y uno con necesidades especiales.

Barbara Lagoa

Lagoa, de 52 años, es una juez cubanoestadounidense de Florida que fue nominada por Trump en 2019 para servir en la Corte de Apelaciones del 11mo Circuito. Su nombre estaba en la lista de posibles elegidas publicada este mes por la Casa Blanca.

Criada en Hialeah, un suburbio de Miami con una considerable población latina, es hija de exiliados cubanos que huyeron del régimen comunista de Fidel Castro. Habla español fluido y tiene un sólido historial conservador como magistrada.

Su posible nominación se ha presentado como una forma de que Trump refuerce su menguante apoyo en un estado indeciso crucial, donde sondeos recientes han mostrado en cabeza por un estrecho margen al candidato demócrata, Joe Biden.

Lagoa también supondría la ventaja de haber sido investigada por el Senado hace apenas 10 meses, cuando obtuvo una confirmación sin complicaciones por 80 votos a favor y 15 en contra, un apoyo bipartita relativamente raro. El 11mo Circuito tiene jurisdicción sobre Georgia, Florida y Alabama.

Trump dijo el sábado que aún no conocía a Lagoa, pero que “es hispana y muy respetada”.

Lagoa se graduó en la Universidad Internacional de Florida y obtuvo su título de derecho en la Universidad de Columbia de Nueva York en 1992. Después trabajó como abogada particular en Miami durante aproximadamente una década.

En 2000, ganó notoriedad como parte del equipo legal que representó a los familiares de Elián González, un niño que se vio inmerso en una publicitada disputa de custodia entre su padre en Cuba y sus parientes en Miami.

Lagoa está casada con Paul Huck Jr., abogado de Miami. La pareja tiene tres hijos.

Joan Larsen

Larsen, de 51 años, era una académica de derecho de la Universidad de Michigan poco conocida hasta 2015, cuando el entonces gobernador Rick Snyder, republicano, la propuso para llenar una plaza vacante en la Corte Suprema de Michigan.

Al año siguiente, hizo campaña para completar el mandato de su predecesor en la corte apelando a votantes conservadores, defendiendo una interpretación originalista de los textos legales y prometiendo no “legislar desde la banca”. Como candidato presidencial, Trump incluyó el nombre de Larsen en su primera lista de posibles candidatos al alto tribunal.

Trump ganó en Michigan ese noviembre, y poco después de asumir el cargo intervino para llevar a Larsen a un puesto federal, proponiéndola en mayo de 2017 para una plaza en la Corte de Apelaciones del 6to Circuito, con sede en Cincinnati. Los dos senadores demócratas de Michigan paralizaron en un principio su nombramiento porque la Casa Blanca no les había consultado, como es costumbre, pero tras reunirse con los senadores, Larsen fue confirmada por el Senado por 60 votos a favor y 38 en contra el siguiente noviembre.

Larsen creció en Waterloo, Iowa, y se graduó en la Universidad de Iowa del Norte antes de ir a la Facultad de Derecho de la Universidad Noroeste en Chicago. Tras graduarse en 1993 obtuvo una codiciada plaza de asistente con el juez Antonin Scalia.

Cuando George W. Bush ganó las elecciones presidenciales, se unió a la Oficina de Asesoría Legal en el Departamento de Justicia, donde en 2002 escribió un comunicado interno aún secreto sobre los derechos de los detenidos a apelar su detención.

Más tarde regresó a Michigan a enseñar derecho y defendió una visión ampliada de los poderes de la presidencia. En 2006 escribió un artículo defendiendo que Bush empleara comunicados firmados para interpretar leyes aprobadas por el Congreso. Sin embargo, en su vista de confirmación en 2017 para el puesto federal, Larsen aseguró a los senadores que no tendría problemas fallando contra Trump si la ley lo requería.

Larsen está casada con el profesor de derecho en Michigan Adam Pritchard, experto en derecho corporativo y de garantías. Viven en Scio Township, cerca de Ann Arbor, y tienen dos hijos.

Allison Jones Rushing

Rushing, de 38 años, fue confirmada hace apenas 18 meses para la Corte de Apelaciones del 4to Circuito en Richmond. Si asciende a la Corte Suprema, sería la juez más joven confirmada desde principios de la década de 1800.

Nació en Hendersonville, Carolina del Norte. Su posible designación cuenta con el apoyo del jefe de despacho de la Casa Blanca, Mark Meadows, que también procede de las montañas de Carolina del Norte.

Rushing se graduó en la Universidad de Wake Forest antes de asistir a la Universidad de Duke, donde obtuvo su título de derecho en 2007. Después fue asistente de Neil Gorsuch, que más tarde llegó al Supremo y en esa época era juez de apelaciones. También fue asistente en la Corte Suprema para el juez Clarence Thomas.

Como especialista en apelaciones en la firma Williams & Connolly de Washington, planteó decenas de casos ante la Corte Suprema. Pero su carrera legal, relativamente corta y que incluyó trabajar para un grupo local conservador cristiano, hará que demócratas y sus aliados se opongan a su candidatura.

Cuando estaba en la facultad de derecho en 2005, Rushing trabajó como pasante en Alliance Defending Freedom, un grupo conocido por oponerse al matrimonio entre personas del mismo sexo y a aumentar los derechos para personas transgénero. Eso ha hecho que los demócratas la describan como una “joven extremista ideológica”.

Rushing está casada con Blake Rushing. La pareja tiene un hijo pequeño.

Kate Comerford Todd

Todd, de 45 años, es la única abogada en la posible lista de favoritas de Trump para la plaza en la Corte Suprema que nunca ha trabajado como juez.

Trabaja en el equipo de asesoría legal de la Casa Blanca y su estrecha conexión con el gobierno de Trump podría dar pie a que los demócratas cuestionen su independencia y relativa falta de experiencia. Sin embargo, su inexistente historial judicial también deja pocos registros por escrito para que sus oponentes busquen material con el que atacarla.

Todd se graduó en la Universidad de Cornell antes de ir a la Facultad de Derecho de Harvard. Después fue asistente de Thomas en la Corte Suprema. Trabajó como abogada particular antes de ser vicepresidenta y asesora jefe del Centro de Litigación de la Cámara de Comercio de Estados Unidos, que es la rama legal de la Cámara de Comercio.

Está casada con Gordon Dwyer Todd, socio de la firma legal Sidley en Washington, especializado en defensa corporativa y litigación gubernamental. La pareja vive en el norte de Virginia con sus cuatro hijos.