MEMPHIS, Tennessee. Tres exagentes de la policía de Memphis fueron declarados culpables el jueves de la paliza mortal que le propinaron a Tyre Nichols en 2023, pero fueron absueltos de los cargos más graves a los que se enfrentaban por una muerte que desató protestas en todo Estados Unidos y clamores para que haya grandes cambios en la conducta policial.

Los miembros del jurado deliberaron unas seis horas antes de emitir un veredicto mixto para Tadarrius Bean, Demetrius Haley y Justin Smith.

Los tres expolicías fueron declarados culpables de manipulación de testigos en relación con el encubrimiento de la paliza, pero Bean y Smith fueron absueltos de los cargos relacionados con derechos civiles. Haley fue absuelto de violaciones a los derechos civiles de Nichols que derivaron en su muerte, pero declarado culpable del cargo menor de violaciones a sus derechos civiles que derivaron en lesiones corporales. También fue declarado culpable de un cargo de asociación delictiva para manipular testigos del que los demás fueron absueltos.

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La corte permaneció en silencio mientras se leían los veredictos.

El juez ordenó el encarcelamiento de los tres exagentes. Tiene previsto llevar a cabo una audiencia el lunes para escuchar a los abogados defensores, que se prevé planteen la posibilidad de que sean dejados en libertad a la espera de que se emita su sentencia. Los cargos de manipulación de testigos conllevan posibles penas de hasta 20 años de prisión. El cargo de privación de derechos civiles puede ser sancionado hasta con 10 años de cárcel. Los exagentes hubieran enfrentado cadena perpetua si eran declarados culpables de los cargos más graves.

El veredicto supuso un revés parcial para los fiscales, que no lograron obtener una declaración de culpabilidad por violación de los derechos civiles para dos agentes que participaron activamente en el incidente. Los miembros del jurado vieron repetidamente fragmentos de videos policiales que mostraban a los agentes asestándole puñetazos y patadas a Nichols y golpeándolo con un batón a unos pasos de su casa, mientras el joven de 29 años llamaba a gritos a su madre.

El video muestra cómo Bean y Smith forcejeaban con Nichols y le sujetaban los brazos, mientras también lo golpeaban, pero el jurado no quedó convencido de que esas acciones constituyeran una violación de los derechos civiles. Un agente del FBI declaró que Smith le dijo que había golpeado a Nichols, pero los abogados defensores argumentaron que lo único que Bean y Smith hicieron fue darle manotazos a Nichols mientras trataban de esposarlo.

Rodney Wells, padrastro de Nichols, dijo a The Associated Press afuera del tribunal: “Una victoria es una victoria. Todos irán a la cárcel”.

Cinco agentes fueron acusados de la muerte de Nichols, pero dos se declararon culpables y testificaron contra miembros de su antigua unidad de combate al crimen.

Los fiscales argumentaron que Nichols fue vapuleado por huir de un control de tráfico, diciendo que ello formaba parte de una práctica policial habitual denominada “impuesto de la calle” o “impuesto de fuga” en el argot de los agentes. Dijeron que los policías mintieron —a un supervisor, a los profesionales médicos que atendieron a Nichols y en los informes escritos requeridos— sobre el alcance de la fuerza que emplearon.

“Este ha sido un largo camino para nuestra familia”, declaró a la prensa RowVaughn Wells, la madre de Nichols. “La verdad es que ahora mismo estoy conmocionada porque todavía no me creo todo lo que está pasando. Pero estamos contentos de que todos hayan sido declarados culpables y detenidos”.

Los abogados de Bean, Smith y Haley no respondieron a las solicitudes de comentarios que se les enviaron por teléfono, mensaje de texto y correo electrónico.

Nichols, quien era afroamericano, huyó del control de tráfico a pesar de haber sido alcanzado con gas pimienta y una pistola aturdidora. Los cinco agentes, que fueron despedidos tras la paliza, también son afroamericanos.

Uno de los testimonios más emotivos del juicio fue el de uno de los agentes, Desmond Mills, quien aceptó un acuerdo con la fiscalía bajo el cual los fiscales exigían una sentencia de hasta 15 años de prisión. Mills declaró entre lágrimas que se arrepentía de sus acciones, que había dejado sin padre al hijo de Nichols y que desea haber detenido los golpes. Más tarde, testificó que participó en el encubrimiento con la esperanza de que Nichols sobreviviera y todo el asunto “quedara en el olvido”.

Nichols murió el 10 de enero de 2023, tres días después de la paliza. Su hijo tiene ahora 7 años.

El otro agente que llegó a un acuerdo con la fiscalía, Emmitt Martin, declaró que Nichols se encontraba “indefenso” mientras los agentes lo vapuleaban, y que después los agentes comprendieron que “no iban a delatarme, y que yo tampoco iba a delatarlos”. Bajo los términos del acuerdo, la fiscalía propondrá una pena de prisión de hasta 40 años.

Los abogados defensores trataron de que Martin fuese considerado el principal agresor. Martin testificó que Nichols no era una amenaza, pero reconoció haberlo golpeado y pateado en la cabeza.