Washington. El contagio del coronavirus por parte de Donald Trump cambia radicalmente la dinámica de su campaña en pos de la reelección: Representa un severo traspié a solo cuatro semanas de la votación y pone a su equipo en la difícil misión de ver cómo maneja las presentaciones de un presidente infectado.

La contienda amenaza con escapársele de las manos a Trump tras pasar 72 horas hospitalizado con el COVID-19, el virus que ha tenido un enorme impacto en el país y en su campaña. Y mientras su rival demócrata Joe Biden hablaba en uno de los sitios más reverenciados por los estadounidenses, el mandatario, de regreso en la Casa Blanca, aumentaba el caos de Washington el anunciar que suspendía las negociaciones en torno a nuevos estímulos para la economía.

Trump planificó un dramático regreso a la Casa Blanca, posando para fotos mientras se sacaba un tapabocas, y presiona a sus colaboradores para que lo manden de nuevo a hacer campaña lo antes posible. Desea incluso participar en un segundo debate con Biden programado para la semana que viene. Trump, sin embargo, sigue siendo contagioso y su salud debe ser monitoreada de cerca, lo que hizo surgir divisiones entre sus asesores acerca de cómo manejar este traspié.

Algunos opinan que la situación se presta para que Trump finalmente muestra cierta empatía con los afectados por una pandemia que ha matado a más de 210,000 personas en Estados Unidos, dejado a millones sin trabajo, y le ha hecho perder terreno en las encuestas.

Otros, sin embargo, dicen que cambiar de rumbo abruptamente después de siete meses en los que se trató de transmitir fortaleza frente al virus no funcionaría y proponen en cambio intensificar el mensaje para arengar a sus partidarios.

Trump ha dejado bien claro lo que quiere.

“Espero el debate de la noche del jueves, el 15 de octubre en Miami. ¡Será magnifico!”, tuiteó el martes, después de hacer comparaciones erróneas entre los peligros que representan el COVID-19 y la gripe.

“¡Estaremos haciendo campaña nuevamente pronto!”, dijo en otro tuit.

Durante meses, Trump planteó una disyuntiva entre él y Biden, pero al contagiarse del virus tomó más prominencia todavía a su manejo de la pandemia y relegó a un segundo plano sus caballitos de batalla: la economía y la Corte Suprema, para la que nominó a otra jueza conservadora.

Acto seguido, Trump anunció sorpresivamente el martes que los delegados de la Casa Blanca se retiraban de las negociaciones en el Congreso en torno a un estímulo para la economía, responsabilizando a la presidenta de la cámara baja Nancy Pelosi por la falta de progresos y asumiendo la responsabilidad política por suspender las conversaciones. Casi de inmediato la bolsa cayó.

El virus está omnipresente en la Casa Blanca, donde el martes se reportaron más contagios y salones de la residencia presidencial eran adaptados para que puedan funcionar como oficinas. Algunos miembros del equipo de Trump notaron que, si bien le llegaban muchos deseos de una pronta recuperación, incluso de los demócratas, su contagio no generó demasiada simpatía, en buena medida porque reina la impresión de que se lo buscó él mismo.

Trump quiere reanudar sus actividades de campaña lo antes posible, pero sigue siendo contagioso y no está claro si le darán el visto bueno para participar en el debate de la semana que viene, en el que tratará de borrar la mala impresión dejada en el primer debate, durante el cual interrumpió incontables veces a Biden.

Trump está atrás en las encuestas, incluso en los estados decisivos. Su gente se siente optimista respecto a la Florida, Arizona y Carolina del Norte, pero las cosas no pintan bien en Michigan y Wisconsin, lo que aumenta la importancia de Pensilvania, el estado que podría decidirlo todo.

Biden estuvo allí el martes y dio un discurso en el que no mencionó una sola vez a Trump e hizo un llamado a la unidad.

Habló en Gettysburg, donde tuvo lugar la batalla más sangrienta de la guerra civil de 1861-65 y donde Abraham Lincoln hizo otro poderoso llamado a la unidad del país.

“Nuestras divisiones son de vieja data. Las desigualdades económicas y raciales nos han definido por generaciones, pero les doy mi palabra de que, de ser elegido presidente, apelaré al ingenio y la buena voluntad de esta nación para transformar las divisiones en unidad”, expresó Biden.

Su campaña, mientras tanto, difundió un video en el que la exprimera dama Michelle Obama critica duramente a Trump.

“Siete meses después” del inicio de la pandemia, dijo, “sigue sin usar un tapabocas en forma consistente y sin alentar a los demás a que lo hagan, por más que estas simples medidas puedan salvar numerosas vidas”.

“En cambio, sigue alentando a la gente a que se maneje como si esta pandemia no fuese una amenaza real”.