Boricuas en Orlando sufren las inundaciones devastadoras de Ian
Muchos tuvieron que ser rescatados de sus hogares en balsas.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 2 años.
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Orlando, Florida. La familia Rivera estaba consciente de la ferocidad de Ian que llegó anoche a Orlando como tormenta tropical tras destrozar el suroeste del estado como huracán de categoría 4.
Es por esto que, cuando la tormenta estaba en todo su apogeo esta madrugada, el sueño de Laura Rivera, residente del condominio Dockside, fue interrumpido a eso de las 2:00 a.m., pues percibió que la intensidad del fenómeno aumentó. Al asomarse por la ventana vio su automóvil sumergido en agua e inmediatamente palpó las aguas frías invadiendo su apartamento. En segundos, el agua le alcanzó la cintura.
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“Yo levanté a mi mamá corriendo, levanté a todos corriendo, cogimos lo que pudimos, subimos la escalera, a un segundo piso desde las 2 de la mañana. Como a las 7 de la mañana fue que nos rescataron”, relató la riopedrense con la voz quebrantada.
“El agua empieza a llegar al cuarto, por la puerta estaba entrando y yo rápidamente (dije) ‘vamos, tenemos que avanzar’. Gracias a Dios yo preparé un bulto con ropa, porque algo me dijo ‘prepara algo’ y eso mismo me pude llevar. No pude agarrar nada más. Nadie pudo agarrar nada más”, contó Laurrette, hija de Laura quien perdió todas sus pertenencias salvo la muda de ropa que llevaba en ese bulto de emergencia.
Empapados y temblando de frío, Rivera, su hija, nieta, sobrino, madre y dos mascotas se acurrucaron en las escaleras a las afueras del apartamento a merced de los fuertes vientos y la lluvia. Cinco horas después, las autoridades locales los recogieron en una balsa para llevarlos al refugio en la escuela superior Timber Creek.
“Perdimos todo, todo, todo, todo, todo. Nosotros hemos pasado situaciones así, pero nunca como esto. Estamos todavía mojadas con frío”, indicó al resaltar que la angustia del fatídico episodio le provocó que los niveles de la presión y azúcar aumentaran.
La pérdida de bienes de la familia Rivera no se debió a falta de preparación; sino Robardy Ruiz-Rivera, sobrino de Laura, estimó que se debía a que no se había vaciado el pozo séptico. Además, dos cuerpos de agua aledaños se desbordaron con la precipitación.
“Un desastre. Es triste, (ver) todos los familiares, todos los vecinos, viéndolos sufrir y sus casas destruidas. Es algo que no estábamos preparados mental, físicamente. Gracias a Dios estamos aquí luchando (para) empezar de nuevo. Lo material se puede reemplazar, la vida no”, manifestó Laurrette.
Y la familia Rivera no fueron los únicos. En el mismo condominio otras 150 personas, incluyendo el humacaeño Luis Ángel Torres Burgos, sus dos hijas- de 6 y 12 años- y su esposa, fueron despertados por el ruido del agua que entraba en su apartamento.
“Terrible. Es la primera vez (que sucede algo así). Tenemos un lago en la parte de atrás y nos levantamos a las 2 de la mañana y se sintió un ruido de agua y era que estaba saliendo (el agua) por la pared. Estaba un poco asustado y más por ella (su hija), porque a ella le da asma”, confesó.
Frenéticamente, Torres Burgos agarró documentos personales mientras evitaba las aguas que rápidamente abarrotaban su hogar y llamaba al Sistema de Emergencias 9-1-1 para ser auxiliado. Se vio obligado a pedir ayuda tres veces, la cual finalmente llegó cuatro horas más tarde. Los bomberos tuvieron que romper un muro para montarlos en una balsa y llevarlos al refugio.
“(La primera vez que llamé me) dijeron si es agua que sale del inodoro no podemos hacer más ná. Y me engancharon. Plá. Yo dije ‘eah, diache ¿ahora qué yo voy a hacer? Ahora no le puedo hacer ná, porque si ellos no me quieren atender”, indicó al resaltar que no cesó de insistir por el rescate.
Junior Tavera, dominicano que vivió en Puerto Rico por una década, coincidió que nunca había vivido una emergencia similar, pues su casa, de dos niveles, se llenó completamente de agua.
“Lo más grande que he visto hasta ahora. Dañino. Mucha agua. Mi casa está de arriba a abajo de agua. Todo se dañó”, subrayó.
“Tenía temor. Hay cosas cuando uno dice ‘wao, que chiquito es el mundo’. Ahí es donde el ser humano dice: ‘¿dónde está Dios?’ Ahí sí buscamos a Dios”, agregó.
Para ayudar la familia Rivera y Torres Burgos directamente puede llamar al 407-219-1612 u 407-272-4021, respectivamente. Para colaborar con la comunidad latina damnificada en Florida, debe mantenerse conectado con los anuncios y mensajes de la organización sin fines de lucro Hispanic Federation.
Inundaciones históricas
El alcalde de Orlando, Buddy Dyer, admitió a Primera Hora que las lluvias fueron “sin precedentes”, ya que la ciudad no ve inundaciones similares en el pasado siglo. Desconocía, confesó, cuánto tiempo tomaría para que las aguas estancadas, finalmente, retrocedan.
“Fuimos impactados por probablemente la inundación más histórica que hemos tenido al menos en los últimos 100 años más o menos. Tenemos algunos árboles caídos, pero ese no es el gran problema. El gran problema son las inundaciones. Desafortunadamente, nuestra área se inundó con lluvia durante el último mes, por lo que el suelo está bastante saturado. Entonces, solo tendremos que esperar a que el agua retroceda y pedirle a la gente que continúe refugiándose y no viaje”, manifestó al resaltar que, para esta tarde, 49 árboles obstruían las vías de tránsito.
De acuerdo al Centro Nacional de Huracanes (CNH), Ian es la quinta tormenta más potente en la historia de Estados Unidos. Ian tocó tierra ayer a las 3:00 p.m. en el suroeste de Florida como huracán de categoría 4. Fue durante su trayectoria por el centro del estado que perdió fuerza, convirtiéndose en una tormenta tropical. Empero, el Centro pronosticó que en las aguas atlánticas rumbo al estado de Georgia volverá a convertirse en un poderoso ciclón.