Biden inicia su viaje a Oriente Medio
Con la misión de acercar a Israel y Arabia Saudí.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 2 años.
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El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, iniciará este martes su viaje a Oriente Medio con la misión de fortalecer los lazos de Israel con el mundo árabe, especialmente con Arabia Saudí, y en medio de grandes expectativas por su reunión con el príncipe heredero saudí, Mohamed bin Salmán.
Se trata del primer viaje a Oriente Medio de Biden, que saldrá hacia Israel el martes por la noche después de reunirse en Washington con su homólogo mexicano, Andrés Manuel López Obrador. Tras estar en Israel miércoles y jueves, se trasladará el viernes a Cisjordania y partirá ese mismo día hacia Arabia Saudí.
Biden será el primer presidente estadounidense en hacer el trayecto en avión de Israel a Arabia Saudí en un gesto que refleja el acercamiento de los últimos años entre el Estado hebreo y sus vecinos árabes. Su antecesor Donald Trump (2017-2021) tuvo que hacer el viaje al revés.
Aumentar la colaboración entre Israel y el mundo árabe
La Casa Blanca ha dejado claro que el principal objetivo es profundizar la integración de Israel en Oriente Medio aprovechando el impulso de los “Acuerdos de Abraham”, orquestados por Trump y con los que Israel normalizó relaciones con Emiratos Árabes Unidos, Baréin, Sudán y Marruecos.
No se espera que Israel y Arabia Saudí anuncien el establecimiento de relaciones diplomáticas durante el viaje de Biden, pero sí podrían darse ciertos pasos como la apertura del espacio aéreo saudí a vuelos israelíes para que puedan acortar el tiempo de vuelo a China, la India o Tailandia.
Además, Estados Unidos podría interceder en la transferencia de Egipto a Arabia Saudí de dos estratégicas islas del Mar Rojo con el objetivo de garantizar el derecho a la libre navegación de Israel, explicó a Efe una fuente estadounidense familiarizada con las negociaciones regionales.
Según esa fuente, el viaje también podría poner los cimientos para una mayor cooperación militar entre Arabia Saudí e Israel con la mediación del Comando Central (CENTCOM) de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, centrado en Oriente Medio y que desde el año pasado incluye a Israel en su área de cobertura.
En concreto, varias naciones árabes están conversando con Israel sobre la posibilidad de coordinar sus sistemas de defensa antimisiles para hacer frente a Irán.
Algunos países están especialmente interesados en un nuevo sistema láser desarrollado por Israel para interceptar misiles y que las autoridades israelíes tienen previsto mostrar a Biden durante su viaje, en un intento por conseguir apoyo económico de Washington para el proyecto.
El encuentro entre Biden y bin Salmán
No obstante, pese a los esfuerzos de la Casa Blanca por poner el énfasis en Israel, buena parte de la atención se centrará en el encuentro bilateral que mantendrá Biden con el príncipe heredero saudí, Mohamed bin Salmán, al que la propia CIA responsabiliza del asesinato del periodista Jamal Khashoggi.
El encuentro ha generado una avalancha de críticas de organizaciones defensoras de los derechos humanos y de legisladores del Congreso, incluidos miembros del partido de Biden.
Ante las críticas, Biden publicó este fin de semana una columna en el diario The Washington Post donde aseguró que ha cumplido el objetivo que se marcó al inicio de su mandato: “reorientar” pero no romper los lazos con una nación que ha sido un socio estratégico de Washington durante 80 años.
Arabia Saudí, además, lidera la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y justo a finales de junio llegó a un acuerdo con otro grupo de países productores de crudo liderado por Rusia para aumentar la producción en julio y agosto, lo que podría rebajar el coste del crudo.
Con los precios de la gasolina disparados en Estados Unidos y la inflación en máximos no vistos en 40 años, Biden ya ha adelantado que pedirá a los países del Golfo que aumenten la producción.
El conflicto palestino-israelí
A un segundo plano quedará relegado el conflicto palestino-israelí. En su año y medio en el cargo, Biden ha retomado los lazos con la Autoridad Nacional Palestina (ANP), que se rompieron con Trump y ha reanudado la ayuda a la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA).
No ha dado, sin embargo, señales de querer dar marcha atrás en la decisión de su antecesor de declarar a Jerusalén como capital israelí.
Sí que se comprometió a reabrir el consulado para asuntos palestinos de Jerusalén que Trump cerró en 2019, pero de momento no ha habido avances y eso ha generado cierto escepticismo entre los palestinos.
La poca importancia de la cuestión palestina contrasta con visitas en décadas previas de otros presidentes estadounidenses, cuando los asuntos vinculados al conflicto eran centrales.
Ahora parecen ser cada vez menos prioritarios en un contexto en el que Estados Unidos ha dejado atrás sus guerras en Irak y Afganistán y, de la mano de Biden, prefiere concentrarse en su competición con los grandes poderes: China en Asia y Rusia en Europa.