WASHINGTON. El presidente Joe Biden expresó el jueves su profundo agradecimiento al presidente de Kenia, William Ruto, por el próximo despliegue de fuerzas policiales kenianas para ayudar a sofocar la violencia de las bandas en Haití y defendió su decisión de mantener a las fuerzas estadounidenses fuera de la misión en la asediada nación caribeña.

Estados Unidos ha acordado contribuir con 300 millones de dólares a una fuerza multinacional que incluirá 1,000 policías kenianos, pero Biden argumentó que una presencia de tropas estadounidenses en Haití plantearía “todo tipo de cuestiones que pueden ser fácilmente tergiversadas”.

El demócrata llegó al cargo en el 2021, prometiendo poner fin a la participación de Estados Unidos en las llamadas guerras interminables, tras 20 años de conflicto en Afganistán e Irak.

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“Haití está en una zona del Caribe que es muy volátil”, dijo Biden en una rueda de prensa con Ruto, que se encontraba en Washington para la primera visita de Estado a Estados Unidos de un líder africano desde 2008. “Están pasando muchas cosas en este hemisferio. Así que estamos en una situación en la que queremos hacer todo lo que podamos sin que parezca que Estados Unidos, una vez más, está dando un paso al frente y decidiendo que esto es lo que hay que hacer”.

Ruto, que por la noche fue homenajeado por Biden con una elegante cena de Estado en los jardines de la Casa Blanca, también pronunció un discurso sobre política climática y se reunió con el ex Presidente Barack Obama.

Ruto se enfrenta a desafíos legales en Nairobi por la decisión de comprometer a las fuerzas kenianas en un conflicto a miles de kilómetros de casa, cuando a su propio país no le faltan retos económicos y de seguridad. Dijo que Kenia, como democracia, tiene el deber de ayudar.

“Kenia cree que la responsabilidad de la paz y la seguridad en cualquier parte del mundo, incluido Haití, es responsabilidad colectiva de todas las naciones y todos los pueblos que creen en la libertad, la autodeterminación, la democracia y la justicia”, afirmó Ruto. “Y es la razón por la que Kenia asumió esta responsabilidad”.

Algunos analistas afirman que esta medida podría entrar en conflicto con una sentencia dictada en enero por el Tribunal Supremo de Kenia, que declaró inconstitucional el despliegue debido a la falta de acuerdos recíprocos entre Kenia y Haití. En marzo, antes de que Ariel Henry dimitiera como primer ministro de Haití, se firmó un acuerdo para intentar salvar el plan.

El hecho de que Kenia siga adelante “da la impresión de que el país carece de ley y no cree en el Estado de derecho”, afirmó Macharia Munene, profesor de relaciones internacionales de la Universidad Internacional de Estados Unidos-África.

A los oficiales kenianos les espera una misión difícil. Haití lleva décadas soportando pobreza, inestabilidad política y desastres naturales. La intervención internacional en Haití tiene una historia complicada. Una misión de estabilización en Haití aprobada por la ONU que comenzó en junio de 2004 se vio empañada por un escándalo de abusos sexuales y la introducción del cólera, que mató a casi 10,000 personas. La misión finalizó en octubre de 2017.

Biden y Ruto también pidieron a las economías de todo el mundo que tomen medidas para reducir la enorme carga de la deuda que aplasta a Kenia y a otras naciones en desarrollo.

El llamamiento a la acción, denominado Visión Nairobi-Washington, se produce mientras Biden insiste en su llamamiento a las naciones africanas para que Estados Unidos sea un socio mejor que su rival económico China. Pekín ha intensificado sus inversiones en el continente, a menudo con préstamos a alto interés y otras difíciles condiciones de financiación.

Biden y Ruto quieren que las naciones acreedoras reduzcan las barreras de financiación para los países en desarrollo que se han visto limitados por la elevada carga de la deuda. También pidieron a las instituciones financieras internacionales que coordinen el alivio de la deuda y el apoyo a través de bancos multilaterales e instituciones que ofrezcan mejores condiciones de financiación.

La Casa Blanca anunció subvenciones por valor de 250 millones de dólares para la Asociación Internacional de Fomento, que forma parte del Banco Mundial, con el fin de ayudar a los países pobres que atraviesan crisis.

Por otra parte, una ley de financiación gubernamental de 1.2 billones de dólares aprobada por el Congreso en marzo, permite a Estados Unidos prestar hasta 21,000 millones de dólares a un fondo fiduciario del Fondo Monetario Internacional, que concede préstamos sin intereses para ayudar a los países de renta baja.

“Demasiados países se ven obligados a elegir entre el desarrollo y la deuda, entre invertir en su gente y pagar a sus acreedores”, declaró Biden.

Un análisis de Associated Press sobre una docena de los países más endeudados con China -entre ellos Kenia- reveló que la deuda está consumiendo una cantidad cada vez mayor de los ingresos fiscales necesarios para mantener abiertas las escuelas, suministrar electricidad y pagar alimentos y combustible.

Entre bastidores, la reticencia de China a condonar la deuda y su extremo secretismo sobre cuánto dinero ha prestado y en qué condiciones, han impedido que otros grandes prestamistas intervengan para ayudar.

La proporción deuda/PIB de Kenia supera el 70%, y la mayor parte se debe a China. La agencia de calificación crediticia Fitch calcula que Kenia gastará este año casi un tercio de sus ingresos públicos sólo en el pago de intereses.

La administración Biden ha elogiado a Kenia por intervenir en Haití cuando tan pocos países lo han hecho.