Sus acciones forman los ingredientes necesarios para hacer una inquietante serie de televisión: ante el público sonreía con la dulzura de un simpático payaso y en solitario sometía a sangre fría a sus inocentes víctimas en una lenta agonía.

Su mirada podría ser la de un estadounidense cualquiera sino fuera porque esa mirada mantuvo en vilo a ese país hasta hace un cuarto de siglo cuando murió por la pena capital.

Su nombre era John Wayne Gacy aunque se le conoció más como Pogo, Pogo el Payaso o El payaso asesino. Oficialmente se le comprobó que violó y mató a 33 jovencitos en un lapso de seis años, entre 1972 y 1978. De ellos, sepultó a 26 en el sótano de su propia casa, a otros tres en otros espacios de la vivienda y a cuatro más los lanzó a un río cercano.

Durante este tiempo, sin embargo, mantenía una alegre vida con una agenda copada por servicios sociales, desfiles y fiestas. “¡Llegó Pogo, el payaso!”, gritaban con hilaridad los niños cuando irrumpía en los distintos escenarios, siempre alegre, dulce y cariñoso. Iba a los hospitales y albergues a regalar sonrisas.

¿Cuáles son las causas para haber obrado así? Los investigadores en Estados Unidos le han dedicado centenares de estudios para descifrar su mente. Algunos atribuyen a un sistema familiar que de puertas para afuera se mostraba bondadoso, supremamente conservador y respetuoso de las buenas costumbres, pero que en la intimidad era un verdadero infierno.

De hecho, cuando niño fue golpeado violentamente por su padre, John Stanley Gacy, maquinista de profesión, en sus frecuentes borracheras. Aunque el padre también sometía con violencia a sus dos hermanas, a él le daba la consigna de ser “un varón”. El jovencito se esforzaba por agradar a su padre, pero este le respondía que era “un mariquita”, “un débil” y un “poco hombre”.

Nacido el 17 de marzo de 1942 en Chicago, Gacy tuvo un episodio terrible a los 9 años de edad: un amigo de la familia abusó sexualmente de él. Luego, cuando tenía 11 años, se golpeó en la frente con un columpio. Esto le provocó un coágulo de sangre en el cerebro que pasó desapercibido hasta la edad de 16 años, cuando comenzó a sufrir desmayos.

Su padre nunca lo escuchó sino, que por el contrario, lo juzgó con más severidad y lo acusó de pretender dar lástima: “¡Estás fingiendo!”, “¡mientes!”, “¡eres un cobarde!”, le gritaba.

En 1964, Gacy se mudó a Springfield, Illinois, para trabajar como vendedor. Allí conoció a Marlynn Myers, con quien se casó. Ella se separó de él después de una humillación al enfrentar el drama de que su esposo fue declarado culpable por abuso sexual a un menor de edad.

Aunque fue sentenciado a 10 años de prisión salió en libertad condicional en 1970.

Gacy se casó por segunda vez con una mujer que conoció en la secundaria y quien ya tenía dos hijos. Se convirtió en un importante y respetado miembro de la comunidad. Al punto de ser fotografiado con la entonces futura primera dama, Rosalynn Carter.

Aquí con la exprimera dama. (El Tiempo)
Aquí con la exprimera dama. (El Tiempo)
Gacy pintaba payasos en prisión.
Gacy pintaba payasos en prisión.

Fue ejecutado por inyección letal el 10 de mayo de 1994. Sus últimas palabras fueron “Matarme no hará regresar a ninguna de las víctimas. ¡El Estado me está asesinando! ¡Nunca sabrán dónde están los otros!”.

Los abogados de Gacy contrataron a un psiquiatra forense para que examinara el cerebro de Gacy después de morir. Los resultados revelaron que no había anormalidades.