Por años, los establecimientos de venta y alquiler de películas abundaron en Puerto Rico y era muy común ver más de uno en cualquier pueblo.

Pero prácticas como la piratería y la evolución de la internet, le atestaron un duro golpe, al punto de casi hacerlos desaparecer.

Casi contra viento y marea, aún sobreviven algunos videoclubs en la Isla, gracias a la inventiva de sus propietarios.

La zona Oeste no es la excepción. Unos 12 o 15 establecimientos distribuidos en varios pueblos, todavía ofrecen servicios a una clientela cada vez menor, pero se niegan a cederle a los piratas y a la internet el poco espacio que le resta en el mercado.

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“Es muy difícil, pero sobrevivimos”, sostuvo Zaida Avilés, propietaria de Movie World, en Rincón, un establecimiento que lleva sobre 12 años en el centro comercial Vista Mar Plaza, en ese municipio.

“En Rincón hemos sobrevivido gracias al turismo. De diez clientes que entran, por lo menos siete son turistas. Nosotros no solo alquilamos las películas sino también el DVD player o el Blue-Ray player. Pero, además, tenemos que atraerlos con otros productos como papitas y refrescos”, agregó.

Según recordó, en Rincón existían tres videoclubs. Hoy solo queda Movie World. Desde entonces, la industria se ha transformado de distintas formas.

“Cuando yo empecé a trabajar aquí en el 2006, estábamos pasando la transición del VHS al DVD. Luego, como 2007 o 2008, entonces fue la transición de DVD a Blue-Ray”, manifestó Avilés.

Curiosamente, ese cambio representó un resurgir en la venta y alquiler de películas.

“Mucha gente que compró los equipos Blue-Ray, quería ver películas de calidad. No compraba un equipo de $2,000 para poner una película pirateada. El Blue-Ray ayudó a los videoclubs”, expresó la propietaria de Movie World, que tiene distintas ofertas atractivas para su clientela, como un estreno por $2, o tres películas por $5 y una sección de alquiler de hasta cinco días por $1.

“Muchos de los negocios sobreviven con los recargos. Muchas veces uno hace más dinero en recargo que en el mismo alquiler”, apostilló.

“Otro aspecto es el trato con el cliente. Por ejemplo, si alquilas una película y te brinca, o no se ve, aquí tienes a quién reclamarle y yo puedo cambiártela”, manifestó.

Para Iván Roldán, dueño de Movie Land en Aguada, la clave ha sido una promoción agresiva.

“En mi caso, nosotros tenemos un lema que dice: Mejor que Netflix y mejor que Hulu”, contó Roldán, quien también lleva 12 años con su establecimiento.

“Hemos sido bien agresivos con flyers, promociones en Facebook y de tú a tú con los clientes. Además, nuestra tienda no es común y corriente. También ofrecemos otros servicios como reparación de computadoras y ventas de artes gráficas”, añadió.

En efecto, la promoción es agresiva. Para mantener a sus clientes, ofrecen ofertas de un pago fijo por un mes y puedes llevarte las películas que quieras durante ese tiempo, entre muchas otras.

Roldán entiende que, más que la llegada de Netflix o los establecimientos Red Box, la piratería fue el gran verdugo de los videoclubs.

“Yo entiendo que Red Box no ha sido un factor porque para eso necesitas poner una tarjeta de crédito. Pero la piratería sí. Con los DVD’s empezaron en el 2005 al 2007 y eso afectó bastante, pero cuando llegaron las cajas pirateadas, ya para el 2014, eso sí nos mató”, destacó Roldán.

El futuro, sin embargo, no luce esperanzador. Ante el avance de la tecnología, la imparable penetración del internet en los hogares y las distintas alternativas que tiene el cliente al alcance de la mano, cada vez será más difícil mantener un negocio dedicado a la venta y alquiler de películas.

“Hay factores externos que no se pueden detener. Eventualmente la era digital va a sacarnos. Las compañías se están juntando para no producir más discos y blue ray”, sostuvo Roldán, quien también es distribuidor en la zona Oeste.

“Yo entiendo que los videoclubs van a desaparecer. Honestamente, estimo que entre cinco a 10 años van a desaparecer porque por ahí viene la era digital. Solo aquellos que diversifiquen sus negocios podrán durar un poco más, pero, aun así, creo que en diez años deben desaparecer”, sentenció.

Zaida Avilés, propietaria de Movie World, aseguró que el turismo ha sido clave en su permanencia en la zona. (SUMINISTRADA)


Iván Roldán, dueño de Movie Land en Aguada, entiende que más que la llegada de Netflix o los establecimientos Red Box, la piratería fue el gran verdugo de los videoclubs. (SUMINISTRADA)