Que “Cupido” no te engañe con artículos pirateados en San Valentín
Agencia federal alerta de los peligros y hasta el mal rato que puede pasar por estos artículos falsos.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 1 año.
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Ni un Casio, ni una imitación de Rolex.
La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP, en inglés) alertó este jueves del peligro que se corren los consumidores al adquirir y regalar artículos falsificados o pirateados.
Son carteras, zapatos, gafas, relojes y joyería que a simple vista parecieran ser originales, pero que a días de ser usados pueden comenzar a descomponerse, ocasionar alergias u otros problemas de salud, así como contribuyen a mantener actividades delictivas del bajo mundo.
Resulta que estos artículos, que son los predilectos para obsequiar el Día de San Valentín, una celebración que está a la vuelta de la equina, son los productos más falsificados del mercado.
Para detener este contrabando, el CBP lanzó la campaña “No engañes a tu San Valentín con productos pirateados”, informó el especialista de Asuntos Públicos de la agencia federal, Jeffrey Quiñones.
La manera más fácil de identificar estos productos pirateados es que no son adquiridos en las tiendas oficiales de las marcas más reconocidas y deseadas por los consumidores.
“Los van a ver en farmacias y tienditas en toda la Isla, o en el baúl del carro de su vecina, ya usted sabe que son productos pirateados. Todo lo que encuentra mal parqueado por ahí”, afirmó la directora de la División de Propiedad Intelectual del bufete McConnell Valdés, la abogada Dora Peñagarícano.
El precio, la calidad y el olor de los productos también es trascendental a la hora de identificar productos falsificados, indicó la directora asociada interina de Comercio Internacional del CBP, Mabel Dávila.
A modo de ejemplo, se indicó que una pulsera Cartier con un precio de $6,000 no se puede comprar a $600 o una cartera Tous de $500 no se puede conseguir a $39.99. Estos precios rebajados dan a demostrar que no son productos originales.
Los oficiales también mostraron carteras Tous despintadas o agrietadas, una cartera Britto en el que el material que simulaba ser cuero se despellejaba, así como una cartera Gucci en el que el tamaño de las dos G que las identifica eran diferentes.
Más allá de aparentar
Destacaron que el olor de la mayoría de los artículos es a plástico.
“Esto causa mucho daño. Estuvimos hablando de las alergias que causan los materiales. Uno los compra en ese momento y se ven bien bonitos. Al poco tiempo, mire cómo está toda espeluzá, toda rota, esa mochila Britto ahí... Estas carteras Tous aquí, sin usarse, están todas espeluzás, todas... O sea, ustedes van a comprar unas cosas que se les van a romper encima”, afirmó la abogada.
No se deje engañar por los empaques, porque tenga una carta de autenticidad o porque tengan grabados similares a las originales. Es que en el mercado negro no dejan escapar ningún tipo de detalle, según se pudo percibir del despliegue de artículos expuestos por el CBP.
Sin embargo, se observó cómo en la etiqueta de una de estas carteras había colocadas unas letras en mandarín que delataban otro punto importante a considerar. Dávila señaló que estos artículos que llegan de países como China, Hong Kong, Malasia, Singapur, India, República Dominicana, México y Colombia, no así del país de origen de las marcas reconocidas, son indicativos que pudiesen ser pirateados.
El papelón
La peor parte de regalar un artículo pirateado es que la persona puede pasar un gran bochorno.
“Si usted cree que la gente no va a saber que usted tiene un bolso pirateado, está bien equivocado. Porque las personas que sí la conocen, que es la gran mayoría, dice: ‘Sí, eso es una copia, eso es pirateado’. No deben de estar comprando estos artículos y menos ahora para Valentine. O sea, la estás engañado con productos que son engañosos e ilegales”, afirmó Peñagarícano, quien impone demandas contra vendedores de estos artículos falsificados a nombre de sus verdaderos productores.
Pero, el papelón puede ser mayor. La abogada comentó que durante una intervención a un comercio en Plaza Las Américas llegó una señora quejándose por la calidad de su pulsera Cartier que le habían vendido a su marido, pues se le abría el cierre. Allí se enteró que el regalo que su esposo le dio en su primer aniversario de boda era falsificado.
“Ella llegó allí a quejarse… es capaz de que le cueste el matrimonio, porque él le dijo que la pulsera se llamaba un ‘Love Bracelet’, significaba el amor que sentía por ella. Es un ‘Love Bracelet’ que era perenne, para toda la vida. Y él se la atornilló y todo y se la puso. Él fue a comprar una pulsera pirateá para demostrar el amor que tenía por ella. O sea, ella estaba allí gritando a to’ lo que da, de que cómo es posible que le estén vendiendo estas cosas. ‘Y mi marido, por ahorrarse no sé cuantos pasos’, y formó el ‘fortró’ allí. De verdad, y es porque era una porquería que se le abría todo el tiempo”, relató Peñagarícano, simulando los gritos que dijo haber escuchado de la mujer.
El objetivo de las autoridades federales no fue establecer que para San Valentín se deben comprar, en cambio, los costosos artículos de lujos. Fue instar a que no se auspicie el mercado de la piratería.
A modo de orientación, Dávila detalló que las personas deben tener cuidado “al comprar estos productos en esta época de San Valentín. Las personas dedicadas a la falsificación de productos solo están interesadas en obtener ganancias y no les importa el bienestar de las personas que están comprando estos productos, el de la familia o el de nuestra economía. Los productos falsificados pueden financiar empresas delictivas, que se dedican al contrabando, al tráfico de drogas o a cualquier otra actividad ilícita. Cuando los consumidores compran estos productos falsificados, las empresas legítimas están perdiendo ingresos. Por consiguiente, esto puede obligar a eliminar puestos de trabajo. Se estima que cada año se pierden ¾ de millón de puestos de trabajo debido a las ventas de estos productos falsificados que se fabrican en el extranjero. Los productos falsificados también pueden amenazar la salud y la seguridad de estas personas que los compran. Estos productos a menudo están hechos de materiales inferiores, fabricados en condiciones insalubres y sin ningún tipo de control de calidad, y los etiquetan con información falsa”.
Las multas y sanciones
La abogada y la funcionaria federal detallaron que un consumidor no será ingresado a prisión por adquirir un producto pirateado. Es el vendedor quien tiene la mayor carga punitiva.
No obstante, sepa que, si el CBP intercepta un paquete del servicio postal con un artículo pirateado que fue adquirido en alguna página cibernética o por correo, se le impondrá como multa el valor original del producto.
Los vendedores cargan, sin embargo, con la peor parte. Peñagarícano explicó que “las leyes federales son bien fuertes para penalizar por estos productos pirateados”.
Por violación al derecho de autor, la multa puede ser desde $30,000 hasta $150,000 por cada artículo. Por hacerse pasar por una marca, la multa es de entre $150,000 por cada artículo en su posesión hasta $2 millones, así como unos 10 años de cárcel.
El llamado principal que se realizó es que si desea comprar un producto de marca o de lujo que acuda a la tienda original o a través de la página cibernética oficial del artículo.
Dávila expuso que en las páginas cibernéticas también se exponen quiénes son los distribuidores oficiales por cada país. Esto le podría llevar a identificar la tienda a la que puede acudir.
Por otro lado, la funcionaria federal hizo constar que este mercado de la piratería está bien presente en la Isla.
Explicó que el CBP está a cargo de interceptar todo cargamento antes de que se distribuya en el país. Entre el 1 de octubre de 2021 al 30 de septiembre de 2022 esta agencia federal realizó 1,370 incautaciones, con un valor en el mercado de $36.5 millones. Mientras, desde el 1 de octubre de 2022 al presente han ejecutado 443 incautaciones con un valor de $4.8 millones en productos.
Dávila explicó que una vez el producto entre a la Isla, es el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas quien se encarga de realizar las intervenciones con los vendedores.