En la ecuación de regresar a la normalidad en medio de la pandemia del coronavirus, Kael Llanos Durán, de cuatro años, es el más “contento” que está en su familia.

Luego de más de tres meses de encierro, el niño salió por primera vez al centro de cuido que en los pasados años le ha protegido en lo que sus padres trabajan, Pequeques, en Hato Rey.

Pese a la timidez usual de los infantes, Kael aseguró que su contentura se debía a que “en cualquier minuto voy a ver a mis amigos de clase”.

Su mamá, sin embargo, se mostró preocupaba cuando en la mañana de este jueves lo dejó al cuidado de las maestras del centro infantil.

Camille Durán contó a Primera Hora que enfrenta las mismas dudas que numerosos padres en medio de esta emergencia del coronavirus.

Kael ha sido estudiante de Pequeques desde hace ya varios años y pues, dado a la circunstancia del coronavirus y demás, pues ha estado todo el tiempo en casa y realmente le hace falta estar en otro ‘environment’ que no sea en el hogar. Yo en el único lugar que confío es realmente aquí en Pequeques, porque las maestras y todo el personal es excelente y, por eso y dentro de todo, para prepararnos (para el regreso presencial al trabajo) y demás, tomamos la decisión, que ha sido fuerte, de traerlo aquí”, explicó.

El centro de cuido Pequeques ya está operando.
El centro de cuido Pequeques ya está operando. (gerald.lopez@gfrmedia.com)

Señaló que la situación en el hogar era “bastante difícil” por el encierro que enfrentaba el menor. Y, aunque señaló que el “corazón se le quiere salir”, su familia decidió que lo mejor era que comenzara el cuido el pasado miércoles, día en que ya estaban autorizados a operar estos centros por orden ejecutiva de la gobernadora Wanda Vázquez.

La mujer explicó que en la casa “su humor no es el mismo y él se cansa… El aburrimiento, además, en la etapa que él está, que son cuatro años, requiere ese estímulo y esa educación que, en la casa, aunque papá y mamá quieran, hace falta que haya otra persona y otros niños”.

Kael llegó a eso de las 9:00 a.m. a su cuido. Tenía la cara cubierta con un “face shield”. Se mostraba inquieto por entrar y le preguntaba en cada instante a su mamá si ya podía pasar. Sin embargo, el nuevo protocolo requiere que tanto el niño como la madre se tomen la temperatura, así como que se desinfecten las manos y los pies. Durán también tuvo que vestir una bata especial, registrar a su niño electrónicamente y contestar varias preguntas sobre posibles síntomas.

La madre tuvo que despedirse en el portón. El niño, entonces, pasó a la entrada de la estructura, donde se quitó los zapatos que trajo de su hogar y se colocó unos que sus padres designaron para que solo los use en el cuido. Se lavó las manos y comenzó a jugar con otros tres niños que se encontraban en el centro.

Un reto operar

Pequeques fue uno de los cerca de 20 centros de cuidos de infantes, de los 559 registrados en la Isla antes de la pandemia, que decidió comenzar operaciones desde el primer día en que fueron autorizados, informó la presidenta de la Asociación de Centros de Cuido, Vilmarie Esquilín.

Para la corporación, la apertura ha sido un reto. Es que arrancan operaciones en medio de un racionamiento de agua potable, bajo una pandemia en la que se requiere mucha higiene y con el temor de sienten los padres de llevar a sus niños a cuidar, según resumió la directora de Pequeques, Keyza Rivera.

El cuido tiene una capacidad para atender 50 infantes, pero su matrícula en este nuevo inicio se limita a cuatro niños.

Rivera aceptó que muchas familias les han comunicado que no llevarían a sus hijos en agosto o tal vez para cuando inicie el año 2021. Esta situación, reconoció, les afectará económicamente.

Son nuevos procesos y todavía las familias tienen el temor de sacar a sus niños fuera de sus hogares y matricularlos en centros de cuidado. Pero, tenemos familias que confían en los procesos y tienen que estar regresando a sus labores. Así que en Pequeques tenemos todas las áreas seguras, limpias, para un reinicio seguro y apropiado para todos nuestros niños”, manifestó.

En medio de todos los cuidados que tienen, Rivera reconoció que una de las principales dificultades es lograr que los niños se diviertan con distanciamiento físico. Para ello, han programado juegos individualizado y ayuda sicológica para enfrentar esta nueva emergencia.

“¡Qué difícil es asegurar un distanciamiento físico en los niños! Es bien difícil, porque nosotros trabajamos con acercamiento físico. Pero, en estos tiempos, nosotros hemos desarrollados estrategias para que ellos puedan jugar tal vez más individualmente, manteniendo esa distancia requerida de seis pies. Tenemos varias actividades también enfocadas en el desarrollo emocional de ellos, porque venimos de varios meses encerraditos en casa, guardaditos en casa, diciéndole a los niños que en la calle hay un virus, pero nosotros aquí estamos preparados para darles esas herramientas emocionales a nuestros niños para que ellos se sientan seguros, confiados y que esto no es permanente, esto va a pasar”, señaló.

Padres tienen miedo

Dos propietarias de centros de infantes, cuyos negocios todavía están cerrados, coincidieron con Rivera en que los padres tienen mucho temor de llevar a sus hijos al cuido. Señalaron que los sondeos apuntan a que sería en agosto que los pequeños comenzarían a llegar.

Ante tal marco, Neyza Barreto informó que su cuido Chiquimundi, en Guaynabo, comenzará operaciones el 20 de julio.

“Son los padres los que -al final de cuentas- determinan la fecha de apertura”, expuso.

Olga O’Neill, de los centros Peek A Boo, también en Guaynabo, expuso que abrirá el próximo lunes sus dos cuidos, porque no le era costo efectivo operar en medio de un fin de semana largo con motivo del Día de la Independencia de los Estados Unidos.

Reconoció que la cantidad de niños “ha mermado” considerablemente. Indicó que uno de sus centros tiene capacidad para 120 niños y otro de 55, pero que entre ambos recibirá “menos de 20 niños”.

“Para mí no es costo efectivo, pero es una manera de ensayar, ver cómo corre. Ya en agosto los papás dijeron que sí o sí (llevan a sus niños al cuido)”, explicó.

Las declaraciones ofrecidas por estas propietarias coinciden con los sondeos realizados por la Asociación, en torno a que los niños comenzarían a regresar en agosto próximo.

Esquilín explicó que es el Departamento de la Familia la entidad que ha establecido las guías para operar y es también la agencia que proveerá ayuda económica para el éxito de las operaciones en medio de esta emergencia de salud pública.

Señaló, sin embargo, que para los centros la situación económica es “insostenible”. Dijo que esta semana le han notificado de, al menos, cinco cuidos que no volverán a operar.

“Económicamente, este negocio no va a ser sostenible”, expuso.

Entre los problemas que enfrentan es que tienen que operar con un 30% menos de la capacidad de su matrícula y que los gastos han incrementado. En lo personal, Esquilín, propietaria del Centro Infantil Esquilín Mangual de Caguas, determinó aumentar la mensualidad.

“Lo que nosotros queremos es que, si abrimos, que abrimos responsable y con la seguridad de garantizar que ese niño no se enferme. Estamos trabajando con familias y tenemos que velar que se cumplan con las directrices, pero los padres también tienen que ayudarnos. No van a entrar niños con signos de catarro, de mucosidad. Entonces, lo llevan al médico y el médico da certificado de que lo puedo admitir. No me está ayudando ese especialista, no me está ayudando el papá. No pueden traer a los niños con ningún síntoma de enfermedad. Esa es la recomendación”, concluyó la funcionaria.

Primera Hora solicitó una entrevista con el secretario de la Familia, Orlando López, sobre la situación de los centros de cuido. Este no estuvo disponible, porque se encontraba reunido en La Fortaleza.