Nueva York. Los últimos tres meses del año suelen ser una época de auge para muchas pequeñas empresas gracias a las compras navideñas y las celebraciones, pero esta vez lucen precarios debido a que el coronavirus mantiene paralizada gran parte de la economía.

Los propietarios lidian con las restricciones impuestas por el gobierno debido al coronavirus o con la poca demanda mientras tratan de mantenerse a flote, y algunos crean nuevos productos y servicios, o buscan desesperadamente nuevos clientes.

Las grandes fiestas y eventos corporativos que organizaba Sophia D’Angelo antes del brote casi han desaparecido. “El cuarto trimestre siempre era la mayor parte de mi negocio”, dice D’Angelo, propietaria de Boston Experiential Group.

Ahora ha tenido que ser creativa: está usando su experiencia para organizar pequeñas reuniones como cenas con temas navideños y fiestas en casas, generalmente para no más de 10 invitados.

El coronavirus ha devastado a muchas pequeñas empresas de Estados Unidos: se estima que cientos de miles ya han cerrado para siempre. Y se prevé que muchas de ellas pasen dificultades este trimestre, especialmente a medida que aumentan los casos de COVID-19 en algunas áreas del país. Es probable que más negocios, restaurantes y minoristas en particular, quiebren si no pueden generar los ingresos que necesitan.

El impacto del distanciamiento social se puede ver en las cifras de ventas de los restaurantes: la Asociación Nacional de Restaurantes informó que el 70% sus afiliados sufrieron una caída en los ingresos durante agosto con respecto al año anterior.

Barking Irons, un fabricante de brandis de manzana, depende en gran medida de los bares, restaurantes y licorerías de la ciudad de Nueva York para su negocio. La empresa suele obtener la mitad de sus ingresos en el cuarto trimestre.

Pero la vida social en la ciudad sigue limitada por la pandemia. Los restaurantes pueden recibir sólo una cuarta parte de su capacidad en interiores y no hay servicio de bar. Y aunque las comidas al aire libre pueden continuar indefinidamente, es difícil predecir cuántas personas estarán dispuestas a resistir el frío, incluso con un brandi para calentarlas.

La cancelación de bodas, fiestas, cenas formales y otros eventos sociales significa que hay menos necesidad de invitaciones y otros productos de Dulles Designs, un creador de papelería impresa de lujo. Pero la empresa ha hallado un salvavidas.

La propietaria, Emilie Dulles, dice que las tarjetas navideñas impresas que parecían obsoletas en los últimos años vuelven a ser populares de repente entre las personas y las empresas. Sus clientes dicen que la pandemia les ha hecho reconsiderar cómo mantenerse en contacto. Como nunca antes, ahora están enviando tarjetas, por ejemplo, por el Día de Acción de Gracias, y algunas listas de destinatarios pueden incluir cientos o incluso miles de nombres.

“Están tratando de conectarse con personas que no han visto en años”, dice Dulles.

Le empresaria cree que el cambio en el negocio en el cuarto trimestre ayudará a compensar la pérdida de ingresos por concepto de bodas y eventos. Pero Dulles no quiere todavía apresurarse a contratar a su contingente habitual de