Calculan en $230 millones las pérdidas al fisco por cierres de centros comerciales durante cuarentena
El presidente de San Patricio Plaza también denunció una “competencia desleal” a favor de las megatiendas.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 4 años.
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Las pérdidas al erario de Puerto Rico alcanzarían los $230 millones si los centros comerciales continúan cerrados hasta el 25 de mayo: total de 71 días fuera de operaciones desde que la gobernadora Wanda Vázquez Garced impuso un cierre forzado de negocios no esenciales para disminuir la propagación del coronavirus Covid-19 el pasado 15 de marzo.
El cálculo lo realizó Adolfo “Tito” González –presidente de las Empresas Caparra, dueña de los centros comerciales San Patricio Plaza, Galería San Patricio y Santander Tower– basándose en que la industria, según dijo, le genera al fisco $1,093 millones al año en impuesto sobre los ingresos, el impuesto de la propiedad inmueble, el Impuesto sobre Ventas y Uso (IVU) y la patentes.
“La industria tiene 76,777 empleos directos y provee 130,521 empleos directos, indirectos e inducidos”, destacó el ejecutivo.
La cifra del estimado incluye las pérdidas por las ventas del Día de Madres. Sin embargo, a esto se le debe restar los ingresos que recibirá el gobierno de los negocios que sí operaron parcialmente, aunque González señaló que “es bien poco”.
“Lo que es el Día de las Madres, realmente, se fue la oportunidad. Se va a hacer un poco de venta, pero esa es la segunda temporada más fuerte de comercio en Puerto Rico después de la Navidad. Desafortunadamente, no se va a poder aprovechar a capacidad, va a ser algo bien limitado lo que puedan hacer los comerciantes”, lamentó.
El presidente de las Empresas Caparra no pudo ofrecer un estimado de cuánto han sido las pérdidas en sus centros comerciales.
“Una competencia desleal”
Asimismo, González denunció una “competencia desleal” a favor de las megatiendas y avalada por el gobierno en medio de la cuarentena.
“Ahora mismo el comercio está abierto en las tiendas grandes que venden comida, pero venden de todo, o sea, Sam’s, Walmart, Cotsco, venden ropa, prenda, relojes, equipos electrónicos. Venden de todo aparte de comida. Nosotros no entendemos. No es que eso esté mal, es que los demás comerciantes locales –el 60% de nuestros inquilinos son pequeños, locales– no pueden operar. Entendemos que eso es algo que se tiene que atender rápidamente porque sino no van a haber comerciantes de aquí a poco tiempo”, proyectó.
Desde que comenzó el cierre, los centros comerciales han tenido una posibilidad muy limitada de operar. Solo pueden abrir bancos, restaurantes –para llevar o entregar–, farmacias y otras áreas que se han ido liberalizando, como las ferreterías. Recientemente, se les permitió a aquellas tiendes que tengan almacén poder, también, hacer entregas o “delivery”.
“Se ha podido hacer, pero ha sido bien limitado. Inclusive, los pocos restaurantes que lo están haciendo de esa forma no necesariamente le es beneficioso”, señaló.
El ingeniero explicó que la Asociación de Centros Comerciales Puertorriqueños –que representa a 40 de los principales de esta industria– trabajaron en conjunto un protocolo que contiene prácticas recomendadas por los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, en inglés) y la Administración de Seguridad y Salud Ocupacional (OSHA) del Departamento de Trabajo de Estados Unidos. Cada uno adaptará el modelo a su operación particular.
Es por está razón que aseguró que están “superlistos y superpreparados” para abrir en cualquier momento.
“Los controles que tienen ellos los podemos tener nosotros, de la misma forma. Es una competencia, hasta cierto punto, desleal porque se está vendiendo no solo comida, y eso de la comida lo entendemos, es lo primordial. Y todos estos artículos que se están vendiendo está muy bien, ellos tienen sus controles y lo están haciendo, eso está perfecto. Pero hay muchos comerciantes locales y es bien difícil de la noche a la mañana hacer la transición de vender en una tienda a vender por mensajero o entregando en una esquina. Esto está causando una pérdida que va a tomar años recuperar”, advirtió.
Exhortación a la gobernadora
González le solicitó a la mandataria de Puerto Rico a que evalúe esta situación y que considere el impacto económico que está teniendo este cierre.
La última orden ejecutiva, que flexibilizó un poco la cuarentena, establece que esa primera fase fue una recomendación del “task force” médico y que durarán un periodo de 21 días o tres semanas. En ese documento los centros comerciales caerían en las tercera fase de reapertura.
“La gobernadora cuando hizo su última conferencia de prensa habló de que, siempre y cuando no se note ningún aumento que comprometa la capacidad del sistema de Salud, pues el 18 o 25 [de mayo] podían liberalizar ciertas áreas del comercio al detal. Sin embargo, la orden ejecutiva no habla del 18, sencillamente va hasta el 25 y no menciona esa posibilidad”, destacó el directivo.
Entre las recomendaciones establecidas en el protocolo creado por la Asociación de Centros Comerciales Puertorriqueños se encuentra: tomarle la temperatura a cada visitante, desinfectar sus manos, exigirle mascarilla, crear una circulación unidireccional y separar las sillas del “food court” a una distancia de seis pies.
Asimismo, habrá un control en la cantidad de personas que entren al “mall” y a cada tienda. Por ejemplo, si llegaran a abrir el 18 de mayo, González plantó permitir esa primera semana una persona por cada 100 pies cuadrados. Luego, la semana del 25, reducirlo a una persona cada 50 pies cuadrados.
“Entendemos que el gobierno ha sido exitoso, aparte de la falta de información confiable, pero, si nos dejamos llevar por el uso de respiradores y personas en cuidados intensivo es bajísima. El cierre se hizo oportunamente, loa cuarentena ha sido bien rigurosa en términos de horario, de duración. En este momento ya han pasado casi dos meses desde que se anunció y nosotros, esta industria, no tenemos todavía una fecha en la que se diga que va a empezar una apertura, aunque sea de forma escalonada. La exhortación a la gobernadora es que se permita la reapertura con una densidad baja el 18 de mayo y entonces el 25 ya podemos ir, dependiendo de ese control y de cómo se maneje, pues entonces podemos flexibilizar algo… con la salud como objetivo principal, primordial, pero tenemos que comenzar a flexibilidad más nuestro comercio local”, requirió.