Durante los últimos años, las plantaciones de cítricos en la región montañosa de Puerto Rico, uno de los frutos de mayor cultivo en suelo boricua, se han visto afectadas por una bacteria que impacta mayormente a la china de especie nativa y la mandarina; el ‘citrus greening’.

Sin embargo, no es una plaga nueva, aclaró el agrónomo de área central del Departamento de Agricultura, Ramón Montañez López, quien definió el ‘citrus greening’ como enverdecimiento de la cítrica “que más bien, la amarillea”.

La enfermedad es causada por la bacteria depositada por una mariposilla que ha atacado a las plantaciones desde el 2009, y entre ese año y el 2012 proliferó.

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“Se había detectado, pero no se declaró como emergencia y se perdieron los fondos”, lamentó.

La enfermedad ataca al árbol, el cual “se va secando el tronco y las hojas, y el fruto se seca y después se cae. Es una bacteria que se transmite por una mariposilla que la deposita en la sabia de la planta”, dijo el conocedor.

Esa ha sido la experiencia de agricultores consultados, quienes han visto morir árboles y perder parte o piezas completas de árboles.

En el 2013 se creó un programa de asperción y abonamiento para tratar de controlarla, en el cual se invirtieron dos millones de dólares en fincas de Las Marías, San Sebastián y Lares, mencionó el funcionario. Sin embargo, al parecer el insecto se había propagado bastante. De hecho, el impacto ya ha alcanzado tal magnitud que “este año el Festival de la China en Las Marías fue el festival de la china ausente”, comentó Montañez López.

Uno de los agricultores a quienes el agrónomo ha brindado servicios y orientación es don Ito Ramos, quien ha dedicado su vida a la tierra y amplió sus cultivos tras heredar terrenos con plantaciones de cítricos a raíz del deceso de su padre. Ya Ramos ha visto los efectos del citrus greening.

“Estamos pasando por una situación bien crítica. Se están muriendo los frutos, los árboles. Necesitamos ayuda ‘por un tubo y siete llaves’; plaguicidas para combatir la plaga en las siembras”, clamó.

El agricultor tiene 20 cuerdas sembradas con china de la especie Valencia desde el 2002. Describió el cultivo de cítricos como “intenso”. Narró que comienzan a recoger en enero y se continúa durante el año. Igualmente, la labor de limpiar y sacar las hojas que caen para que no dañen los troncos. Hay que abonar cada dos meses.

Ramos dijo que la china criolla es la que más ha sufrido.

“Esa se ha eliminado completa, pero como tengo en sombra, ha sobrevivido”, reveló el lareño, quien se describió como un agricultor de corazón.

“Yo nací debajo de una mata de plátano”, dijo en referencia a su apego a las tierras.

El producto se vende a agricultores locales y en los mercados familiares que llegan a las plazas de los municipios. Estimó entre 3,000 o 4,000 las cajas de chinas que puede recoger en un año, “dependiendo de la cosecha que tengamos”.

“Se supone que estemos produciendo el triple. Ahora bastantes plantas han muerto en piezas completas que ya habían sido abonadas. Se perdió semilla, el trabajo, abono”, dijo al describir lo que atraviesan. En una pieza se puedan sembrar cerca de 300 arbolitos, a un costo de unos $6 cada uno.

“Eso sin contar los árboles grandes. En tres cuerdas, se han muerto bastantes por la enfermedad y otros como que tienen la enfermedad”, trajo a colación el agricultor, quien señaló que la plaga resulta costosa.

En cuanto a la ayuda de Agricultura, Ramos dijo que les proveyeron abono, pero que necesitan los tractores para limpiar más rápido los cultivos. También “insecticidas, porque la enfermedad es bien costosa y peligrosa. Ellos tiene mejores productos, más potentes y resultan menos contaminantes”.