¿Qué son las placas tectónicas?
La corteza terrestre está dividida en grandes y pequeños pedazos de tierra que se deslizan interactuando entre sí.

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 8 años.
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La teoría de las placas tectónicas es muy reciente; data de las décadas de 1960 y 1970, pero es producto de investigaciones geológicas mucho más antiguas.
Como sabes, la Tierra está dividida en tres capas principales. Comenzando por el interior, tenemos el núcleo, que es sólido y compuesto de níquel y hierro; luego está el manto, que es la mayor de las capas y se compone de magma o roca derretida; y, finalmente, la corteza terrestre, sobre la que descansan los continentes y los cuerpos de agua.
A su vez, la corteza de la Tierra está fragmentada o dividida en grandes y pequeños pedazos a los que llamamos placas tectónicas, como si se tratara de un enorme rompecabezas.
A esta capa de la Tierra se le conoce como litosfera y conforma la estructura de toda la superficie del planeta.
Las divisiones de esta importante capa son placas grandes, placas menores y otras muy pequeñas que se deslizan imperceptiblemente sobre el manto terrestre provocado por el calor interno del planeta.
Estas placas tectónicas son muy importantes ya que originan los terremotos, los volcanes y toda actividad que pueda mostrar el terreno.
Un continente inicial
La teoría de las placas tectónicas fue sugerida en el año 1908, cuando el científico Alfred Wegener estableció mediante sus investigaciones que las masas terrestres o continentes se estaban moviendo y que se habían fragmentado de un súper continente llamado Pangea.
Esto dio paso a la teoría de que todos los continentes estuvieron unidos una vez, pero se separaron por el movimiento de las placas. Hoy día, se ha comprobado científicamente el constante movimiento de las placas tectónicas.
Movimiento constante
Las placas tectónicas se mueven aproximadamente unos 2.5 centímetros al año (comparable con el crecimiento de tus uñas). La actividad más fuerte de las placas tectónicas está en sus bordes o límites, donde generan su movimiento.
Por esta razón, hay zonas sísmicas más activas que otras, puesto que el movimiento depende del tipo de placa tectónica y de su ubicación.
Existen dos tipos de placas tectónicas: la placa oceánica, que se encuentra en el fondo marino, y la placa mixta, que se encuentra entre el fondo marino y la corteza terrestre. Estas placas tienen diferentes formas de moverse. Por ejemplo, unas chocan, otras se separan, mientras que otras se mueven hacia los lados.
Estos movimientos, que pueden amontonar el terreno que está sobre sus bordes, son los que forman las cadenas de montañas, los volcanes y otras deformaciones en la superficie terrestre. Esta forma de moverse también determina cuán activa puede ser una placa tectónica.
Serias consecuencia
Los movimientos de las placas tectónicas no se pueden pronosticar. Es por esta razón que los terremotos nos toman por sorpresa.
Las placas están en constante movimiento pero, en ocasiones, pueden ser más fuertes generando sismos de gran magnitud.
Los países que se encuentran en los bordes de las placas tectónicas están en mayor riesgo de sufrir estos fenómenos, como es el caso de Chile, Pakistán, Estados Unidos y algunos territorios del Caribe.
La mayoría de estas placas tectónicas se originan en el fondo marino. Un movimiento brusco de ellas provocaría un desplazamiento del agua, lo que generaría las grandes olas que llamamos tsunamis. Estas olas, al llegar a la costa, resultan muy peligrosas por la fuerza que tienen.
Puerto Rico en el límite de una placa
Las islas de nuestro territorio está en alto riesgo de sufrir movimientos sísmicos debido a que nos encontramos justo en el límite entre la Placa de Norteamérica y la Placa del Caribe.
En este caso, la Placa de Norteamérica pasa por debajo de la Placa del Caribe, justo en la fosa de Puerto Rico, al norte de la Isla, y en el arco de las Antillas Menores. Por esta razón, se han formado unos 70 volcanes en las islas vecinas y cada año tenemos más de 1,000 temblores de tierra en la zona.
Cinturón de Fuego
El cinturón, que es más bien una herradura, es una volátil red de arcos volcánicos y fosas oceánicas que casi circunda el océano Pacífico. Se extiende desde las costas de Chile y Perú, subiendo hasta México, más allá de California y bajo el extremo de Alaska, al oeste, hasta el Lejano Oriente ruso, y hacia el sur a través de Japón, las Filipinas, Indonesia y Nueva Zelanda.
Toda esa zona está compuesta de una serie de fallas geológicas en las capas superiores de la corteza terrestre. Estas fallas son los puntos de encuentro de las grandes placas continentales que conforman la corteza y que literalmente flotan en la lava del núcleo terrestre.
Las placas están en constante movimiento, chocando unas con otras o apartándose, o causando presión en sus márgenes.
Esta energía es liberada con erupciones volcánicas, cuando la lava es expulsada a través de fisuras en la corteza, o con terremotos, cuando la presión hace que la corteza ceda.
La mayoría de los sismos son suaves y ocurren bajo el mar, donde está gran parte de los bordes de la placa continental, pero ocasionalmente se generan explosiones volcánicas, terremotos y deslizamientos de tierra. Cuando ello ocurre, hay destrucción. Y luego vuelve el miedo: ¿Cuándo volverá a temblar la tierra?