Los huracanes representan uno de los fenómenos naturales más devastadores que afectan a diversos países del mundo, incluido Estados Unidos, que se prepara para una temporada “extremadamente activa”, según los especialistas.

A lo largo de la historia, la identificación y seguimiento de estos fenómenos han sido esenciales para mitigar sus efectos destructivos. En este sentido, asignarles nombres ha demostrado ser una estrategia eficaz para mejorar la comunicación y la preparación ante estos eventos catastróficos, de acuerdo a la Organización Meteorológica Mundial (OMM). Sin embargo, no muchos conocen el motivo por el que estos temporales son nombrados como personas.

Hace varias décadas, los huracanes se denominaban de manera desordenada y, en muchos casos, después de que habían ocurrido. Con el avance de la meteorología como ciencia, comenzaron a identificarse por sus coordenadas de latitud y longitud. Sin embargo, este método resultó ser engorroso y propenso a errores, especialmente cuando se trataba de intercambiar información detallada entre numerosas estaciones y bases costeras.

El 15 de septiembre de 2004, hace 19 años, el sistema atmosférico entró por el sureste de la Isla.

La práctica de usar nombres cortos y distintivos, tanto en comunicaciones escritas como orales, surgió como una solución más eficiente. Este enfoque no solo facilitó el seguimiento de las tormentas, sino que también evitó confusiones, especialmente cuando había múltiples temporales activos al mismo tiempo. Así fue que comenzó este nuevo sistema a mediados del siglo XX, solo con nombres femeninos.

En un esfuerzo por establecer un sistema más organizado, los meteorólogos del Atlántico Norte adoptaron una lista alfabética: la primera tormenta del año recibiría un nombre que comenzara con A, la segunda adoptaría uno con la inicial B y así sucesivamente. A partir de 1953, el Centro Nacional de Huracanes (NHC, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos, parte de la Asociación Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA), empezó a proporcionar listas de nombres para las tormentas tropicales del Atlántico. En 1979, se incluyeron nombres masculinos, alternando con los femeninos.

Los procedimientos para designarles nombres a los huracanes

La Organización Meteorológica Mundial (OMM) ha establecido procedimientos estrictos para la designación de nombres a huracanes. “Existen cinco organismos regionales de ciclones tropicales que se encargan de este proceso: el Comité de Tifones ESCAP/OMM, el Panel sobre Ciclones Tropicales OMM/ESCAP, el Comité de Ciclones Tropicales de la RA I, el Comité de Huracanes de la RA IV y el Comité de Ciclones Tropicales de la RA V. Estos comités se reúnen anualmente o bienalmente para determinar y revisar las listas de nombres”, señala el sitio oficial.

Las listas de nombres son designadas y propuestas por los Servicios Meteorológicos e Hidrológicos Nacionales de los miembros de la OMM. Los términos seleccionados deben ser familiares para las personas de cada región, facilitando así su comprensión y recordación. En tanto, estos nombres no se asignan en honor a personas específicas.

Criterios para la selección de los nombres de huracanes

Brevedad: los nombres deben ser cortos para facilitar su uso en la comunicación.

Facilidad de pronunciación: deben ser fáciles de pronunciar en diferentes idiomas.

Significado apropiado: deben tener un significado que no resulte ofensivo o inapropiado en diversas culturas.

Unicidad: los nombres no deben repetirse en otras regiones para evitar confusiones.

Los nombres de los huracanes del océano Atlántico en la temporada 2024

Alberto

Beryl

Chris

Debby

Ernesto

Francine

Gordon

Helene

Isaac

Joyce

Kirk

Leslie

Milton

Nadine

Oscar

Patty

Rafael

Sara

Tony

Valerie

William