Con la llegada de la sonda china Chang’e 4 a la cara oculta de la Luna, surge una pregunta: ¿por qué solo vemos una parte de la superficie del satélite?

Esto se debe a que los planetas y sus satélites naturales, con frecuencia, llegan a tener una rotación sincrónica, por ello que, en las noches, cuando se puede apreciar la Luna, se vea la misma cara siempre.

Esto sucede debido a que el tiempo de traslación alrededor del planeta es el mismo que la rotación sobre su propio eje, que en el caso de la Luna es de 27.32 días, según explica a El País la astrofísica del Instituto de Astrofísica de Canarias, Pilar Montañés.

Debido a ello, la información que se tiene sobre el denominado "lado oscuro" de la Luna no es tan abundante.

Se cuentan con imágenes de dicha superficie, y se conoce que contiene materiales ligeros y es montañosa y accidentada, salpicada de cráteres, mientras que la faz visible dispone de numerosas superficies planas para posarse.

La primera en lograr captar imágenes de la cara oculta de la Luna fue la Unión Soviética el 7 de octubre de 1959 con su sonda automática Luna 3.

Comunicación con la cara oculta

Uno de los principales objetivos de China con esta misión es explorar esta superficie. Pero uno de los principales desafíos es lograr comunicarse con el robot lunar situado allí.

Como la cara oculta de la Luna está orientada en sentido opuesto a la Tierra, no hay una "línea de visión" directa para transmitir señales, salvo que se instale un relevo.

Así, el gigante asiático lanzó en mayo un satélite que bautizó Queqiao, posicionado en la órbita lunar para transmitir órdenes y datos intercambiados entre la Tierra y el módulo.

Durante la noche lunar, que dura 14 días terrestres, las temperaturas bajan a -173 grados Celsius y durante el día lunar, también equivalente a 14 días terrestres, pueden alcanzar los 127ºC.

Para hacerlo aún más difícil, el Chang'e-4 se envió en dirección a una región del polo sur de la Luna, la cuenca Aitken, cuyo terreno es particularmente complejo y empinado.

Es el primer país que realiza esta hazaña.

El Chang'e-4 llevará a cabo estudios sobre radiofrecuencias bajas, el cultivo de tomates en otros planetas y los recursos minerales, entre otras cosas.

"Las informaciones recolectadas servirán también para la futura base lunar que Pekín quiere construir y para las actividades científicas en la cara oculta de la Luna", explica a la AFP Chen Lan, analista para GoTaikonauts.com, una página web especializada en el programa espacial chino.

"También servirá para la futura misión de China en Marte, prevista para 2020. En 2021, quiere que aterrice un robot similar al de Chang'e 4. Es una buena oportunidad para probar esta tecnología".