Perseverance halla rocas clave para saber si hubo vida en Marte
Perseverance estudia desde febrero de 2021 el cráter de Jezero, al norte del ecuador marciano y formado por el impacto de un superbólido.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 2 años.
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El trabajo de Perseverance en Marte ya da sus frutos y está seleccionando muestras para enviarlas a la Tierra. Rocas que parecen haber sido alteradas por el agua y son buenas candidatas para albergar materia orgánica que pueda ser indicador de si en el pasado hubo vida.
Los últimos descubrimientos del robot de la NASA se describen en cuatro artículos que publican hoy Science y Science Advances, en los que han participado los españoles Juan Manuel Madariaga, de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU), y Alberto González Fairén, del Centro de Astrobiología (CAB).
Los nuevos estudios recogen los 250 primeros días de misión del rover, durante los que ha dado “resultados muy importantes”, como encontrar rocas ígneas (magmáticas) y con alteraciones acuosas en la base del cráter de Jezero, dice a Efe Madariaga, firmante de dos de las investigaciones.
Estas rocas pueden ser clave para hallar signos de vida pasada en Marte y para datar la historia de los magmas en ese lugar.
Perseverance estudia desde febrero de 2021 el cráter de Jezero, al norte del ecuador marciano y formado por el impacto de un superbólido. La presencia de ríos que atravesaron la pared del cráter lo habrían convertido en un lago, según estiman los científicos, y un tiempo después, aún no precisado, se registraron elementos de vulcanismo.
Una de las investigaciones en las que ha trabajado Madariaga estudió la alteración por el agua de las rocas. En ellas “hemos encontrado, por sorpresa”, sales cuya presencia en entornos ígneos solo se pueden hallar porque “en algún momento estuvieron en contacto con el agua, no se pueden producir de otro modo”.
El científico indica que, “en este momento, este tipo de rocas y lo que contienen en su interior son unos buenísimos candidatos para albergar materia orgánica que pueda ser indicador de que hubo vida”, pero son unos análisis que no puede hacer Perseverance.
En su periplo, el robot va seleccionando muestras para ser enviadas a la Tierra en una misión de la NASA y la Agencia Espacial Europea (ESA), que llegaría aquí en 2033 para ser analizadas en el laboratorio y obtener respuestas.
Los descubrimientos del rover, que está ahora en la base del cráter a unos dos kilómetros del antiguo delta, pueden proporcionar también pruebas para establecer una cronología de su historia geológica y los investigadores han visto cosas que no esperaban.
En su composición, la base de Jezero es distinta a lo encontrado en otras zonas adyacentes y “esa es una de las grandes preguntas que hay que resolver, qué se produjo para que haya esas diferencias”.
El primer “gran fenómeno no esperado” es que no se han encontrado rocas sedimentarias, en contra de “la gran hipótesis de partida” porque fue un lago, por el contrario, lo hallado son rocas ígneas, indica Madariaga.
El equipo considera que la falta de rocas sedimentarias responde a una fuerte erosión por el viento combinada con la necesaria erosión química.
Gracias al instrumento Meda, un analizador de la dinámica ambiental a bordo de Perseverance y liderado por el español Centro de Astrobiología, se ha visto que allí hay vientos mucho más fuertes que en otras localizaciones y remolinos, “no sabíamos de ellos hasta que no hemos llegado”.
Los signos de erosión de esas rocas ígneas indican que han estado “muchísimo tiempo expuestas a ambientes exteriores” y solo se podrá precisar la edad cuando se examinen en la Tierra, pero se sabe que son posteriores a cuando se formó el cráter, unos 2.000 millones de años.
Los investigadores barajan dos hipótesis sobre el origen de estas rocas, que fueran resultado de eventos volcánicos en el cráter o que hayan sido generadas por corrientes de lavas externas que entraran en él. Igualmente habrá que esperar a los exámenes de laboratorio para tener más datos.
Las rocas volcánicas, explica Madariaga, tienen básicamente tres componentes minerales: olivinos, piroxenos y feldespatos. La diferente relación entre ellos y la naturaleza química de cada uno está en función de las características del magma inicial.
En las rocas analizadas, las que proceden de la parte más alta de la base del cráter tienen una cantidad de olivino casi despreciable y podrían haberse formado bajo tierra y enfriado lentamente, a diferencia de las encontradas más abajo.
Perseverance cuenta con participación española, que se centra especialmente en los instrumentos Meda y Supercam. Este último puede examinar rocas y minerales marcianos con diversas técnicas para definir sus características geoquímicas y mineralógicas.
Madariaga destaca que estos instrumentos “están demostrando que son claves, porque han dado resultados que están condicionado lo que ahora sabemos y las nuevas hipótesis que estamos formulando”.