Las “cookies” han sido durante muchos años una parte integral de la navegación web, al ayudar a comprender la actividad de los usuarios y ofrecer una experiencia personalizada.

Ahora, tres décadas después de su lanzamiento, Google ha comenzado a bloquear gradualmente estos pequeños fragmentos de datos apuntando a su completa eliminación.

Las “cookies” son pequeños fragmentos de texto que los sitios web de terceros que visita un usuario envían al navegador que utiliza el visitante, donde quedan guardadas. Estos archivos almacenan distintas informaciones que después son transferidas desde el navegador al servidor que la envió.

Estos archivos, también llamados “galletas informáticas”, posibilitan que los sitios web que las han enviado recuerden información sobre las visitas que reciben, lo que puede hacer que sea más fácil volver a visitar esos sitios y que estos sitios resulten más útiles a quien los visita, según explican desde Google.

La historia de las “cookies” se remonta a Lou Montulli, programador de navegadores web de Netscape Communications, uno de los primeros navegadores de Internet, según la plataforma especializada CookieYes (www.cookieyes.com).

En 1994, a Montulli se le ocurrió la idea de utilizar archivos de texto para almacenar información. La idea detrás de las “cookies” era que permitieran a las personas que compran en un sitio web de comercio electrónico almacenar sus artículos en un carrito de compras virtual, según esta misma fuente. Según CookieYes, el nombre “cookie” lo acuñó Montulli y se deriva del término informático “cookie mágica”, que se refiere a un paquete de datos recibidos y enviados por un programa.

El punto de partida

Para distintas fuentes tecnológicas, la era de las “cookies” comenzó en 1994: en junio, Montulli tuvo la idea de utilizarlas en las comunicaciones web; ese mismo año escribió con John Giannandrea la especificación inicial de Netscape para las “cookies”; y en octubre se publicó la versión 0.9beta del navegador Mosaic de Netscape.

“The New York Times informó que este fue el primer caso en la historia de Internet en el que los datos de un sitio web podían almacenarse de manera confiable en la computadora de un usuario”, señala la compañía de software Zeropark.

Según Google, las “cookies” se consideran esenciales para recordar las elecciones y preferencias de un usuario (como el idioma que ha elegido); almacenar la información relacionada con la sesión (como el contenido de un carrito de la compra); habilitar funciones o realizar tareas que se soliciten; y detectar y resolver problemas con un servicio determinado.

También se utilizan para mejorar los resultados de las búsquedas en Internet; autenticar a los usuarios y prevenir el fraude; ayudar a entender cómo interactúan los visitantes con un servicio en particular. Además permiten publicar y personalizar anuncios y mejorar la experiencia del usuario proporcionándole contenidos y funciones personalizados, según Google.

Sin embargo a finales de 2023, esta firma anunció que trabaja en la desaparición de las “cookies” de terceros en su navegador Chrome para mejorar la privacidad del usuario, proteger sus datos y darle un mayor control sobre cómo se usan, por ejemplo limitando las posibilidades de que su actividad pueda ser rastreada cuando cambia de un sitio web a otro.

El final del camino

A comienzos de 2024, el año en que se cumplen tres décadas del lanzamiento de las “cookies” de terceros, Google comenzó a probar su nueva función de Protección Antirastreo, que limita el seguimiento entre sitios web, en el 1% de las personas que utilizan Chrome en todo el mundo, como paso previo a eliminarlas gradualmente para todos las personas que utilizan internet en la segunda mitad de ese mismo año.

En la practica, esto significa que cuando se navegue por la web, las “cookies” de terceros estarán restringidas de forma predeterminada, de lo cual el usuario será notificado.

Este movimiento de bloquear las “cookies” de terceros a partir de este año dejará de lado la industria publicitaria tal y como se la conoció, y obligará a la firmas y marcas a reevaluar sus estrategias de marketing y buscar alternativas más efectivas, para sobrevivir y prosperar en este nuevo escenario, según la plataforma de tecnología publicitaria EXTE.

El comienzo de la “era cookieless” (sin “cookies”) ofrece a las empresas la oportunidad de construir relaciones más sólidas con sus audiencias y ofrecer contenido personalizado gracias a los “first party data” (FPD) o datos de primera fuente, que proporcionan información precisa y relevante del usuario”, explica Álvaro Pastor, director de marketing (CMO) de EXTE.

Los FPD son datos que la empresa recopila a través de sus propias fuentes, como sus acciones previas de publicidad, actividad en redes sociales, campañas de publicidad vía email, servicio de atención al cliente y cualquier otra información recolectada al relacionarse con los clientes, ya sea mediante programas informáticos o interacción personal o a distancia.