Exitosa restauración ecológica en hábitat del sapo concho
Un esfuerzo de varias entidades trabaja en restaurar y preservar áreas del litoral del Bosque Estatal de Guánica.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 8 años.
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Diversas entidades estatales y federales así como grupos comunitarios y de la empresa privada celebraron un exitoso evento de reproducción del sapo concho en la costa del Bosque Estatal de Guánica en medio de un proyecto de restauración ecológica que permite también el disfrute de las playas de la zona.
Los proyectos de restauración ecológica, además de facilitar el acceso ordenado a las playas, protegen de la interacción humana esa área, que es uno de los lugares de reproducción del sapo concho.
Este anfibio es una especie en peligro de extinción, endémica de Puerto Rico, lo que quiere decir que solo se encuentra aquí en la Isla. Sin embargo, según el anuncio, en las pasadas semanas el sapo concho tuvo en esa área un exitoso evento de reproducción, algo que no se reportaba desde el 2014.
En este proyecto han estado involucrados, entre otros, el Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA); el Instituto de Dasonomía Tropical, el Servicio Federal de Pesca y Vida Silvestre (FWS, en inglés); la organización comanejadora del bosque, Protectores de Cuencas; la Fundación Comunitaria de Puerto Rico.
El proyecto realizó trabajos de restauración y reforestación en cuatro áreas a lo largo de la costa del área que también está reconocida como Reserva Internacional de la Biosfera. Específicamente, los trabajos fueron en Tamarindo, Aromas, Atolladora y Jabocillo.
En Tamarindo, en Guayanilla, un paseo tablado lleva a la playa y evita que las personas atraviesen por las charcas en las que crecen los renacuajos del sapo concho. Actualmente, en esas charcas se desarrollan nuevos sapitos luego de unas lluvias ocurridas el pasado 25 de abril que permitió un evento de reproducción. En esa playa también se reforestó el litoral para controlar la erosión costera, que se está agravando como consecuencia del cambio climático. Asimismo, se restauraron las dunas de arena para estabilizar la costa.
En Atolladora, en Yauco, se colocaron postes de madera que funcionan como vallas y evitan el impacto nocivo que ocasiona el paso de vehículos hasta la playa. También se creó un estacionamiento permeable que permite la filtración del agua de lluvia hacia charcas que el sapo concho usa para su reproducción, y que también sirven de oasis para aves migratorias, insectos, y reptiles, entre los que se encuentra el lagartijo del bosque seco, otra especie en peligro de extinción.
En Aromas, ubicada entre Guayanilla y Yauco, se hicieron trabajos para delimitar la zona costera y evitar que los vehículos entre hasta la playa y contribuyan al problema de erosión. Ahora los vehículos pueden ser estacionados de forma organizada.
En Jaboncillo, en Guánica, el camino que se había visto afectado por la erosión costera fue estabilizado. Además se tomaron medidas para evitar que las escorrentías de agua de lluvia procedentes de las zonas más elevadas arrastraran sedimentos hasta la playa, lo cual afecta a los arrecifes de corales y las áreas de praderas de yerbas marinas que constituyen una fuente de alimento para varias especies que se encuentran protegidas y en peligro de extinción, como el manatí.
“El sapo concho es el único sapo endémico de Puerto Rico y se encuentra en peligro de extinción debido, principalmente, a que los seres humanos hemos alterado su hábitat. Sin embargo, vemos que cuando preservamos sus espacios de reproducción y de vida, se les abre una oportunidad más para su supervivencia”, destacó durante el anuncio la secretaria del DRNA, Carmen Guerrero Pérez.