Epidemias que trajeron los españoles y mataron a millones de indígenas en la conquista de América
Más del 90% de la población originaria del continente pereció por enfermedades traídas por los españoles entre los siglos XV y XVI.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 4 años.
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Hace más de cinco siglos, cuando los españoles llegaron al Nuevo Mundo, millones de personas afrontaron la invasión de sus territorios, pero los españoles llegaron a América no solo con ansias de hallar nuevas riquezas para la corona española y para sí mismos, sino también con enfermedades que provocaron grandes epidemias.
Esos males desconocidos e invisibles terminaron con más del 90% de la población originaria. América tenía entonces, según diversas estimaciones, más de 50 millones de personas que vivían en el norte, centro y sur del continente.
Este es un breve recuento de cómo las enfermedades nuevas traídas por los colonizadores generaron epidemias que redujeron la población indígena y les ayudaron a cimentar su dominio sobre estas tierras.
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Sin defensas ante enemigos invisibles
Los historiadores de la conquista coinciden en que las nuevas enfermedades fueron importantes en el proceso de conquista. Los cálculos del número de muertes difieren, pero coinciden en que las poblaciones tardaron décadas en hacer frente a esta situación.
Los americanos no tenían defensas que pudieran resistir el contacto con estas enfermedades. La respuesta inmunitaria, el mecanismo que tiene el organismo para hacer frente a patógenos (bacterias, virus, etc.), fue superada. Al no haber tenido contacto previo, estas poblaciones fueron un blanco fácil para estos males y la medicina de entonces podía hacer muy poco contra estas nuevas enfermedades.
Investigadores como Henry Farmer Dobyns y Jared Diamond calculan una disminución de hasta el 95% de la población total de América durante los primeros 130 años tras la llegada de Cristóbal Colón. William M. Denevan en su libro The Native Population of the Americas in 1492 estima la población total en 54 millones de personas. Eso quiere decir que entre 45 y 50 millones de personas habrían muerto por las epidemias.
“Las investigaciones muestran que aproximadamente, dependiendo de las regiones, las enfermedades llegaron a producir el descenso de un 90% de la población indígena”, detalla a El Comercio Carol Pasco, catedrática de la Universidad de Ciencias Aplicadas y especializada en historia de la salud.
Las estimaciones se basan en relatos de los cronistas, relaciones oficiales, entre otras fuentes que relatan sucesos ligados a la gran mortandad ocurrida en las primeras décadas de la conquista.
Entre la guerra y las epidemias
Pese a la creencia generalizada que señala que fue la superioridad en armamento la clave para que los españoles se impusieran en América, los análisis históricos realizados en el último siglo apuntan a que en realidad fueron unos 17 distintos brotes epidémicos los que ayudaron a debilitar las fuerzas de las grandes civilizaciones que dominaban América: los incas y los aztecas.
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Los males traídos por los españoles eran en especial las virosis, que son enfermedades causadas por virus: desde la viruela hasta la gripe. Los especialistas creen que en América las infecciones más comunes antes de 1492 eran causadas por bacterias.
Dos de estas virosis tuvieron un especial poder mortal durante la conquista y luego: la viruela, introducida en Santo Domingo en 1518, y el sarampión, para las cuales se lograron vacunas recién en el siglo XX.
“Las [enfermedades] identificadas como las que causaron más muertes son la viruela y el sarampión, luego está el tifus y la influenza que son altamente contagiosas. Son diversos brotes epidémicos y a largo plazo”, explica Pasco.
Pero durante los primeros años de la conquista, no fue la viruela la principal causante de las muertes como se creía: “Puede afirmarse que la gran mortalidad de los indios y previamente de los españoles [antes de la gran epidemia por viruela] se debió a una epidemia de influenza suma o gripe del cerdo”, indica el historiador Francisco Guerra, de la Universidad de Alcalá de Henares, en España.
“Las armas no pudieron haber generado una gran cantidad de muertes”
Si las enfermedades infecciosas traídas por los españoles fueron las responsables del gran descenso de la población originaria de América, cabe preguntarse: ¿las usaron intencional y sistemáticamente para imponerse a los incas y aztecas? Los especialistas creen que no.
Para Agustín Muñoz Sanz, profesor titular de Patología Infecciosa de la Facultad de Medicina de la Universidad de Extremadura, es “materialmente imposible” que las armas de los españoles causaran más muertes que las enfermedades y, en esos años, fueron aliados perfectos “involuntarios, no intencionados” de los españoles durante las conquistas, según le dijo a la agencia SINC.
La historiadora Carol Pasco coincide en ello, pues considera que no hay evidencia suficiente para creer que hubo un uso intencional de las enfermedades por parte de los conquistadores, al menos en Sudamérica.
“Las armas de los españoles en la guerra no pudieron haber generado una gran cantidad de muertes, como sí puede producir una epidemia como la viruela. Eso hace pensar que las muertes de los indígenas fueron producidas por las enfermedades”, reflexiona Pasco.
El impacto en el imperio Inca
La viruela llegó con los españoles a los territorios aztecas. Luego de acabar prácticamente con toda la población de Santo Domingo en 1518, llegó al imperio Inca antes de que los conquistadores pisaran los Andes.
En la etapa prehispánica, según estimaciones de Frank Fenner en el libro The history of smallpox and its spread around the world de la OMS [La historia de la viruela y su difusión en todo el mundo], en Sudamérica había entre 6 y 8 millones de personas, principalmente en el Tahuantinsuyo. Otras estimaciones apuntan a que la población pudo llegar incluso a 20 millones.
Francisco Pizarro y sus hombres llegaron a un imperio que se encontraba en guerra por la sucesión del poder, entre Atahualpa y Huáscar. Se cree entonces que la epidemia de la viruela ya afectaba esos territorios. Pasco señala que hay evidencia de que la viruela llegó 8 años antes que los conquistadores.
Entonces, las nuevas enfermedades y las epidemias producidas por ellas minaron las fuerzas de resistencia.
Se cree que al menos la mitad de la población inca habría muerto producto de las epidemias que vinieron tras la llegada de los españoles. A la viruela, le sucedieron el tifus, la gripe, la difteria, paperas, la sífilis y el sarampión.
“Trataron de defenderse frente a las enfermedades -señala Pasco-. No solamente tuvieron que afrontar una guerra, sino también tuvieron que superar la situación de estar siendo obligados a entrar a un nuevo proceso cultural, y a eso hay que añadirle que aparecen epidemias que no saben cómo comprender y las atribuyen a causas divinas. Todo eso generó en la población indígena una confusión muy grande, al momento de enfrentar esos temores suceden suicidios, sacrificios masivos para calmar la ira de los dioses para de esa manera tratar de controlar las plagas”.
Los esclavos, los “culpables”
Pasaron los años y las enfermedades continuaron afectando a la población, también en el Virreinato. Fue con la llegada de los esclavos africanos al Nuevo Mundo que surgió “un nuevo culpable” de las calamidades causadas por las llamadas pestes.
Según Frank Fennet, Fray Toribio de Benavides cuenta en una crónica la historia de un esclavo africano que habría tenido viruela: “...ya entrado en esta Nueva España el capitán y gobernador Dn. Fernando Cortés con su gente, al tiempo que el capitán Pánfilo de Narváez desembarcó en esta tierra [actual México], en uno de sus navíos vino un negro herido de viruelas, la cual enfermedad nunca en esta tierra se había visto, y a esta sazón estaba toda esta Nueva España en extremo muy llena de gente, y como las viruelas se comenzasen a pegar a los indios, fue entre ellos tan grande enfermedad y pestilencia mortal en toda la tierra, en los otros la proporción fue menor...”.
Para Pasco, en ese contexto hubo “una intención de atribuir muchas veces la expansión de la enfermedad a poblaciones consideradas peligrosas. En este caso, a los esclavos africanos se les quiso atribuir la llegada de enfermedades como la lepra, además de otras como la malaria, pero ahora se sabe que existía desde la época prehispánica. La fiebre amarilla también fue una de ellas”.
Así, en tiempos en que la ciencia no estaba desarrollada para explicar cómo surgían los males infecciosos, las personas buscaron responsables y se tomaban medidas para evitar que el mal se propague entre la población.
En ese tiempo, las medidas contra estas enfermedades iban entre las cuarentenas, los aislamientos, los cordones sanitarios entre la población esclava, principalmente para evitar que se “terminara afectando la mano de obra”.
“Las enfermedades traídas por los españoles escapaban a toda posibilidad de conocimiento de los americanos”, finaliza la especialista.