La historia de Adhara Pérez Sánchez podría llegar a resumirse como “la niña genio”. Es originaria de la Ciudad de México y creció en el barrio Tláhuac. Aunque desde muy pequeña, sufría de acoso escolar, siempre se ha caracterizado por ser una buena estudiante.

A la edad de tres años le diagnosticaron autismo, después de darse cuenta de que su desarrollo verbal retrocedió notablemente. En ese entonces, sus familiares la vieron meciéndose en su silla alta y, posteriormente, comenzó a gatear con rapidez.

Tras varios años de maltratos por parte de sus compañeros y de tener profesores poco comprensivos, Adhara comenzó a aislarse, tanto así que sus padres la cambiaron de escuela en tres ocasiones.

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En un relato con la revista Marie Claire México, su madre, Nayeli Sánchez, contó que: “los profesores no fueron muy empáticos…empezó a autoexcluirse, no quería jugar con sus compañeros, se sentía extraña, diferente”.

La vida de Adhara no fue nada fácil durante sus primeros años, a pesar de que le gustaba el colegio. Hubo un momento en que no quería hacer nada y se quedaba dormida en las clases.

“Podía estar en el colegio durante un tiempo, pero luego no podía más: se dormía y no quería hacer nada. Estaba muy deprimida, la gente no era empática, se burlaban de ella”, agregó Sánchez.

Su madre notó que su hija había aprendido álgebra por cuenta propia y, además de eso, se sabía la tabla periódica de memoria, pero no le prestó mucha atención porque pensaba que lo hacía por aburrimiento.

Preocupada por ver la situación de su hija, un día la inscribió en terapias para que superara la depresión y allí le recomendaron que la matriculara en el Centro de Atención al Talento (CEDAT), una escuela para niños con altas capacidades.

Fue en este lugar donde le confirmaron que Adhara tenía un coeficiente intelectual de 162, superando a Albert Einstein y Stephen Hawking, quienes tenían un estimado de 160.

La noticia de que había una “niña genio” llegó a los oídos de Stephen Hawking y lo que ella nunca se imaginó fue que lo iba a conocer, luego de una visita a uno de sus médicos. Ella siempre sintió una profunda admiración por el físico británico y sueña con ser algún día como él.

“Era una persona muy inteligente, que se expresaba con la mente y a través de la computadora”, explicó Pérez al medio mencionado anteriormente y fue así como nació su fascinación por el físico británico.

Su película favorita es “Interestelar” y, así como sucede en ella, sueña con ser astronauta y llegar a poder pisar la luna, como lo hizo Neil Armstrong en 1969. Por eso, cada día se prepara más, para que, cuando llegue el momento, esté lista.

La mexicana terminó la primaria con tan solo cinco años y, solo un año después, completó la secundaria y la preparatoria. Actualmente cursa un máster en Ingeniería y Matemáticas en la Universidad Tecnológica de México y ha sido reconocida por la revista Forbes como una de las 100 mujeres más influyentes de México.