El Niño: del exceso lluvioso en Sudamérica a la sequía en el Sudeste Asiático
Los científicos señalan que el comportamiento meteorológico tiene diversos factores, pero coinciden en que este El Niño ha acentuado las sequías en parte del Sudeste Asiático.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 9 años.
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Don Chedi (Tailandia).- El Niño, un fenómeno meteorológico que altera el equilibrio en el océano Pacífico, amenaza con acentuar las sequías en el Sudeste Asiático, después de elevar las alertas por exceso de lluvia en partes de Sudamérica.
Los expertos alertan de que la sequía causada por El Niño en la primera de esas regiones durante la primera mitad del año pueda prolongarse varios meses más, con consecuencias desastrosas.
Tailandia cuenta con que este año su PIB se reducirá un 0.52 por ciento debido a la caída de las cosechas por la escasez de precipitaciones, mientras que Indonesia y Filipinas estiman que sus sectores agrícolas sufrirán pérdidas millonarias.
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Nom, una tailandesa octogenaria en la provincia central de Suphanburi, lamenta que ya han perdido la primera cosecha de arroz del año y peligra la segunda, si no llegan las lluvias.
"No recuerdo una sequía así en al menos 20 años", explica a Efe Nom, sentada en el porche de su vivienda, situada entre campos de arroz y cerca de un canal en el que sólo quedan algunos charcos en el distrito de Don Chedi, al norte de Bangkok.
En opinión de Nom, si consiguen sacar adelante la segunda cosecha este año su familia, que consta de cinco miembros, podrá obtener unos 50.000 bat (unos 1.400 dólares o 1.300 euros) con la venta del grano producido en las 1,44 hectáreas de campo que cultivan.
Las grietas de la tierra seca destacan en algunos campos resecos, pero incluso otros que están más verdes en realidad no han madurado lo suficiente y también se perderán.
Los agricultores tailandeses, que en muchas partes del país producen dos cosechas anuales, lamentan los bajos precios del arroz y las deudas que adquieren debido a la compra de fertilizantes y maquinaria.
Algunos acuden con bombas a los canales para sacar agua, pero las autoridades están dando prioridad a garantizar el consumo en los hogares, con la esperanza de que en agosto aumenten las precipitaciones y se alivie el problema.
"Todos los años usamos agua del canal cuando no hay lluvia, pero este año es especialmente seco, incluso el agua de los canales se está agotando", relata Suchart Nalengnit, un agricultor de 52 años.
El Gobierno tailandés cortó o limitó esta semana el suministro de agua a los hogares en algunos distritos colindantes con la capital, que de momento se encuentra a salvo.
Los científicos señalan que el comportamiento meteorológico tiene diversos factores, pero coinciden en que este El Niño ha acentuado las sequías en parte del Sudeste Asiático.
En Filipinas, los agricultores obtuvieron en el primer semestre de 2015 una de las peores cosechas en años por las altas temperaturas y pocas precipitaciones, lo que llevó a las autoridades a declarar el estado de calamidad en al menos ocho provincias.
La agencia meteorológica filipina, PAGASA, asoció estas condiciones atmosféricas al fenómeno de El Niño y predijo que perdurarán hasta principios de 2016, con un pronunciado descenso de las precipitaciones.
Mey Virak, coordinador de pandemias e inundaciones del Comité Nacional de Gestión de Desastres en Camboya, advierte de que el caudal del río Mekong y el lago Tonle Sap están por debajo de sus niveles normales.
"Algunas comunidades apenas tienen agua, la lluvia va a llegar muy tarde este año. Camboya necesita agua ahora mismo", explica a Efe Virak, aunque sin citar expresamente El Niño.
En cambio, al otro lado del océano, Perú, país donde se bautizó este fenómeno al relacionarlo con la época de Navidad, ha declarado el estado de emergencia en 14 de las 25 regiones del país por el peligro inminente de fuertes precipitaciones.
Las lluvias en Chile ya han causado miles de damnificados y destruido viviendas en diversas partes del país.
El Niño calienta las aguas en el Pacífico oriental ecuatorial, lo que aumenta las precipitaciones e inundaciones en algunos países de Sudamérica, mientras que enfría la parte occidental del océano, reduciendo las precipitaciones en parte del Sudeste Asiático.