Un reciente estudio publicado por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) reveló que el 62% de los creadores de contenido digital no verifican de manera sistemática la información antes de compartirla con sus audiencias.

Este dato pone de manifiesto los retos éticos y deontológicos que enfrenta este sector en crecimiento, especialmente en un contexto donde los “influencers” se han consolidado como una fuente importante de información para millones de personas.

El informe, titulado Behind the Screens (Tras las pantallas), se realizó en colaboración con la universidad estadounidense Bowling Green State y analizó la actividad de 500 creadores de contenido de 45 países y ocho regiones lingüísticas diferentes.

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A través de encuestas y entrevistas realizadas entre agosto y septiembre de 2024, los investigadores encontraron que los “influencers”, en su mayoría jóvenes menores de 35 años y categorizados como “nano-influencers” (con entre 1,000 y 10,000 seguidores), tienden a priorizar métricas de popularidad por encima de la precisión informativa.

El 41.6% de los encuestados afirmó que la cantidad de “me gusta” o reproducciones es un criterio para determinar la credibilidad de los mensajes que comparten, mientras que un 33.5% confía en publicaciones de otras fuentes que consideran fiables sin realizar una verificación adicional. Curiosamente, solo un 17% prioriza la documentación y pruebas como criterio de confianza.

Motivaciones y desafíos del sector

Entre las principales motivaciones de los creadores, compartir conocimiento (26%) lidera la lista, seguido por ganar dinero (23.8%) y entretener a sus audiencias (23.4%).

Sin embargo, el estudio también resalta que la mayoría de los “influencers” desconocen regulaciones clave relacionadas con la libertad de expresión y el derecho a la información, ya que un 59% admitió no estar familiarizado con los marcos normativos internacionales.

Además, el informe señala que los “influencers” enfrentan importantes retos, como el discurso de odio (del que el 32% aseguró haber sido víctima) y dilemas éticos relacionados con derechos de autor, contenido patrocinado y el sensacionalismo, utilizado a menudo para atraer más visibilidad en un entorno dominado por los algoritmos de las plataformas digitales.

Formación para un ecosistema informativo más sólido

Ante esta situación, la Unesco subraya la necesidad urgente de formar y apoyar a estos nuevos actores del ecosistema informativo. “Los creadores de contenido digitales han alcanzado una posición importante en el ecosistema de la información, pero muchos se enfrentan a la desinformación y la incitación al odio en línea y piden más formación”, destacó Audrey Azoulay, directora general de la Unesco.

Como respuesta, la Unesco, junto al Knight Center, lanzó el primer curso mundial para formar a creadores de contenido en alfabetización mediática e informativa. Este programa, que comenzó el 18 de noviembre, ya cuenta con 9,000 inscritos, según informó Tawfik Jelassi, subdirector general de la Unesco para la Comunicación y la Información.

El informe concluye que, aunque los “influencers” desempeñan un rol clave en la difusión de noticias y opiniones, es imprescindible reforzar su formación y orientación para combatir la desinformación.