Un nuevo enfoque prometedor para desarrollar una vacuna universal contra la gripe, que da inmunidad de por vida, ha sido creado por un equipo de investigadores que han validado su teoría usando el virus de la gripe de 1918.

La investigación que publicó Nature Communications indica que la vacuna generó además “una sólida respuesta inmunitaria en primates no humanos expuestos al virus H5N1 de la gripe aviar”.

La vacuna no se basó en el virus H5N1, sino que los primates fueron inoculados contra el virus de la gripe de 1918, que mató a millones de personas en todo el mundo.

El equipo encabezado por la Universidad de Ciencia y Salud de Oregón (OSHU), en Estados Unidos, indicó que seis de 11 primates inoculados contra el virus de 1918 sobrevivieron al H5N1, mientras que, en el grupo de control, no vacunado y expuesto al mismo virus, los seis murieron.

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El estudio plantea la posibilidad de desarrollar una vacuna protectora contra el H5N1 en las personas y que en “cinco o 10 años será realista una vacuna única contra la gripe”, señaló Jonah Sacha, de la OSHU y líder de la investigación.

El nuevo enfoque aprovecha una plataforma de vacunas desarrollada anteriormente por científicos de la OHSU para combatir la tuberculosis y el VIH; de hecho, ya se está utilizando en un ensayo clínico contra el virus que causa el sida.

El método consiste en insertar pequeños fragmentos de patógenos diana en el citomegalovirus (CMV), un virus de herpes común que infecta a la mayoría de las personas a lo largo de su vida y suele producir síntomas leves o ninguno.

El virus actúa como un vector diseñado específicamente para inducir una respuesta inmunitaria de las células T del propio organismo.

Este planteamiento difiere de las vacunas comunes, diseñadas para inducir una respuesta de anticuerpos dirigida a la evolución más reciente del virus, que se distingue por la disposición de las proteínas que recubren la superficie exterior.

La gripe no se trata de un solo virus, sino que evoluciona debido a que la proteína “spike” de su cubierta lo hace, por eso las vacunas varían cada año.

Un tipo de células T de los pulmones, conocidas como células T efectoras de memoria, se dirigen a las proteínas estructurales internas del virus, en lugar de a su envoltura externa en continua mutación.

La estructura interna no cambia mucho con el tiempo, lo que supone un objetivo fijo para que las células T busquen y destruyan cualquier célula infectada por un virus de la gripe antiguo o recién evolucionado.

Para probar su teoría de las células T, los investigadores diseñaron una vacuna basada en el CMV utilizando el virus de la gripe de 1918 como plantilla.

El equipo expuso a los primates vacunados a aerosoles de partículas pequeñas que contenían el virus de la gripe aviar H5N1, y seis de los 11 sobrevivieron.

“Funcionó porque la proteína interior del virus estaba muy bien conservada tanto, que incluso después de casi cien años de evolución, no puede cambiar esas partes fundamentalmente importantes de sí mismo”, explicó Sacha.

La inhalación del virus de la gripe H5N1 en aerosol provoca una cascada de acontecimientos que pueden desencadenar insuficiencia respiratoria, pero la inmunidad inducida por la vacuna fue suficiente para limitar la infección y el daño pulmonar, protegiendo a los monos de esa infección tan grave.

Además, Sacha cree que la plataforma podría ser «absolutamente» útil contra otros virus mutantes, incluido el SARS-CoV-2.