Criaturas a pedir de boca
Elegir el tono de piel, de ojos o cabello de tu bebé por concebir no es algo irreal.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 8 años.
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Pero eso de llamarles “donantes” no es tan preciso porque a cada sujeto que llega a un banco de semen se le paga entre $100 y $125 por “donación” (¿o quizás deberíamos llamarle “producto”?) según una de las clínicas más importantes de Estados Unidos, California Cryobank.
Pero usted, lector, no se ilusione con generar ingresos con sus millones de espermatozoides, porque aquí en Puerto Rico no existen bancos y a la cigüeña le toca enviar por correo las muestras que llegan, principalmente, desde ese establecimiento californiano.
Ahí estaba el donante de Yarimar y María, a un “click” de distancia. Quizás sería el sujeto 13268 o el 16932, quién sabe. Sus identidades se protegen y solo algunos tienen una foto disponible de cuando eran niños, y la misma empresa ofrece comparaciones con personalidades reconocidas para que los compradores tengan una idea de cómo luce como adulto.
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A la pareja (que es real) las enamoró un pequeño jincho, blanco como ellas, salpicado con un puñadito de pecas, muy parecido a un sobrino de María. Resultó ser de madre italiana y de padre polaco. Pero ¿a quién le importa la nacionalidad cuando las pequitas esas lo hacían lucir tan guapo de niño? ¡Y además tenía un conteo de esperma extraordinario! ¡Bingo!
Cada muestra de esperma cuesta cerca de $1,200. A eso se le suman costos de envío y, finalmente, el proceso de inseminación artificial que ronda los $800. En la inseminación, se prepara el semen separando los espermatozoides móviles del resto de los componentes y se inserta en la madre luego de un tratamiento para estimular hormonalmente los ovarios y así aumentar las posibilidades.
Del “click” a la inseminación fueron apenas unas semanas, y aunque suena muy estricto el proceso ese de congelar esperma, mantener la sustancia congelada en cuarentena, hacer decenas de pruebas al donante y enviar por correo las muestras, antes del Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) en Puerto Rico sí existía la posibilidad de tener donantes anónimos.
El veterano doctor Pedro Beauchamp, del Puerto Rico Fertility Center en Bayamón, explicó que en los años 70 acudían a su clínica y entonces se llevaba a cabo una inseminación “en fresco”.
“Yo tenía seis, ocho, diez donantes frescos. Yo veía la carita del donante y del marido, conocía mis donantes, [aunque era] una cosa anónima, pero sabía que a la paciente ‘X’, este donante era el que más se le parecía y era el que debía utilizar. Citaba al donante a las 10:00 de la mañana y a la paciente a las 11:00 y se hacía la inseminación en fresco. Eso pasó a la historia con el sida”, dijo en entrevista con este medio.
Sin catálogo, sin “clicks”, sin cigüeñas que usan el correo y sin espera. Ahora, en cambio, cada muestra pasa un mínimo de seis meses congeladas y expuestas a pruebas mensuales antes de llegar a cualquier óvulo.
Según Beauchamp, cada vez es más común la llegada de madres solteras y parejas de mujeres lesbianas a su clínica en busca de una inseminación artificial.
Sin embargo, siguen siendo las parejas heterosexuales las más que solicitan el proceso, sobre todo aquellas en que el hombre tiene con un conteo de espermatozoides en cero, seguido de “maridos que se han dado tratamientos de cáncer previamente, maridos con problemas genéticos donde no le quieren pasar el gen a su hijo”, entre otros casos, explicó el doctor.
Se estima que en Estados Unidos nacen aproximadamente 50,000 bebés al año producto de una intervención como esta, pero en Puerto Rico no hay datos. El Departamento de Salud, por ejemplo, no reglamenta, ni lleva un conteo sobre nacimientos o clínicas, ni nada de nada. Las regulaciones que se siguen son las federales.
No es fácil ser donante
Convertirse en donante no es tan fácil como entrar a un banco, enseñar una identificación, encerrarte en una habitación y provocar la magia de producir el esperma. Los prospectos deben pasar tantos filtros y exámenes que, según Cryobank, solo seleccionan el 1% de los prospectos.
Debe cumplir con criterios de conteo, exámenes genéticos y pruebas de enfermedades de transmisión sexual cada tres meses y tener entre 19 y 38 años. Pero a eso se suman algunos requerimientos que les han valido algunas críticas, como medir un mínimo de 5’9”, tener estudios de educación superior o tener permiso legal para trabajar en los Estados Unidos.
Algunos hasta escriben un ensayo describiendo su personalidad.
Al momento de elegir, no parece haber tendencias claras en Puerto Rico, aunque Scott Brown, director de comunicaciones de CryoBank, explicó a Primera Hora que las parejas heterosexuales tienden a identificar donantes con características físicas similares a las del padre, las madres solteras buscan donantes con características físicas similares a las suyas, y las parejas de lesbianas parecen ser más abiertas y diversas al momento de seleccionarlo, aunque con frecuencia intentan encontrar un donante parecido a la madre que no quedará embarazada.
Yarimar y María, como muchas otras pacientes, compraron tres muestras para asegurarse de tener el mismo donante en caso de que no funcionara en el primer intento, pero funcionó. Las otras dos muestras se mantienen congeladas y pueden usarla en el futuro y hasta regalarlas.