Confirman que “Próxima b” es un planeta similar a la Tierra y está en “zona habitable”
Descubierto hace cuatro años, es el exoplaneta más cercano a nuestro Sistema Solar, pues se encuentra a “solo” 4 años luz de distancia.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 4 años.
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Un equipo internacional liderado por el Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) ha confirmado que Próxima b, descubierto hace cuatro años, es un planeta extrasolar que orbita a la estrella más cercana al Sol, Próxima Centauri. El hallazgo se ha publicado en Astronomy & Astrophysics.
Hace cuatro años un equipo liderado por el investigador Guillem Anglada-Escudé midió una perturbación en la velocidad radial de la estrella de poco más de 1 metro por segundo, cerca del límite de la precisión de los instrumentos del momento, y se trataba de un candidato a exoplaneta de masa similar a la Tierra.
Ese candidato a planeta extrasolar está situado en la zona de habitabilidad de su estrella, y la confirmación de que es un exoplaneta se ha llevado a cabo utilizando medidas de velocidad radial realizadas con el nuevo instrumento Espresso, el espectrógrafo más preciso construido hasta la fecha, explica el IAC en un comunicado.
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Con Espresso se han obtenido medidas de velocidad radial en la estrella Próxima Centauri con una precisión de 30 cm/s, cuatro veces mejores que las obtenidas con Harps, el instrumento usado para el descubrimiento.
La investigación, en la que han participado el Centro de Astrobiología (CAB, CSIC-INTA), junto a científicos de Italia, Portugal, Suiza y del Observatorio Europeo Austral (ESO), ha utilizado medidas de velocidad radial del espectrógrafo Espresso, instalado en el Very Large Telescope (VLT), de Chile.
El investigador del IAC Alejandro Suárez Mascareño lidera este estudio en el que combinando la precisión de Espresso con la cantidad de fotones que puede colectar el Very Large Telescope (VLT) se abre la puerta a descubrir la población de planetas terrestres (incluso de masa muy inferior a la Tierra) en las estrellas del vecindario solar, se afirma en un comunicado.
Espresso ha demostrado que puede llegar más allá de lo que ningún espectrógrafo había llegado antes, comenta Suárez Mascareño, primer autor de la publicación, y quien añade que se abre un nuevo escenario, pues hasta ahora se estaba limitado a descubrir planetas de varias masas terrestres o, como mucho, alrededor de una masa terrestre en estrellas frías.
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El investigador afirma que esa limitación “desaparece” con Espresso, cuya precisión ha requerido un esfuerzo de ingeniería por parte del consorcio internacional que lo ha hecho posible, involucrando instituciones como la Universidad de Ginebra (Suiza), el Instituto de Astrofísica y Ciencias del Espacio (Portugal), el Instituto Nacional de Astrofísica (INAF, Italia), el Instituto de Ciencias del Espacio (Portugal), el Centro de Astrobiología en España y el European Southern Observatory (ESO).
En el IAC, una de las instituciones codirectoras del proyecto, se han desarrollado varios de los componentes opto-mecánicos clave del espectrógrafo.
Una detección más clara
Las nuevas observaciones posibilitan una detección mucho más clara y rápida que la originalmente publicada, refinan el conocimiento de los parámetros físicos del planeta y descartan que el origen de la señal pudiese estar causado por efectos estelares o efectos sistemáticos de los instrumentos de la pasada generación.
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Confirmar Próxima b, señala Jonay González Hernández, investigador del IAC y coautor del trabajo, era una tarea importante, y agrega que se trata de uno de los planetas más interesantes conocidos en el vecindario solar.
Explica que su masa, similar a la de la Tierra, la posibilidad de que pueda albergar vida y su cercanía, lo convierten en uno de los candidatos ideales para la búsqueda de biomarcadores usando instrumentación y telescopios de próxima generación, como el espectrógrafo hires, para el futuro telescopio de 39 metros, en cuya construcción participa el IAC.
Los investigadores indican que, acompañando a Próxima b, el equipo encontró indicios de una segunda señal en los datos cuya causa no ha podido establecerse de forma definitiva.
“En caso de tratarse de la señal de un planeta, podría tener una masa inferior a un tercio de la masa de la Tierra”, explica Rafael Rebolo, director del IAC y codirector del proyecto Espresso.