Colágeno: ¿es mejor comerlo o beberlo?
Esta proteína aporta propiedades de hidratación, resistencia y flexibilidad en la piel.
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Para tener una piel más luminosa, tersa y con apariencia más joven, seguro has escuchado que tienes que usar productos con colágeno o simplemente consumirlo, por eso las abuelas recomiendan e insisten en comer sopa de patas de pollo. Pero, ¿realmente esto aporta en algo?, ¿De qué manera conviene más el consumo de esta proteína?
Antes que todo debemos saber qué es el colágeno. Es la proteína más abundante en el organismo, constituye el 75 % del peso seco de la piel, por lo que es el componente principal o esencial de los tejidos conectivos que conforman varias partes del cuerpo como tendones, ligamentos, piel, huesos y músculos.
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También tiene funciones de relleno, sujeción, elasticidad y protección de la piel, explica Nelly Tejeda, nutrióloga clínica.
Agrega: “En nuestro cuerpo, el colágeno permite la cohesión de los tejidos y órganos. Además, aporta propiedades de hidratación, resistencia y flexibilidad”.
Un dato importante es que el colágeno permite que la piel se estire, la mantiene hidratada, la protege y contribuye al retrasar su envejecimiento. Aunque se crea de forma natural en sus distintos tipos, el organismo reduce su producción con el paso de los años.
Allí surge la pregunta: ¿hasta qué edad se produce? La dermatóloga Ivana Paulino afirma que a partir de los 25 años la producción de colágeno va disminuyendo gradualmente, debido a esto salen a relucir algunos signos de envejecimiento como la flacidez, arrugas o empeoramiento de calidad de piel.
Los hombres producen más colágeno que las mujeres
Tejeda asegura que la piel del hombre produce más colágeno, sin embargo, la mujer tiende a disminuir su porcentaje de manera más tardía.
“La piel masculina es alrededor del 20% más gruesa que la femenina. Contiene más colágeno y tiene un aspecto más compacto y firme. El contenido en colágeno de la piel masculina se reduce a velocidad constante; por el contrario, la femenina se afecta en una fase tardía (después de la menopausia)”, señala la especialista.
A partir de la menopausia, la tez se adelgaza y los efectos son más pronunciados.
¿Comerlo o beberlo en polvo?
El colágeno puede ser consumido mediante los alimentos o suministrado, ya sea en polvo, líquido o en pastillas.
Las expertas señalan que según estudios, la forma más efectiva de agregar un suplemento de este tipo es por vía oral, mediante colágeno hidrolizado. Se puede encontrar en diferentes versiones, y es la forma para absorberlo mejor.
Sin embargo, Paulino destaca que existen investigaciones que buscan desmentir el beneficio en la piel al consumir colágeno, basándose en que por ser una gran molécula, al ingerirlo el cuerpo lo descompone en sus partes más pequeñas (aminoácidos), que ya no son colágeno.
“No existe una evidencia clara y sostenible de que los suplementos de colágeno funcionen o no en la piel. Donde existe mayor evidencia y se ha visto mayor eficacia al consumirlo es en el sistema osteoarticular”, recalca Paulino.
Agrega que en el caso de las cremas o los sueros, ya que el colágeno es una proteína muy grande, su uso tópico no es capaz de atravesar la epidermis, que es la capa más superficial de la piel. “Este en cremas puede crear una ligera película protectora que le aporta hidratación a nuestra piel, pero nunca va a ser capaz de generar o aumentar la cantidad de colágeno en nuestra piel”.
Ahora si prefieres comerlo, las especialistas aconsejan agregar en tu dieta diaria alimentos ricos en proteínas, vitaminas y antioxidantes, como:
Las carnes rojas y blancas (idealmente magras, como la de pollo, conejo o pavo, para evitar el exceso en el consumo de grasas saturadas que producen las carnes rojas como la ternera, el cordero y el cerdo), pescados azules como salmón y sardinas, otros también como los huevos.
Frutos secos que incluyen antioxidantes y ayudan a mejorar la generación de colágeno, como nueces, almendras, avellanas y pistachos, entre otros.
Ricos en vitamina C como el kiwi, pimientos, fresas, verduras y cítricos.
“El consumo dependerá de la facilidad que necesite cada uno según sea el caso, ya que hay personas que tienen dificultades para ingerir cápsulas, por ejemplo, pero es bueno destacar que, aunque la efectividad es similar, el colágeno en polvo se puede disolver en distintas comidas y el organismo lo absorbe más rápido por ser más concentrado”, comenta Tejeda.