Así viven los voluntarios que pasan meses acostados por la ciencia
Comen, se bañan, descansan y hacen sus necesidades estando en la cama.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 4 años.
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Viajar a otros mundos supone un reto muy grande, no solo a nivel tecnológico, sino también pone a prueba la resistencia del cuerpo humano, pues la ingravidez del espacio afecta de diversas maneras a los astronautas.
Los viajeros espaciales pierden densidad muscular y ósea, mientras que los ojos y los fluidos al cerebro cambian. Las agencias espaciales como la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio (NASA, en inglés) y la Agencia Espacial Europea (ESA, en inglés) saben que nuestros cuerpos no están diseñados para vuelos espaciales. Por ello, llevan a cabo estudios para saber cómo afrontar estos cambios en los futuros viajes a los confines del universo.
Los científicos realizan investigaciones de reposo en cama que simulan aspectos de los vuelos espaciales. Participan voluntarios que deben permanecer largos períodos de tiempo echados, con la cabeza inclinada a seis grados. En todo momento, un hombro debe tocar la cama y deben comer, ducharse, descansar e ir al baño estando en la cama.
La finalidad es encontrar formas de mantener saludables a los astronautas en órbita. Si bien las agencias espaciales tienen mucha información de astronautas que viven en la Estación Internacional Espacial, necesitan realizar estudios controlados en tierra. Además, enviar personas al espacio es costoso y difícil, afirma la ESA.
“El objetivo es probar definitivamente las medidas que reducen los efectos no deseados de vivir en ingravidez”, explica la coordinadora científica de investigación humana de la ESA, Angelique Van Ombergen.
La ESA ya ha realizado diversos estudios de reposo en cama con los centros Medes en Toulouse, Francia, y en el centro aeroespacial envihab en Colonia, Alemania. Ahora el Instituto Jožef Stefan con sede en Planica, Eslovenia, se suma a los estudios y lleva a cabo una nueva ronda de estudios de 60 días: uno en Toulouse y otro en Planica.
Para la entidad, Planica es especial, ya que esta ciudad se encuentra a gran altitud y hay menos presión atmosférica, muy similar a un hábitat lunar futuro, lo que se suma a la simulación.
El nuevo centro de pruebas permite a los investigadores ajustar las condiciones ambientales, como los niveles de oxígeno en la habitación. Probar voluntarios en niveles bajos de oxígeno, o hipoxia, es relevante para futuras misiones espaciales donde el ambiente confinado de la nave espacial y los hábitats espaciales podrían contener menos oxígeno.
Además, todos los lugares de pruebas en Francia, Alemania y Eslovenia tienen una máquina centrífuga que puede hacer girar a los voluntarios para recrear la gravedad.
Estos estudios, en los que también participa la NASA, han cobrado una mayor importancia por la disposición de varios gobiernos de enviar nuevas misiones a la Luna y luego a Marte.
A cada voluntario se le paga cerca de 19 mil dólares, lo cual ha hecho que muchas personas se animen a postular.
“Recibimos muchas solicitudes de voluntariado para estos estudios, pero esto no es broma, acostarse en la cama suena divertido, pero el placer desaparece muy rápidamente, especialmente cuando se extrae sangre y se involucran biopsias musculares", afirma Jennifer Ngo-Anh, líder del equipo de vuelo espacial humano de la ESA.