Boricua encuentra el amor en Tailandia y une culturas al ritmo de la salsa
Heida Porrata-Doria comparte su cultura a través de la enseñanza y el baile, mientras construye una vida junto a su esposo brasileño, Gilcimar Pereira.

PUBLICIDAD
Heida N. Porrata-Doria Morales, una maestra boricua que ha hecho de Tailandia su hogar durante 15 años, ha tejido una vida rica en diversidad cultural, algo muy bien reflejado en su matrimonio con Gilcimar Pereira Macier, un brasileño apasionado del fútbol cuyo amor por el deporte lo llevó a este país asiático.
Gilcimar, de 44 años, fue jugador profesional de fútbol y actualmente es dueño de su propia agencia de representación de futbolistas.
Se conocieron en el 2014. Para ese tiempo Gilcimar ya se estaba retirando de jugar profesionalmente. “Nos conocimos en un Starbucks en un centro comercial de aquí. Empezamos a hablar y nunca nos separamos desde ese día. Con él me sentí como si fuese familia. Cuando uno sabe, sabe”.
Relacionadas
“Nuestras culturas son muy parecidas. Él es de un estado de Brasil que se llama Bahía y ese lugar está más al norte, es muy tropical, la comida es parecida a la de nosotros. El creció en la playa”, explicó la guayamesa.
“Cuando nos conocimos fue muy instantáneo, tenemos la misma religión y manera de pensar. Cuando uno vive tantos años fuera, llegas a salir con muchachos que son de otras religiones, pero cuando lo conocí fue bueno saber que había alguien como yo”, compartió Heida desde su perspectiva católica.
Heida y Gilcimar celebraron su boda en el 2016, por supuesto, en Guayama.

La distancia no separa el amor por Puerto Rico
Aunque la distancia entre la Isla y Tailandia es inmensa, con 11 horas de diferencia, Heida conserva sólidos lazos con sus raíces y mantiene una estrecha amistad con otros puertorriqueños que trabajan con la embajada estadounidense.
“Fueron muchos años solita representado a Puerto Rico. Recuerdo a una Miss Puerto Rico que ganó aquí, Janelee Chaparro (Miss Grand International 2013). Yo la conocí y ella venía a mi casa, y yo estaba tan feliz de tener a una puertorriqueña por acá. Luego de eso no vi más puertorriqueños. Después del covid se mudaron cinco familias puertorriqueñas. También hay muchos latinos en la embajada. Fue un cambio grande y bueno. Algunos son jóvenes ingenieros graduados de Mayagüez”, comentó.
Heida también se asegura de compartir su cultura y el idioma español con sus estudiantes en NIST International School, donde este año enseña cuarto grado. A los niños les encanta participar en las clases de baile al ritmo de la salsa, conocer las tradiciones de Puerto Rico y ver imágenes de nuestro hermoso archipiélago borincano.
Su pasión por transmitir nuestra cultura queda plasmada en las anécdotas que sus propios alumnos comparten. Uno de ellos, por ejemplo, comentó que nunca había conocido a alguien de la Isla. Otro dijo que pensaba que Puerto Rico era una ciudad y no un país. “Me gusta que no escondes que eres puertorriqueña y, además, haces que la escuela sea divertida”, expresó otro de sus alumnos.
“He estado bailando con miss Heida durante cuatro años ya y ha sido increíble. Lo que pasa con miss Heida es que ella es la vida de la fiesta, hace que todos se sientan bienvenidos. He bailado con muchas otras personas de muchos otros lugares, he trabajado con italianos, tailandeses, chinos, pero nunca con puertorriqueños. Trabajar con Puerto Rico es simplemente mágico, especialmente con miss Heida. Ella es la mejor”, compartió una de sus estudiantes, quien ahora baila salsa gracias a esta boricua en la Luna.
“Siempre me ha dado mucho orgullo ser una de las únicas maestras puertorriqueñas que estos niños internacionales van a tener. Tengo estudiantes que, gracias a estar conmigo y escucharme hablar en español, ahora hay (estudiantes) coreanos e indios que hablan español, porque desde que llegaron me decían que querían aprenderlo. Una vez uno llegó tocando ‘Despacito’ para mí en el piano”, relató.
“Para ellos soy una maestra muy diferente a las demás que han tenido, muchas son de Estados Unidos, Canadá, Inglaterra y Australia. Así que, cuando tienen a una maestra puertorriqueña, que baila y canta con ellos y les habla en español, entienden que hablan otro idioma, al igual que yo, porque somos multilingües. Eso les atrae mucho. Hay otros maestros que son monolingües y no entienden lo que significa ser una persona que está constantemente cambiando de un idioma a otro. Esa es la parte más importante que llevo fuera de Puerto Rico, la representación de ser una maestra que nunca van a olvidar”.